ROBERTO CENTENO
“Tsipras quiere convertir Grecia en Corea del Norte”. Esta frase, recogida el jueves en el Wall Street Journal de un griego de más de 80 años, resumía elsentir de una buena parte de la población griega, ante el caos provocado por un jefe de gobierno demagogo, ignorante y cobarde, que para llegar al poder prometió al pueblo griego lo que no estaba en su mano conseguir, y en lugar de asumir su responsabilidad y decidir la aceptación o no de la oferta de rescate de la troika, ha hecho recaer sobre el pueblo griego una decisión trascendente cuando la inmensa mayoría no tiene ni idea de las consecuencias que tendrá sobre sus vidas el votar nai (‘sí’) o el votaroxi (‘no’), lo que ha producido una enorme brecha en la sociedad griega que puede tardar generaciones en cerrarse. “Nadie tiene el derecho de dividir Europa”, pero Tsipras sí tiene el derecho a dividir Grecia en dos mitades irreconciliables, e incluso ha ido más lejos: ha sembrado un odio de los griegos hacia Alemania que no se apagará fácilmente.
Por otro lado, la gestión económica de Syriza ha sido un desastre sin paliativos. La gente no paga los impuestos que debe y no hay control de nada; su política populista ha hecho caer la inversión a mínimos; Varoufakis se ha dedicado a recorrer el mundo en plan estrella del rock, mientras la gestión del día a día de la economía helena la ha dejado en manos de los dioses. No sé cómo será como profesor, pero como gestor es un desastre: el PIB de Grecia cayó un 0,2% en el primer trimestre; los sindicatos han recuperado el poder perdido exigiendo todo y produciendo nada; los sindicalistas del puerto del Pireo, los menos productivos del Mediterráneo y donde igual que en las monarquías los hijos heredan los puestos de los padres, son un buen ejemplo de cómo funciona el país. Y el objetivo de Syriza es seguir así, subvencionados indefinidamente por sus socios europeos.
El 90% de los griegos no tiene ni idea de en qué consiste la propuesta sobre la que deben votar y que condicionará su futuro, y menos del 1% se ha leído el documento completo, que básicamente se refiere a subir algunos impuestos –lo que ha hecho Rajoy en España a mucha mayor escala para financiar a oligarcas y corruptos sin que nadie haya rechistado– y elevar la edad de jubilación, porque en Grecia el cachondeo es tal que la gente se jubila mucho antes que en toda Europa, con lo que se pierde casi un tercio de la vida útil de la mayoría de la población activa. Un triunfo del “sí” obligaría a dimitir a Tsipras y sus secuaces, y un nuevo gobierno, bien de unidad nacional o salido de unas nuevas elecciones, podría reconducir sin duda la situación, ya que Europa tendría que ser necesariamente mucho más generosa reestructurando una deuda que es hoy del 180% del PIB.
Si triunfa el “no” Grecia tendrá que salir del euro, la fecha límite será el 20 de julio, cuando vencen 3.500 millones de euros del BCE, un dinero que Grecia no tiene, por lo que el BCE retiraría con toda probabilidad la ayuda a los bancos griegos. A partir de ese momento, como explica The Economist, se “produciría o bien el completo colapso del sistema bancario o el Gobierno tendría que garantizar los depósitos imprimiendo una nueva moneda”, lo que en la práctica supondría una pérdida del orden del 50 del valor de los activos monetarios griegos. “No al chantaje ni a la austeridad”, reza una gigantesca pancarta que el frívolo de Varufakis ha hecho desplegar en su Ministerio. Pues se van a inflar a austeridad si votan no.
Rajoy as usual, entre la insensatez y la chapuza
En el otro extremo del Mediterráneo, otro dirigente igual de irresponsable y mentiroso, a quien solo importa el poder, sube gasto y baja impuestos para comprar votos. Después de haber arruinado el futuro de varias generaciones, endeudándonos en un 52% del PIB en solo tres años y medio, la mayor cifra de toda nuestra Historia; después de haber subido la presión fiscal sobre familias y pymes al nivel más alto de toda la OCDE; después de haber precipitado la insostenibilidad del sistema de pensiones; después de haber realizado una reforma laboral que ha permitido degradar el mercado de trabajo a un nivel tercermundista, y después de haber incrementado las diferencias entre clases sociales al mayor nivel de Europa, ahora, a las puertas de unas elecciones, con unas cuentas que no cuadran, un crecimiento basado en factores transitorios, y una creación de empleo menguante, decide improvisar una compra urgente de votos endeudándonos sin control.
