Venezuela

Venezuela ha llegado a una encrucijada. Tras la sentencia de ida y vuelta del Tribunal Supremo venezolano, que se atribuyó a sí mismo las competencias de la Asamblea Nacional para devolverlas horas después, el régimen chavista sobrevive mediante la represión. El pueblo venezolano se ha levantado y su rebelión comienza a tomar trazas de una determinación irresistible.

La República se enfrenta en la calle al Gobierno que la reprime y que se ayuda de sicarios armados que disparan indiscriminadamente a los ciudadanos y saquean sus propiedades con la complacencia de la Guardia Nacional Bolivariana.

En este momento existe un conflicto irresoluble que enfrenta a la Nación venezolana con su Estado. Activistas como Mónica Corrales enarbolan el grito de “Libertad o nada” ante los intentos de la Mesa de Unidad Democrática de conciliar la situación para que se convoquen las elecciones regionales que deberían haberse celebrado hace meses y que el Gobierno rehúsa realizar. La reacción popular que ha provocado este intento pactista que legitimaría el statu quo del Gobierno ha sido admirable: “Elecciones No. Libertad Sí”. Primero libertad; después, elecciones.

En esta situación de extrema gravedad en la que la represión del Gobierno ha provocado más de 30 muertos, Venezuela cuenta con una esperanza. Alberto Franceschi, perseguido por el chavismo y exiliado en Miami, ha hecho un llamamiento a la acción república, a la conquista pacífica de la Libertad Colectiva a través de un período de Libertad Constituyente. Cuenta con decenas de miles de seguidores. Su éxito convertiría a Venezuela en la primera Nación de habla española en conquistar la Libertad Colectiva y la democracia formal que separe los poderes del Estado.

La ineptitud de Maduro ha llevado al desabastecimiento de alimentos, de medicinas y hasta de petróleo en el país con mayores reservas del mundo. Y su tiranía, a la rebelión popular. La pantomima de convocar lo que llama Constituyente Comunal, cuyos miembros pretende nombrar (¡un poder constituido -el Gobierno- creando un poder constituyente!), es un acelerante de la espiral acción-represión-acción que hoy viven los venezolanos. El Estado que reprime la exigencia de Libertad de la Nación a la que pertenece es reo de crímenes contra su propio pueblo. La analista Aura Palermo ha anticipado los movimientos del chavismo de Maduro y de la que acertadamente califica de falsa oposición.

La encrucijada venezolana es la de hacer caer al Gobierno sin que lo sustituya la oposición. Eso sería perpetuar el statu quo que ha llevado a esta situación. La encrucijada es la asunción de que el problema es el régimen y no sólo su Gobierno. Cambiar de Gobierno no solucionará nada. Sólo la libertad es salvífica. Libertad o nada.

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