> V. I. Uliánov (Lenin) (15/Julio/1903): “En el proyecto de programa del Partido reivindicamos la república gobernada conforme a una Constitución democrática que asegure, entre otras cosas, «el reconocimiento del derecho de autodeterminación para todas las naciones que integran el Estado».”[^1a]
> Programa del Partido Obrero Social-demócrata Ruso (Agosto/1903): “La Constitución garantizará…] -Punto 9- El derecho a la autodeterminación de todas las naciones incluidas en los límites del Estado.”[^2]
> V. I. Uliánov (Lenin) (Febrero-Mayo/1914): “Por autodeterminación de las nacionesse entiende su separación estatal de las colectividades de otra nación, se entiende la formación de un Estado nacional independiente.”[^1b]
> Adolf Hitler (1920). Punto 7.- del Programa del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán: “Exigimos que el Estado contemple, como su primer y principal deber, promover el progreso de la industria y velar por la subsistencia de los ciudadanos del Estado.” [^3a]
> José Ortega y Gasset (Marzo-Abril/1933): “Las dos cosas más falsas de nuestro tiempo, las que más pertenecen al pasado, son el comunismo y el fascismo, aunque una ilusión óptica muy comprensible las presente como las «más» nuevas. Comunismo y fascismo son la extrema y frenética personificación de «la gente», son «la gente», el hombre-masa actuando como tal.”[^4a]
> Pablo Iglesias (12/Octubre/2016): “Los patriotas de verdad se ocupan de su gente […] Lo hemos dicho muchas veces: para nosotros la patria es la gente […] Hay que pensar una patria más moderna que se parezca un poquito más a la gente.”[^5]
> Rodríguez Ibarra (28/Mayo/2018): “El único instrumento que tiene la izquierda para hacer una política de igualdad es el Estado y el independentismo lo quiere romper”.[^6]
Karl Marx encabezó su escrito “El 18 brumario de Luis Bonaparte” (1852) con estas frases: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa.”[^7] Si nos atenemos a los perniciosos, falsificadores, envenenadores efectos políticos, a escala mundial, que la «psico-ideología» marxista y sus «nacional-derivaciones» han producido; y si referimos el final de la frase agregada por Marx a los «personajes» o actores de la trágica farsa política escenificada en el pasado y el presente de la «€uropa» y la «€urospaña» partidocráticas, bien podríamos parafrasear así ese final: «decenas de veces como trágicos farsantes y otras tantas veces como farsantes en cada tragedia».
La «psico-ideología» entretejida en los escritos de Marx estaba ya, en sí misma, trenzada con centenares de inconsistencias y «auto-contradicciones»; plagada de presupuestos falsificadores. Empezando por sus palabras mágicas: «clase» e «interés»; pues éste último es un poliédrico semidiós inmortal tan oscura como cárnica y visceralmente, férrea, ósea e inseparablemente atado a la superficie y al fondo abisal de cada Psique individual. Pero el mundano e hiperrealista, el mago Marx, lo quería matar. Lo expresó muy bien su discípulo, el «divino» guerrillero Ernesto «Ché» Guevara (1963): “Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el interés, el factor «interés individual» y el provecho, de las motivaciones psicológicas.”[^8a]
Tras su bajada desde el cielo craneal de Karl Marx y su propagación por el mundo político de carne y hueso, la sobrehumana dogmática mágica de «santo-Marx» sufre multitud de bifurcaciones e interpolaciones heréticas a medida que sus andariegos prosélitos pretenden avanzar regresando al cielo terrenal. Los obstáculos más importantes, además del tiempo y el modo «nacional-universal» de resolver la «cuestión social» y la cuestión «dinerario-comercial», se llaman: «cuestión estatal»; «cuestión nacional»; «cuestión étnica o racial»; «cuestión cultural» y «cuestión religiosa». Todas ellas tienen que ver con otra gran piedra en el camino: la «cuestión judía». Sobre las dos últimas se despachó a gusto el propio Karl Marx en sus dos primeros escritos netamente «psico-ideológicos» y «auto-propagandísticos»: los «Anales franco-alemanes» (1844). Entresacamos sendos textos de cada uno:
> “En Alemania la crítica de la religión se halla fundamentalmente terminada. Ahora bien, la crítica de la religión es el presupuesto de toda crítica. La religión […] es el opio del pueblo.”[^9]
> Nosotros reconocemos, pues, en el judaísmo un elemento antisocial presente de carácter universal, […] La emancipación de los judíos es, en última instancia, la emancipación de la humanidad respecto del judaísmo.”[^10]
La furibunda «religio-fobia» secular actúa, en Marx, como puerta de entrada al mundanal primitivismo de «lo psico-religionario» ancestral-animal, que llevó hasta el salvaje «Estado total» (al que tiende, de regreso, el actual). Pero esto, como su omnisciencia no lo sabía, le daba igual.
