Considerando que ha aparecido parte de un vagón de tren con pruebas imprescindibles para juzgar a los autores, e investigar los hechos que dieron lugar a los atentados del 11-M, donde murieron 191 personas, y fueron heridas1.858.

Considerando que estas pruebas, valiosísimas, eran fáciles de localizar, incluso para el más lerdo de los policías y el mas descuidado de los instructores, pues bastaba preguntar en Renfe y seguir las indicaciones.

Considerando que este delito por destrucción y ocultación de pruebas, seguramente prescritos, solo tenía un fin: que no se hiciera justicia a 191 muertos y 1.858 heridos.

Considerando que ha aparecido ahora, una vez deterioradas, las sustancias químicas que contenían, rota la cadena de custodia, consiguiendo lo que se propusieron: que nadie supiera lo que ocurrió y por qué ocurrió en el 11-M.

Considerando que la existencia de las evidencias aparecidas, prueba de forma indubitada que fueron escondidas por orden o con la anuencia de autoridades policiales y/o judiciales, apoyadas por la inmensa mayoría de  la prensa y además:

Porque de nada sirve la ley, si no hay justicia.

Porque de poco sirve el Estado, si no juzga a quienes asesinan indiscriminadamente.

Porque al dejarnos sin justicia, nos han condenado a la venganza o a la inacción.

Porque la venganza e inacción es violencia contra el otro, o  contra sí.

Porque esta ignominia, causa vergüenza ajena en cualquier punto del mundo.

Porque esta canallada, ofende a cada español y ofende a cada hombre.

Porque jueces y jefes de policía, han despreciado la piedad que nos inspiran las vidas arrancadas por los terroristas y han antepuesto a la justicia, sus intereses partidistas y personales.

Porque, prácticamente sin excepción, los políticos españoles, han antepuesto sus infames intereses de partido, a su obligación de trabajar para investigar y aplicar justicia.

Porque  la prensa mayoritariamente se ha esforzado en frustrar cualquier intento de investigación y ha menospreciado, insultado y humillado a quienes han clamado para seguir investigando.

Porque tuvieron el poder para hacer justicia a 291 muertos y se rieron de ellos, cuando debieron, ¡¡MALDITOS!!, honrarlos.

Se debe conceder el Galardón Urdangarín de esta semana a:

Todos y cada uno de los que supieron, ocultaron, ordenaron o consintieron que se ocultaran pruebas, para que nunca se investigara en profundidad el mayor atentado de Europa. A todos y cada uno de aquellos que estamparon su firma para condecorarlos y a cada uno de los medios que ocultó dolosamente la lucha por saber la verdad.

El premio consistirá en una reseña en diariorc, con el siguiente texto inspirado en el Deuteronomio:

A los galardonados por haber impedido la justicia en los asesinatos del 11-M y a todos los que les apoyaron, jalearon o condecoraron:

Malditos seáis  en vuestra ciudad, y malditos en el campo.

Malditos seáis al entrar y al salir malditos.

Malditos en vuestras casas y malditos en vuestras calles.

Que la maldición sea la única caricia que vuestros descendientes dediquen a vuestra memoria.

Que el desprecio de quienes amaron o sintieron compasión, alguna vez a las víctimas del 11-M, os persiga hasta vuestra muerte y después de ella.

Que viváis largos años, y no hay una sola hora en la que no se haga presente en vuestra conciencia el desprecio y la infamia que inspiráis.

Que vuestros nombres vayan asociados a la ignominia y a la hez de la historia española, causando así la vergüenza de los hijos de vuestros nietos.

 

Jose Luis Escobar Arroyo

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