Cuando el poder político es oligárquico siempre tiende al equilibrio, intentando mantenerse a toda costa a través del consenso. Frente al principio de democrático de mayorías, las oligarquías necesitan del acuerdo entre los que Vilfredo Pareto definió como la “élite gobernante”, para fortalecer el oligopolio constituido a fin de debilitar aún mas cualquier oposición civil y control político; los casos más pragmáticos al respecto se han dado en los países iberoamericanos1. No obstante, Europa no se encuentra libre de esta forma de gobierno y de su ejercicio despótico del poder.
Cuando utilizo el término poder, no me refiero al poder del hombre sobre la naturaleza sino al concepto de poder definido por Hans Morgenthau, dominio del hombre sobre las mentes y las acciones de otros hombres.
El poder político, como forma de manifestación de esa potestas, se centra en las relaciones de dominio entre la autoridad pública (gobernantes) y el ente social (gobernados)2, caracterizándose como la influencia que un actor ejerce sobre otro. Siendo este su carácter, no es de extrañar que la Historia no sea más que el relato fáctico de las distintas formas de conquista de ese poder.
En el siglo XIII, desde el Papa Inocencio III a Bonifacio VIII, el parentesco con papas y cardenales se convirtió en un importante factor de ascenso político y social para las familias nobles italianas 3
La palabra nepotismo usada a partir de 1843, proviene del latín nepos, nepotis (sobrino). El termino expresa, en su origen, una práctica o tendencia consistente en la cooptación de cargos por parte de quien lo ostenta para otorgarlo o destinarlo a parientes o descendientes.
Aunque pueden encontrarse antecedentes de prácticas nepóticas en la tiranía de Pisistrato o en los tiempos de la República Romana mediante el gobierno de Pompeyo y su suegro Metelo Escipión4, es, sin embargo, a través de los “Cardenales Nepotes”, donde esta necesaria consanguinidad para la detentación del poder político alcanza su máximo auge. En este sentido, los ejemplos más palpables lo encontramos en el Papa Calixto III, de la familia Borja, que convirtió a dos de sus sobrinos en cardenales; uno de los cuales, Rodrigo, usó esta posición para finalmente llegar a ser pontífice (Alejandro VI). El mismo Alejandro VI promovió al joven Alejandro Farnesio, hermano de su amante Julia Farnesio, como cardenal; que llegaría a ser Papa con el nombre de Pablo III. Pablo III a su vez, también, practicó el nepotismo al promover como cardenales a sus dos sobrinos (de catorce y dieciséis años)
Siguiendo al pensador político A. García Trevijano5, en las sociedades humanas la relación de parentesco determina en gran medida el comportamiento hacia los demás. La selección por parentesco fue desarrollada por W.D. Hamilton aunque la expresión “Kin Selection” fue creada por John Maynard Smith. Posteriormente R. Dawkins introduciría el concepto del gen “greenbeard”. Como ya demostrara en los años 30, J.B.S. Haldane, la selección por parentesco da lugar a comportamientos altruistas modulados por el grado de parentesco, selección de comportamientos violentos y conflictos intragenómicos y al nepotismo en el Estado. El hecho ontológico es la dinámica del genoma con sus mutaciones e interacciones motivadas por estas. Un gen “greenbeard” es un gen que produce un fenotipo que permite al portador de este mismo fenotipo reconocerlo en otros individuos, generalmente de su misma especie, y que hace que el portador se comporte de forma distinta con los otros individuos dependiendo de si son portadores o no de este mismo gen. Es decir, la aparición de un rasgo reconocible, reconocimiento de ese rasgo en el otro y trato preferencial del semejante.
En el mundo de los hombres las relaciones a través de lenguajes simbólicos establecen fácilmente fenotipos culturales reconocibles que se asocian efectivamente con el parentesco. El Estado despierta este instinto de selección por parentesco al poseer el monopolio de la violencia y el poder para asegurar la transmisión de los genes, aunque sean de los “sobrinos”. El nepotismo es seleccionado como práctica social para asegurar la selección por parentesco.
La evolución de los afectos sociales ha provocado que del lazo de consanguineidad se haya pasado al lazo común de la ideología y el sectarismo político. La élite política y pública actual atrae y protege a aquellos que aportan ideas y percepciones de la realidad pública semejante y condescendiente, resistiéndose a incorporar medios humanos que puedan suponer una verdadero contrapeso en su autoritas.
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1 Carmen Marcuellos Servós y Andres García Indra. Conceptos para pensar el Siglo XXI. Edit. Catarata.
2 Morgenthau, Hans, Política de Poder entre las Naciones: La Lucha por el Poder y por la Paz, (Bs. As., Sudamericana, 1963), pág. 45.
3 Sandro Carocci. El Nepotismo en la Edad Media: Papas, Cardenales y familias nobles. Publicación Universidad de Valencia, 2007.
4 Nepotismo. En Wikipedia. Visto 30/05/2014. De http://es.wikipedia.org/wiki/Nepotismo
5 Artículo: “Lealtad y República Vs Nepotismo y Monarquía. Diario “La Razón”. Marzo 2000.