La «cuestión estatal» [o, con palabras de Trotski (1932), el “problema del Estado” [^11], fue apresurada y frenéticamente resuelta por Lenin en los meses previos al golpe de Estado de Octubre/1917 en Petrogrado (Rusia). Especialmente en “El Estado y la revolución” (agosto-septiembre/1917), obra en que el «Sumo Social-cerdote» del marxismo prefigura a las claras el Estado totalitario. Escribió Lenin: “Registro y control: he aquí lo principal, lo que hace falta para poner en marcha y que funcione bien la primera fase de la sociedad comunista. Aquí, todos [enfatiza Lenin] los ciudadanos se convierten en empleados a sueldo del Estado […] Todos los ciudadanos pasan a ser empleados y obreros de un solo «consorcio» de todo el pueblo, del Estado”(12).
Y escribió Lenin una frase que hoy parece lanzada para ser escuchada por el estadólatra «Social-cerdote» extremeño Rodríguez Ibarra un siglo después: “la primera fase del comunismo no puede proporcionar todavía justicia e igualdad”[^12]. No se preocupe, señor Ibarra, quizá con Pablo Igl€sias y «su gente», desde su «dacha-chalet», alcancemos la «igualdá», aunque a él, en el fondo o en la superficie (de su piscina), puede que ya le dé igual (como a Marx).
Por su parte, la solución de la «cuestión nacional», de la que también se ocupó Lenin, fue en Rusia inicialmente encomendada al georgiano Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, cuyo apodo, Stalin, le debería sonar al señor Sánch€z, pues coincide con él en muchos de sus diagnósticos y supuestos modos de resolverla.
Antes de ser integrado (27 de Octubre de 1917) en el primer «Soviet de Comisarios del Pueblo» («Sovnarkom») como «Comisario del Pueblo para las Nacionalidades», había escrito Stalin un texto publicado (revista «Prosveschenie» -«La Ilustración»-) por primera vez en marzo de 1913 bajo el título: “La cuestión nacional y la socialdemocracia.” En él escribió algo que seguramente comparte hoy «san-P€dro-Sánch€z»: “las concepciones de la socialdemocracia en Rusia en cuanto a la cuestión nacional no están claras aún para todos los socialdemócratas”(13).
Y, ciertamente, no parece estar todavía nada clara la «cuestión nacional» para «san-Sánch€z», pues hace pocas fechas se preguntaba y se respondía (26/09/2017): “¿la nación es un concepto uniforme o puede ser un concepto complejo? Yo estoy más en lo segundo que en lo primero.”(14) Quizá le sirva a P€dro para aclararse, tanto o más que a sus correligionarios «social-nacionalistas», quienes seguro se identifican con ella, la definición que aportó Stalin en 1913: “Nación es una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida de la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada ésta en la comunidad de cultura.”[^13] . ¿Le parece bien este «concepto complejo» que define Stalin, señor Sánchez?
Lo que no aceptaría Stalin es el zapateril y estúpido anacoluto de que “España es una «nación de naciones»”[^14] , según sostenía Pedro el mismo día en que mostró las citadas dudas conceptuales. Por lo demás, otras palabras de Sánchez de ese día sí coinciden con Stalin. Afirmó «san-Sánch€z»: “la nación no se identifica únicamente con los límites de un Estado, sino que dentro de un Estado pueden compartirse distintas identidades nacionales.”[^14] . Si a esto añadimos el federalismo de Pedro (que implica la previa independencia de los Estados pendientes de federarse), resulta que Pedro Sánchez está defendiendo el Punto 9.- del Programa del Partido Obrero Social-demócrata Ruso de 1903, arriba citado.
