PACO BONO SANZ
Don Cosme y Don Damián
- Bono. Ya era hora de que nos diera paso.
- Vaya tiempo malo que hemos pasado. ¿Nos habrá jubilado? Pensábamos durante nuestros paseos vespertinos por el parque de la arboleda con nuestras respectivas y santas esposas.
- Eso de santas…
- Se quejará usted.
- En fin. Aquí estamos de nuevo. ¿Cómo se encuentra hoy?
- Algo cansado.
- ¿No me diga?
- Sí. Harto de PUDRIMOS.
- ¿PUDRIMOS? Querrá usted decir PODEMOS.
- No, no; PUDRIMOS.
- A ver, a ver, hay algo que se me escapa. ¿Tiene usted la gentileza de explicármelo?
- Por supuesto. Coincidirá conmigo en que el régimen actual, la partidocracia, fundada con el consenso de la Transacción de 1978, está podrido.
- La cosa apestaba desde el principio, aunque no todo el mundo pudo verlo. Ahora bien, los casos de corrupción que la crisis ha sacado a la luz son cada vez más escandalosos. ¡La corrupción es factor de gobierno de esta oligarquía! AGT
- Huyó el Rey Juan Carlos, asustado por la derrota de Rubalcaba y la debacle del PSOE, uno de los pilares del consenso, y temeroso de la irrupción en el panorama político español de un nuevo partido dirigido por el chico de la coleta, ese tal Iglesias, Pablo, creo que se llama, pero no me haga mucho caso, pues no veo la tele.
- Sí, Pablo Iglesias es su nombre. ¡Es el nuevo Jorge Javier Vázquez! ¡Aparece a todas horas y en todos los canales! Continúe, por favor…
- ¿Se equivocó el Rey? Sin duda. Le pudo su cobardía y su deseo de salvar la corona para salvar su fortuna, aunque fuera a la desesperada.
- ¿Y qué tiene que ver el coletas con todo esto?
- ¿Qué aparece en la podredumbre?
- Los gusanos.
- ¡Pablo Iglesias es la indignación hecha gusano! Su labor no es la de traer la libertad, mucho menos, la democracia, no, ni la una ni la otra aparecen en su discurso falto de ideas. Lo único que puede acometer este señor con su ambición oportunista es la destrucción del régimen de 1978. ¡Recuerde que siempre dice nuestro amigo y maestro Don Antonio García-Trevijano que es más difícil destruir que construir!
- Para destruir no hay que tener principios ni escrúpulo ninguno, hay que ser capaz de todo.
- ¿Comprende ahora la huída del Rey Juan Carlos?
- ¿Y confía en que su hijo, ese joven desconocedor de lo político, ese rey que hace de chófer del sedicioso Artur Mas ante nuestros ojos mientras ambos se ríen, va a solucionar la papeleta de la monarquía de partidos?
- No le queda otra…
- Entre tanto chulo de Estado… El espectáculo está servido.
- La destrucción puede llegar a ser total. ¡Ojo! No le estoy diciendo con esto que haya que votar a PODEMOS, en absoluto. Nosotros seguiremos practicando la abstención activa, continuaremos nuestras conversaciones revolucionarias, pacíficas, pero implacables para despertar el fuego de la libertad en alguno de nuestros jóvenes lectores.
- Así sea.
- Así será.