ALONSO MARTÍNEZ
Los últimos acontecimientos en Francia (Los asentamientos gitanos, la victoria del Frente Nacional y la expulsión de la adolescente gitana de 15 años de origen kosovar) han convulsionado la opinión pública francesa. Los inmigrantes y extranjeros son el tema sobre el que versan todos estos problemas. Allá donde existe una tasa elevada de desempleo, inseguridad o inmigrantes, el Frente Nacional (FN) encuentra un hueco para acceder a puestos electos municipales, ahora, regionales mañana, y en el futuro nacional.
Tras las elecciones parciales para la elección de un consejero general en el cantón de Brignoles, situado en el sur de Francia, los políticos han comenzado a preocuparse por el ascenso del FN. Se preguntan por los motivos del mismo, y de las encuestas favorables tanto para dicho partido como para su líder Marine Le Pen, actualmente la opositora al gobierno mejor considerada con un 46%, frente a los dirigentes del UMP (18%) o Partido Comunista (13%). Es por ello, que en un partido como el UMP (derecha tradicional) en el que se disputan su control hasta ya tres dirigentes, desde sus filas están reclamando la vuelta de Sarkozy para tomar las riendas.
En relación al Frente Nacional, para el partido socialista es de extrema derecha; para el UMP, sería un partido de extrema, no de derecha; para el Partido Comunista, el FN es un partido de derecha al mismo nivel que el UMP. La presidenta del FN niega expresamente que ellos sean de extrema derecha, tan solo son patriotas, ni de derecha ni de izquierda, por lo que está adaptando la firme posición que todos aquellos simpatizantes, afiliados, electos que exterioricen públicamente dicho extremismo, u otros indicios de racismo sean suspendidos o abandonen el partido. Prueba de ello son las elecciones de Brignoles en las que hubo una candidatura oficial del FN de un candidato nuevo y un otro, antiguo miembro del FN, más tradicionalista bajo otras siglas. Se trata de un nuevo giro en la política de un partido que quiere convertirse en una alternativa seria a los partidos tradicionales como el PS y el UMP, y que para ello, debe ampliar su electorado, si es preciso perdiendo una parte de su apoyo más extremista. Al día de hoy tiene falta de candidatos pues aquí el FN, aunque cambie de traje, está asociado a la extrema derecha, por lo que buscan caras nuevas, candidatos jóvenes y, a ser posible, mujeres para dulcificar aun más el mensaje que quieren transmitir. Sin embargo, en su programa electoral siguen siendo muy estrictos en relación con la entrada y establecimiento de extranjeros en su territorio, la nacionalidad, respecto al euro y Europa, defendiendo el sistema de elección proporcional frente al actual mayoritario, así como la reinstauración del servicio militar obligatorio, dato este último que desconocen la mayoría de franceses.
Tras esta ascensión electoral de Marine Le Pen, y a 6 meses de las elecciones municipales, se puede entender, quizá, algunas medidas del actual gobierno, como las últimas actuaciones y declaraciones respecto a los gitanos rumanos o búlgaros, por parte del ministro de interior M. Valls, el mejor valorado por la autoridad que demuestra en sus actuaciones, que son apoyadas por el 77 % de la población.
El asunto de Leonarda, la adolescente de 15 años expulsada de Francia con su familia a Kosovo, ha convulsionado la opinión pública francesa (un 54% le ha chocado frente a un 46% que no) que ha criticado la forma al recogerla la policía a la salida de una excursión del colegio, y no tanto el hecho de la expulsión, pues el 74% de los franceses (89% de simpatizantes de derecha y un 57% de los de izquierda) apoyan esta medida. De hecho el 65% de los franceses están en contra de que vuelva Leonarda y su familia a territorio francés. Esto no ha sido obstáculo para que se hayan producido manifestaciones de estudiantes de 15 años en las calles de Paris, aunque hayan sido simbólicas por el número de participantes.
El Presidente Hollande, como medida excepcional, frente a los valores republicanos que preconizan y la legalidad que defienden por encima de todo, y para dar respuesta a esta contestación de la opinión pública, e incluso dentro de su partido, ha decidido permitir la vuelta de la joven pero sin su familia, lo que ha provocado nuevamente las críticas al separar a la niña de sus padres y hermanos. Lo que el gobierno no desea es que si la familia retorna en su totalidad, pueda ser entendida como una llamada para que otras familias en circunstancias similares escolaricen a sus hijos y, como en el caso de Leonarda, puedan intentar defender su permanencia ilegal escolarizando a los niños, como prueba de su integración en territorio galo.