Si bien esa última afirmación de Pedro Sánchez «El Confuso» invierte geográficamente lo escrito por Stalin (1913): “Mientras que en el Oeste las naciones se desarrollan en Estados, en el Este se forman Estados multinacionales, Estados integrados por varias nacionalidades. Tal es el caso de Austria-Hungría y de Rusia.”(13). O sea, gracias a Sánchez, resulta que, por fin, España es rusa o ruso-siberiana. ¡Maravillosos milagros los de este novísimo «social-nacionalismo» pseudo-stalinista!
Es cierto que tanto Lenin como Stalin defendían el «inter-nacionalismo»; “incumbía a la socialdemocracia una alta misión: hacer frente al nacionalismo”[^13] , nacionalismo en el que “la burguesía es el principal personaje en acción”[^13] ., escribía Stalin (1913). Pero no es menos cierto que, en la «cuestión nacional», los prejuicios «psico-ideológicos» y las tácticas de desgaste y desestabilización, así como la pervertida adulación a «las masas», condujeron a los gerifaltes marxistas a defender movimientos «pro-nacionalistas» en función de los «intereses táctico-estratégicos» del momento. Así, en la «cuestión nacional», como en la «cuestión del Estado» y en tantos otros asuntos, afloraban sin cesar las tendencias «poli-esquizoides» propias de una «psico-ideología» radicalmente falsificadora. Finalmente, por encima y por debajo de todo, para rematar, imperaba y reptaba el interés de Partido, es decir, el manipulador interés de sus dirigentes.
Para resolver “La cuestión nacional en Rusia”[^13] aportaba Stalin una doble salida: “el derecho de autodeterminación”[^13] para el caso de que “una u otra nacionalidad de Rusia crea necesario plantear y resolver la cuestión de su independencia.”[^13] Por su parte, para “las naciones que por una u otras causas prefieran permanecer dentro del marco de un Estado multinacional”(13), consideraba Stalin que “la única solución es la autonomía regional”(13) Es la «solución» que los Partidos adoptaron para la pequeña y vieja España en su «contra-Constitución-78». Tal «solución» ha conducido, cuarenta años después, al soberanismo «social-nacionalista». En Cataluña ya ha aparecido verborrea racista; y mareas humanas abanderadas de epifanía nacionalista traen a la memoria terribles reminiscencias de tiempos pasados.
En el segundo párrafo de “El 18 brumario de Luis Bonaparte” (1852) escribía Marx que “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado.”(7) Afirmar que una entidad llamada «los hombres» se encarga de «hacer su propia historia» es una superstición repugnante y falsa. Menos aún se transmiten las indescriptibles «circunstancias». Sí se transmiten, ciertamente, estatalmente, las «Instituciones de Poder»; empezando en España por la «contra-Constitución-78» que, por partidócratas redactada, enseñoreó a los Partidos, creyéndose sus dirigentes ser dueños de España.
Más finamente metafórico y certero se mostró, en 1932, León Trotski: “Las grandes corrientes históricas son más fuertes que las agallas humanas. La marea sube y la bajamar barre a generaciones políticas enteras. Las ideas, por otro lado, pueden vivir incluso tras la muerte física y espiritual de quienes las portaban.”[^11]
No precisamente las etéreas «ideas», señor Trotski, sino las religionarias «psico-ideologías» como burdas, apremiantes justificaciones del Poder, éstas sí son supersticiones supérstites (supervivientes) de un «metempsicótico» pasado muerto que anidan en millones de Psiques a ellas sometidas en el presente. Sobre todo al ser azuzadas desde el patrón «€stado-Partido» por los «Partido-dirigentes».
Por España se están esparciendo, campando a sus anchas, los más repulsivos «psico-arcanos» del Poder, los que convirtieron el siglo XX europeo en un estercolero de mentiras y cadáveres. Pero, ¡sonría, señor «Sánch€z»!, su «moción de censura», ¡qué digo, si está «Podemos» y su gente!, su «Moción de Poder» ha triunfado; y el «social-nacionalismo» se apresta a triunfar con usted. ¡Volvemos a la esquizoide y poliédrica Rusia «pre-soviética»! ¡Sonría usted, don «P€dro»!
