ROBERTO CENTENO
Era lo que faltaba a la mendacidad, la incompetencia y la desidia: Rajoy, que una y otra vez había jurado cumplir y hacer cumplir la legalidad, añade ahora la felonía de permitir a Mas saltarse todas las líneas rojas, algo por lo que hace ya tiempo habría sido encarcelado en cualquier democracia. Ningún otro delito como el robo de sus ahorros a más de 30 millones de españoles que supone la ley Montoro es comparable al de alta traición en el que Rajoy y su gobierno (¿y el Rey?) han incurrido. Han claudicado en la defensa del imperio de la ley y de la democracia, algo por la que deberían ser destituidos y procesados. Es el más grave de todos los crímenes políticos concebibles. Por ello, antes de explicar el nuevo expolio fiscal del PP, me parece imprescindible mencionar este hecho histórico: una pandilla de cobardes y traidores han puesto a España al borde de su destrucción.
No se trata de entrar al trapo de supuestas identidades ni sensibilidades nacionales, ni de supuestos divorcios; tampoco de que Cataluña jamás ha sido independiente, y menos una nación. Se trata de algo mucho más elemental: que España, que sí es una nación, tiene una Constitución refrendada por una mayoría aplastante de españoles y unas leyes. Que tiene un Gobierno y un Monarca cuya obligación es cumplir y hacer cumplir la Constitución y la Ley sin excepción alguna, y que, si no lo hacen, y además ponen en riesgo cierto la unidad nacional, están traicionando a España y a sus obligaciones más esenciales. En consecuencia, ni pueden seguir siendo Gobierno ni Monarca de España, ni pueden dejar de responder de sus actos ante la Ley. Eso es de lo que se trata, lo demás es bullshit.
Según los artículos 544 y siguientes del Código Penal, el delito de sedición, aunque no se consume, tiene penas de cárcel de 8 a 10 años, y de 10 a 15 si fueran personas constituidas en autoridad. Según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, para que este se consume, no es necesario que haya logrado los fines propuestos, porque es un delito de tendencia y de mera actividad. “La mera provocación, conspiración o proposición para la sedición es ya un delito” (Art. 548). Rajoy y su Gobierno han permitido que este se consume, es decir, no han hecho nada para impedir la sedición de Cataluña aunque no se haya hecho efectiva.
El presidente está traicionando el deber prioritario de todo gobernante nacional, el de evitar la perpetración de un delito tan grave como el de sedición. Y aún más cobarde: a partir de mañana se propone entablar negociaciones para premiar a los sediciosos. Rajoy puede ser un crustáceo exánime (no reacciona ante nada, nos lleva al desastre), como le denomina Pedro J. en la carta que El Mundo, hoy vendido al poder, se negó a publicar, pero sobre todo es un traidor que ha permitido el incumplimiento masivo de la Ley, ha financiado el separatismo y puesto una alfombra roja a los enemigos de España: ¿artículo 155…… a qué libro de salmos pertenece eso?
El mayor robo a un pueblo de la historia de Europa
En pleno festival de corrupción, con la nueva reforma fiscal del PP, y según los cálculos de Gestha (sindicato de técnicos de Hacienda), más de 30 millones de propietarios de inmuebles van a ser expoliados por estos desalmados al eliminar los llamados coeficientes de abatimiento y de actualización. “La próxima legislatura volveré a plantear una rebaja de impuestos, porque yo creo en eso”, dijo Rajoy en el Instituto de Empresa familiar, con un cinismo y una miseria moral que superan lo imaginable. Este auténtico depredador de las clases medias y trabajadoras, que ha subido los impuestos hasta un nivel confiscatorio, dice que en lo que cree es en ¡las rebajas de impuestos! Rajoy no solo nos roba, además nos insulta.