Fuentes cercanas a uno de los ministerios económicos refieren que el lunes pasado y durante unas horas cundió el pánico en las altas esferas económicas porque los inversores empezaron a vender masivamente deuda española, y no había un plan B. Como Mariano, que es un psicópata incapaz de sentir la menor empatía por los problemas de los españoles, ha dicho que ya ha hecho todas las reformas necesarias, nadie se ha molestado en hacer un plan para afrontar una situación de emergencia, que como la del lunes puede suceder en cualquier momento. Solo Draghi, que sí tiene un plan B, y que estaba más interesado aún que estos inútiles que nos gobiernan en que no se produjera bajo ninguna circunstancia un contagio griego, lo que habría tenidoconsecuencias letales para el euro, lanzó un programa masivo de compra de deuda española que salvó, de momento, la situación.
Tanto si gana el “sí” como si gana el “no”, los mercados de bonos y deuda van a ir a peor, los tipos de interés cero se han terminado, y en nuestro caso concreto la deuda a medio y largo plazo tendrá que colocarse a tipos como mínimo dobles de los de hace tres meses, porque en este ir a peor España ostenta el maillot amarillo, en deuda pública, en déficit tanto total como primario, en deuda exterior neta y en sostenibilidad del sistema de pensiones. Evidentemente un “no”, pondría a nuestro país contra las cuerdas y antes de que Mariano pudiera recoger los frutos de su compra de votos con el dinero de las generaciones futuras. Las bolsas de valores subirán significativamente si triunfa el “sí” y lo contrario si es el “no”, y ello a pesar de que los fundamentales de las empresas europeas son realmente buenos, tanto que Goldman Sachs pronostica una subida del 15% en doce meses.
Y así las cosas, el irresponsable de Rajoy, en lugar de sacar las conclusiones lógicas de la crisis griega y anunciar una reducción drástica del gasto político improductivo –¿a qué espera este insensato para acabar con el despilfarro de 32.000 millones de euros anuales por duplicidades entre AA.PP., a qué espera para cerrar la mitad de las empresas públicas que solo sirven para colocar a cientos de miles de parientes y amigos con sueldos muy por encima de los de los funcionarios de verdad y que prometió solemnemente que haría, a qué espera para terminar de una vez con los 350.000 empleados públicos dedicados a inventar, implementar y vigilar el cumplimiento de más de 100.000 leyes y normas autonómicas para fragmentar el mercado único y dividir España; a qué para reducir drásticamente los 20.000 “asesores” inútiles a 80.000 euros la pieza, y eso por no hablar de la Diputaciones o el Senado, cuya utilidad es exactamente cero?– como cacique gallego que es, se lanza a un programa de compra de votos en la mejor tradición del siglo XIX.
Pero es que además sus promesas son otro engaño a los ciudadanos. Cojamos las bajadas de impuestos. Para empezar, se refiere solo al IRPF, no a los demás impuestos, que seguirán igual o subiendo, por no hablar de los autonómicos y locales, que son ya un expolio masivo a los contribuyentes como el escandaloso caso del IBI. Las cifras son estas: desde el aciago día en que Rajoy se hizo cargo del poder incumpliendo todas y cada una de sus promesas electorales, y según las cifras enviadas por el Gobierno a Bruselas los impuestos, fundamentalmente sobre las familias (clases media y trabajadora), se han incrementado en 36.000 millones de euros. La bajada del IRPF supondrá 20 euros de media para una familia y en total, sumando las rebajas anteriores, en 2015 serán 69 euros/año. Rajoy pretende comprar votos a poco más de 30 euros. Es un tramposo y un chapucero que no hay por dónde cogerlo. En conjunto, pagaremos 1.300 millones menos que en 2014, que fue el año de mayor impacto recaudatorio, claro que los impuestos autonómicos y municipales subirán en más de 1.200 millones.