«Moción de Poder». Así debió denominar Nietzsche a su «Voluntad de poder» si no hubiese querido malgastar la palabra «voluntad». Escribió Nietzsche: “En mi concepto, la voluntad de poder es la forma primitiva de pasión; y todas las otras pasiones son solamente configuraciones de aquélla.”[^15]
Comienza la historia de un regreso recurrente. «san-Sánch€z», «súper-P€dro», y un invisible semidiós de lengua bífida y más caras (más máscaras) que un «Súper-poliedro»: «Int€rés de Pod€r».
Notas:
[^1]: ULIÁNOV, Vladímir I. (Lenin). “Obras Escogidas. Tomo II (1902-1905)”. Formato pdf en marxists.com
1a: “El problema nacional en nuestro programa” [Publicado el 15/Julio/1903 en “Iskra” -“La Chispa”-].
1b: “El derecho de las naciones a la autodeterminación” [Escrito febrero-mayo/1914. Publicado abril-junnio/1914 en “Prosveschenie” –“La Ilustración”-].
[^2]: Programa del Partido Obrero Social-demócrata Ruso (II Congreso. Agosto/1903). En criticamarxista-leninista.blogspot.com
[^3]: HITLER, Adolf. “Mein Kampf “ [“Mi lucha”]. Librería El Galeón. 2002. [escrito 1924-25].
3a: “El Programa” [Munich; 24/Febrero/1920].
[^4]: ORTEGA Y GASSET, José. “En torno a Galileo” Editorial Biblioteca Nueva, S.L. 2005. [escrito 1932/33].
4a: En Apéndice III: “Sobre ensimismarse y alterarse”. Según Garagorri, publicados en “La Nación” de Buenos Aires, los días 19 y 26 de marzo y el 2 de abril de 1933 [nota de José Lasaga Medina].
[^5]: IGLESIAS, Pablo. Vídeo “Mi patria es la gente”, en YouTube. Europa Press (12/Octubre/2016).
[^6]: RODRÍGUEZ IBARRA, Juan Carlos. Declaraciones a “La Ventana” de La SER (28/05/2018). Reproducidas en lavanguardia.com (29/05/2018).
[^7]: MARX, Karl H. “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” [escrito 1852]. En “Obras Escogidas-Volumen I” (Karl Marx y Friedrich Engels). Ediciones Akal, S.A. 2016.
[^8]: PRIESTLAND, David. “Bandera roja. Historia política y cultural del comunismo”. Editorial Planeta, S.A. 2017.
8a: Declaraciones del «Ché» a Jean Daniel, 25/Julio/1963. Cita tomada de M. Löwy, 2007.
[^9]: MARX, Karl. “Introducción a la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel”. PRE-TEXTOS, 2013. [ed. org. 1844].
[^10]: MARX, Karl. “Sobre «La cuestión judía»”. En “Páginas malditas”. Libros de Anarres. 2010. [escrito en 1844].
[^11]: BRONSTEIN, Lev D. (Trotski) “Historia de la revolución rusa”. Capitán Wing Libros, S.L. 2017. [Ed. orig.: 1932].
[^12]: ULIÁNOV, Vladímir I. (Lenin). “El Estado y la Revolución”. Alianza Editorial, S.A. 2016. [escrito agosto-septiembre/1917].
[^13]: DZHUGASHVILI., Iósif V. (Stalin). “El marxismo y la cuestión nacional”. [escrito 1912-13]. Publicado por vez primera con el título “La cuestión nacional y la socialdemocracia” (revista “Prosveschenie” -La Ilustración-; marzo-mayo/1913). En “Obras Escogidas” Formato pdf en marxists.com
[^14]: SÁNCHEZ, Pedro. Vídeo en “Desayunos Informativos” de Europa Press. En europapress.es
[^15]: NIETZSCHE, Friedrich. “La voluntad de poder”. Editorial EDAF, S.L. 2011 [escrito 1884-1900].