JAVIER TORROX.
Más del 80% de los españoles califica como muy mala o mala “la situación política general de España”, según el Barómetro de abril del CIS. Más del 93% cree que esta situación es igual o peor al escenario de hace un año. Y se nos ha acabado la esperanza, sólo uno de cada diez espera una mejoría a doce meses vista.
No existe institución vertebradora del régimen juancarlista que no reciba de los ciudadanos una calificación de muy deficiente. La monarquía, los gobiernos y parlamentos central y autonómicos, el órgano de gobierno del Poder Judicial, los partidos estatales, los sindicatos, el Tribunal Constitucional, todos ellos cuentan con el absoluto desprecio de los ciudadanos, a tenor de los resultados de la mencionada encuesta. Aún a pesar de la omnipotente y férrea máquina de propaganda del monarca y de la omnipresente clá de cortesanos y aduladores que pueblan los medios de comunicación, el monarca no recibe más que una birria de 3,6: esta es la nota que le ponen los españoles al rey.
Mientras tanto, que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor y ¡zas! Los que controlan desde hace 35 años los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial -esto es, los partidos estatales- tienen una calificación de 1,8. Ya no somos unos cuantos. No hay ciudadano que no se eche cada día las manos a la cabeza y se pregunte aterrorizado en manos de quién estamos. Y esta pregunta se hace presente desde hace años independientemente de quién está en el Gobierno y quién puebla la oposición, todos guardianes y protectores del statu quo político que nos ha traído a la catástrofe social y económica; no a la política, esa otra catástrofe ocurrida en la Transición es precisamente el origen de todo el mal: la expulsión de los ciudadanos del proceso de toma de decisiones tras ser suplantados por los partidos mediante el sistema proporcional de listas. Ese 1,8 es en realidad un cero redondo y rotundo. La clientela de los partidos también es encuestada y eleva la nota media. Los ciudadanos le dan un cero a los partidos estatales, a los vertebradores y perros guardianes del régimen juancarlista enemigo de la libertad.
Juan Carlos, su régimen está acabado. Desaloje.