PACO BONO SANZ
¿Quieres creer en PODEMOS? Pues cree, nadie te lo impide. La creencia es algo subjetivo. No te voy a atacar por ello. Pero si me lo permites, me gustaría analizar contigo cuál es la razón de la existencia de PODEMOS. Por qué PODEMOS surge hoy, y no antes, como alternativa de alternancia. Para ello debemos abrir el cascarón y diseccionar al bicho de la política española: el consenso.
¿Qué ocurrió durante la Transición? Si todavía no lo sabes, te lo cuento encantado. La Transición no fue, como afirma la propaganda oficial, el paso de una dictadura a una democracia. La Transición supuso el cumplimiento de las órdenes que había dado el General Franco, que designó a Juan Carlos como su sucesor a título de Rey, contra la voluntad de su padre, Don Juan de Borbón. El ejército se mantuvo leal a Juan Carlos, tal y como lo había permanecido al dictador. Con las Fuerzas Armadas de su lado, era imposible que en España hubiera una nueva guerra civil; el ruido de sables fue una estrategia propagandística de Santiago Carrillo, interesado en crear tensión.
Seguro de su poder, el nuevo Rey destituyó al conservador Arias Navarro y nombró Presidente del gobierno al jefe de la Falange, Adolfo Suárez, un reformista. La misión del nuevo Presidente era la de acometer la empresa de la reforma política del régimen franquista. Había que establecer una nueva oligarquía, pero antes había que acabar con todo impedimento. El único obstáculo para la reforma era la Junta Democrática de España, integrada en la Platajunta, coordinada por Don Antonio García-Trevijano, “Maverick”, según el espionaje estadounidense. El PSOE de Felipe González fue el encargado de cometer la gran fechoría de la difamación del hasta entonces director de la acción de la oposición al franquismo y al neofranquismo. Enrique Mugíca untó su pan en el plato. Trevijano fue acusado de haberse enriquecido con Guinea. Esa mentira dejó fuera de juego a la única opción de ruptura democrática.
Vencido Trevijano, no tanto por el PSOE, que fue un mero ejecutor, sino por el nuevo régimen y por quienes lo apoyaban desde el exterior, Alemania y EEUU (Kissinger fue quien derrotó a Trevijano en realidad), la reforma política del franquismo tuvo vía libre. Los nacionalistas catalanes, el PSOE y el Partido Comunista se apuntaron a la reforma con los franquistas que todavía ostentaban el poder. Se fundó el consenso, que fue blindado con una constitución redactada en secreto, y que por no separar los poderes, tiene de constitución sólo el nombre.
Como ya sabes. El gobierno de los franquistas terminó con el golpe de Estado que obligó a dimitir a Adolfo Suárez. Tras él, gobernaría Felipe González, el primer socialista en convertirse en presidente del gobierno tras cuarenta años de dictadura. Mucha gente, ignorante en lo político, confió ilusionada en un traidor. La propaganda oficial lo había mantenido limpio de polvo y paja ante la opinión pública. Sin embargo, su era de gobierno terminó por la corrupción y por el caso de los GAL. Fue entonces cuando le llegó la oportunidad a José María Aznar, que se vendió como el reformador, quien iba a independizar la justicia, a modernizar las instituciones y a convertir España en un motor económico de Europa. Al final sucedió todo lo contrario, no digamos en lo económico.
El 11M permitió el acceso al poder por parte del PSOE de Zapatero, que no lograría una mayoría absoluta. A José Luis Rodríguez Zapatero le cayó la crisis encima, y su política fue desastrosa en este sentido, así como también respecto a la unidad de España. Su derrota fue inevitable, y los españoles se echaron en brazos del varias veces fracasado Mariano Rajoy, sucesor de Aznar por la gracia del cuaderno azul. Rajoy es como Zapatero, el último coletazo de uno de los dos grandes partidos del consenso. Credibilidad, cero. Y ahí entra PODEMOS. ¿Acaso no es PODEMOS una protuberancia de Izquierda Unida? PODEMOS representa la tercera pata del consenso, la que todavía no ha gobernado el Estado. Dicen que van a barrer a la clase política, pero ellos son también clase política. Se trata de unos oportunistas que han llegado a donde están con el apoyo de un gran grupo mediático y el fétido aliento de la indignación de la gente. ¿Por qué no PODEMOS nosotros? Se preguntan. ¡Claro que PODEMOS! Se responden. Porque este régimen es tan nuestro como del PSOE y del PP. Porque nuestro padre político, Santiago Carrillo, fue clave para la fundación de esta oligarquía. PODEMOS es el último obstáculo para la ansiada libertad política. Ya no quedan más balas en la recámara de los oligarcas.