No es de extrañar que, en la última encuesta del CIS, un 86,7% de los españoles, a pesar de los “cuatro trimestres de recuperación” que según Rajoy y su pandilla llevamos, cree que la situación económica es igual o peor que hace un año. Es decir, la inmensa mayoría de los ciudadanos, a pesar de las reiteradas mentiras del PP y de los medios a su servicio, no se ha creído la patraña de la recuperación, su única baza electoral. Y eso a pesar de que la mayor parte de la gente no es todavía consciente de la magnitud del expolio que se le viene encima, porque si lo fuera saldría a la calle a defender con uñas y dientes los ahorros de toda una vida que este Gobierno ha decidido expoliarles para mantener su modelo de Estado con dos millones de enchufados, miles de corruptos, más coches oficiales que los EEUU, y un despilfarro anual de recursos del 10% del PIB.
El ahorro total de los españoles a día de hoy asciende a unos 8 billones de euros, de los cuales 1,8 billones se encuentran en activos financieros tales como depósitos, bonos o acciones, y el resto, un poco más de 5 billones, se encuentra en viviendas y locales. Esto significa que los españoles, y en particular la clase media, han concentrado los dos tercios de su ahorro en activos inmobiliarios. Y es precisamente sobre este ahorro, que en el caso de la clase media supone el 80% del ahorro total, contra el que Montoro y Rajoy han focalizado su reforma fiscal para tratar de mantener su chiringuito de nepotismo y corrupción, que es la base de su poder y de corrupción, que ante la más que previsible debacle se está incrementando exponencialmente.
El mecanismo de expolio es algo impensable en una democracia: la eliminación por decreto de los coeficientes de abatimiento y actualización de los bienes inmuebles. Para estos dos saqueadores, un inmueble comprado por 100 hace 20 años o más y vendido hoy por 300, ha tenido una plusvalía de 200, y en consecuencia debe ser gravado según los tipos del IRPF para las ganancias patrimoniales, y que Montoro, con su magnanimidad, va a bajar del 27 al 24%. Sin embargo, esto es falso: los euros (o su equivalente) de hoy no valen lo mismo que los de hace 20 o más años, por lo que la mayor parte de la plusvalía es inexistente. Gravarla no es siquiera una figura impositiva confiscatoria, es un robo porque no existe plusvalía. Antes se pagaba cero o casi cero y ahora el 24%, un expolio a mano armada a unos ciudadanos indefensos.
Como el tema era tan escandaloso, el PP presentó en el Senado una serie de enmiendas, no porque le importe un pimiento el expoliar a los ciudadanos, que es lo que han venido haciendo desde el principio, sino por el evidente impacto electoral negativo. Estas enmiendas son otra trampa que solo retrasa en el tiempo el latrocinio. Así, han decidido mantener la situación para aquellas viviendas adquiridas antes de 1995 con valores inferiores a 400.000 euros. La trampa consiste en que todas las ventas de estos activos que realice una persona se van acumulando, de tal forma que, si vende una vivienda por 400.000 euros y luego un local por 300.000, los 300.000 ya no mantienen el coeficiente de abatimiento. Es decir, es una especie de bono que antes o después lo acaba perdiendo.
El Guantánamo fiscal del PP
Lo realizado por Rajoy y su pandilla desde que tomó el poder solo puede ser calificado de Guantánamo fiscal: ni en España ni en ningún otro país desarrollado se ha producido una escalada tan brutal de impuestos y tasas. Han subido o creado más de 80 impuestos estatales, autonómicos y locales. La presión fiscal sobre la familia media española es hoy la más alta de toda la OCDE. Y, además, han permitido que la oligarquía monopolista suba los inputs económicos esenciales como la electricidad, el gas, los productos petrolíferos, las telecomunicaciones o los servicios bancarios a los niveles más elevados de Europa. En algunos casos, como la electricidad o el gas, hasta el doble.
