PEDRO M. GONZÁLEZ
“Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra”. El tiempo vuela, como las naves, como las nubes, como las sombras. El verso de Virgilio se encuentra a menudo inscrito en los relojes de sol o de péndulo de nuestras plazas. Y también ínsito en la mente burócrata de los rectores de los designados en la Justicia de poderes inseparados de esta monarquía de partidos de estado y en el estado. Si para el común de la ciudadanía la Justicia que no se despacha a tiempo ya no es Justicia, para la élite del privilegio su decurso se convierte en un factor vital de contemporización de los intereses de casta más atendidos de protección, elevados a la categoría de Razón de Estado.
Mientras desde la Junta de Andalucía y el Tribunal Superior de Justicia en esa Sede apremian para que corra más deprisa y que la Juez Alaya precipite la finalización de su instrucción sin ahorrar en presiones para ello, en otras ocasiones las conveniencias políticas marcan su ralentización.
Aún están recientes en la memoria las declaraciones del que fuera Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, D. Carlos Dívar, señalando la inconveniencia del dictado de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el estatuto catalán coincidentemente con la convocatoria electoral en dicha Comunidad Autónoma por las “distorsiones” que ello conllevaría a dicho proceso de elección política. También la contemporización de la marcha de los procesos de ilegalización de partidos según la conveniencia y voluntad de lo que tan nefastamente se da en llamar políticas antiterroristas.
Por no hablar de la elección de los representantes políticos en la propia Justicia, dependiente de los tiempos negociales en órganos con el CGPJ y el TC. Es más, la común acción coordinada de la fiscalía con quien designa el nombramiento de su cúpula jerárquica destapando las miserias del partido aspirante en periodo electoral, es equivalente al freno temporal en tal época novatoria con los asuntos que afectan al partido gobernante en ese momento. La relatividad del tiempo judicial afecta a la memoria y percepción de quien es minutero del reloj de la inseparación.