¡Y sube pensiones con un sistema quebrado!
La verdad es que no quedan adjetivos en la rica lengua española para calificar el comportamiento de este desastre llamado Rajoy, el presidente de Gobierno más inculto de Occidente. Hace unos días en el Parlamento, hasta uno de sus más calificados secuaces, el gobernador del BdE, siempre al servicio de lo que diga Moncloa, no tuvo más remedio que confesar lo que todos sabíamos: que el sistema público de pensiones no es sostenible y que, si los actuales y sobre todo futuros pensionistas quieren tener un retiro que les permita mantener un nivel de vida digno, no tienen más remedio que, además de seguir pagando unas cuotas enormes a la Seguridad Social, crearse sus propios planes privados de pensiones. No dijo, aunque lo sabe perfectamente, cuándo las pensiones comenzarán a caer, ni tampoco qué nivel de pensiones es el sostenible a largo plazo.
Pero ambas cifras son fáciles de calcular. El cuándo será desde el momento en que se agote el Fondo de Reserva, e incluso antes, cuando se vea que le queda un año de vida como mucho, y que los desequilibrios entre ingresos y gastos siguen creciendo en lugar de reducirse. ¿Y cuándo sucederá tal cosa? Una forma de calcularlo sería una extrapolación lineal, es decir, si en tres años y medio nos hemos gastado 43.000 millones –37.700 millones de la caja y 5.340 de las mutuas– y ahora quedan solo 39.520, eso daría para 3,2 años. Desgraciadamente, el tema no es lineal, sino que crece casi exponencialmente. La primera vez que el gobierno utilizó la “hucha de las pensiones” fue en 2012, año en que se sacaron 7.003 millones para el mantenimiento de las mismas. En 2013 serían 11.648 millones y 15.300 en 2014. Este año nos dicen que han sacado 3.750 millones para pagar la extra de julio. Nos dicen, porque las cuentas no cuadran. En los cinco primeros meses de este año la ejecución presupuestaria ha empeorado en 2.000 millones respecto a la del año anterior.
Y así las cosas, va Mariano y dice que subirá las pensiones, un disparate tal que hace poner en duda su salud mental, y algo que debería preocupar seriamente a los más de 9 millones de pensionistas y a los millones más que adquirirán esta condición en los próximos años, que van a sufrir mermas de ingresos que según todos los estudios actuales realizados pueden alcanzar un recorte medio del 40%. Pero como no tenemos ni un gobierno ni una oposición responsables, que no solo ni se plantean el cambio de un modelo de Estado económica y políticamente inviable que representa un costo de 100.000 millones anuales más respecto a un Estado descentralizado, es que ni siquiera se plantean recortar el despilfarro político, lo único que pueden hacer los pensionistas actuales y futuros es salir a calle a exigir un recorte drástico del despilfarro político que permita mantener sus pensiones, antes de que, como ocurre en Grecia, sea ya demasiado tarde.
La lección fundamental de esta crisis es clara, y Draghi, que falsificó las cuentas de Grecia para que pudiera entrar en el euro, lo sabe mejor que nadie. Sin el río de dinero prestado en forma absolutamente irresponsable y sin control alguno a los Gobiernos despilfarradores y venales de Europa del Sur, esto jamás hubiera sucedido. Es infame e inmoral obligar a pagar los pueblos la culpa del desastre, aunque ciertamente ellos los votaron y nadie los obligó. Pero Draghi sabía, la Comisión lo sabía y lo sabe y hace como que se creyó los informes falsos que envían estos Gobiernos. Ahora Rajoy dispara el déficit para comprar votos y ni la Comisión ni el BCE dicen nada. Son los verdaderos culpables. Por tanto, o empiezan a controlar a qué dedican los Gobiernos este dinero interviniendo directamente en la gestión de estas economías (loshombres de negro), o el hundimiento solo será aplazado… y ocurre que España es la siguiente en la lista.