Esto no solo era lo contrario a todo lo prometido durante la campaña, es que impide completamente nuestra recuperación. Montoro me aseguró un mes antes de que ganaran las elecciones que bajarían los impuestos y que dejarían quebrar e intervendrían a todas las comunidades autónomas que no pudieran asumir su deuda y su gasto. Caso flagrante el de Cataluña, que en febrero de 2012 estaba quebrada y a la que Rajoy, como colaborador necesario en la secesión, salvaría mediante la entrega de 34.000 millones. Y ahora, de nuevo, ante unas elecciones, realizan una reforma fiscal para “bajar los impuestos”, pero como el gasto corriente 2014 no desciende sino que sube, y el endeudamiento ya ha superado el de 2013, no tienen más remedio que hacer lo contrario. La fiscalidad sobre plusvalías inexistentes es lo más importante con diferencia, pero no acaba aquí el expolio de la nueva la reforma fiscal del PP.
Después viene la fiscalidad sobre los autónomos, para tres millones de personas de clase media y baja, que se parten el pecho cada día para sobrevivir y sacar adelante a los suyos. Aquí la mendacidad y la perfidia de Montoro parecen no tener límite. A este colectivo sin horario, sin vacaciones, sin nada más que su propio esfuerzo, Rajoy les subió la fiscalidad brutalmente y de golpe del 15 al 21%, porque “no había otro remedio”. De un presupuesto de gasto de más de 400.000 millones no había ningún sitio, ni uno solo, de donde recortar 6.000 millones. Luego lo encontraría, porque las cuentas no salían y el gasto corriente subía como la espuma. Recortaría las prestaciones sociales, becas comedor, pensiones (aunque nada comparado con lo que las va a reducir), el subsidio de desempleo, etc. Pero no recortaría ni un solo euro del despilfarro masivo. “Eso no se toca”, dijo.
Pues bien, ahora llega Montoro y explica que va a reducir dos puntos el IRPF, del 21 al 19%. Pero elimina, a la vez, la deducción existente si se mantiene o si se incrementa el empleo, una deducción fiscal que es del 20% de los rendimientos netos. O sea, un autónomo que tuviera unos beneficios netos de 50.000 euros antes de que estos saqueadores del PP llegaran al poder pagaba de IRPF 15x(50.000-10.000)=6.000 euros. Después pasaría a 21x(50.000-10.000)=8.400 euros. Ahora, después de la “generosa” reforma fiscal del PP, paga 19×50.000=9.500. Una subida de la presión fiscal sobre los autónomos del 58,3% respecto a 2011, o del 13% en lugar de una bajada del 2% ahora.
Luego vienen las indemnizaciones por despidos, que hasta ahora estaban libres de tributación. Con la reforma fiscal del PP tributan, siempre que estas superen los 2.000 euros por año trabajado, o sea, todas las de la clase media. Es algo canallesco: no solo cientos de miles de españoles son despedidos, particularmente gente que tenía trabajos fijos y se queda sin esperanza alguna de encontrar trabajo, es que ahora llega Montoro y les roba una parte significativa de su indemnización, que a veces es lo único que tienen para sobrevivir. No hay palabras para calificar este expolio.
Finalmente, Rajoy y Montoro, después de eliminar la desgravación para la compra de vivienda y subir el IVA del 4 al 10%, han decidido penalizar también el alquiler reduciendo la desgravación hasta en un 50% para los caseros y eliminándola para los inquilinos. Un torpedo en la línea de flotación de la inversión inmobiliaria, justo lo que necesita la recuperación. Y por completar el cuadro de la fiscalidad sobre vivienda, mientras los pisos han bajado de media un 40% desde 2007, el Impuesto de Bienes Inmuebles ha subido entre un 70 y un 100%. Y la pregunta es: ¿van a volver ustedes a votarles? Si lo hacen, merecen que les arruinen su vida y la de sus hijos, que es exactamente en lo que están. Ya no cabe ninguna reforma, solo la ruptura. El PP y el PSOE deben ser destruidos o España irá a la ruina y desaparecerá.