ROBERTO CENTENO.
La política de Rajoy es la misma que la de los curanderos medievales. Para tratar a un moribundo su único remedio era sangrarle o aplicarle sanguijuelas, lo que aceleraba su muerte. Es la terapia de Rajoy para una España moribunda: comenzó sangrándola y mantiene la sangría con cientos de miles de sanguijuelas. ¿Cómo nadie en su sano juicio puede concebir que este dislate pueda conducir a algo distinto al desastre?
Rajoy ha bloqueado deliberadamente la reforma de un modelo de Estadoinsostenible, ha decidido rescatar al sistema financiero a costa de los contribuyentes en lugar de hacerlo a costa de sus acreedores y, para ello, está dispuesto a expoliarnos y a endeudarnos para varias generaciones. El deterioro económico y social de nuestro país es brutal, están empobreciendo a millones, y la política de Rajoy solo intensifica la recesión económica.
Han destruido 820.000 empleos, aniquilado la quinta parte de la riqueza de las familias, llevado a la pobreza a uno de cada cuatro niños, a que el 60% de los ocupados tenga salarios de supervivencia (1), a que más de la mitad de los jubilados, aplastados a impuestos y a tarifas de monopolio, malviva con pensiones de caridad, mientras el ahorro huye en desbandada. Además, han elevado el déficit del Estado a un nivel insostenible (los intereses de la deuda en 2013 se comerán el 13% de la recaudación), no han cerrado una sola empresa pública, una sola televisión, una sola embajada, diputaciones o Senado, que no sirven para nada, ni prescindido de un solo coche oficial, ni de uno solo de los miles de asesores a 50.000 euros la unidad. En conjunto, ¡han subido el gasto corriente en un 9%!
Rajoy nos devuelve a los años 50, pero sin esperanza. En los años 50 (explico para los que no los vivieron y tienen una visión completamente errónea de lo que fue aquella época) teníamos menos de todo, pero teníamos algo impagable:mejorábamos día a día. Cada año vivíamos mejor que el anterior, los hijos vivían mejor que sus padres; los hijos de la familias más pobres, gracias a uno de los sistemas de enseñanza pública mejores de Europa, disponían de un excelente ascensor social hoy desaparecido. Una familia podía mantenerse con el trabajo del padre, pero hoy tienen que trabajar los dos y no llegan; estaba emergiendo una poderosa clase media, la misma que hoy esta siendo destruida.
Hoy, la situación es justo la contraria. Recorremos al revés el camino ascendente que iniciamos en los años 50. Un 80% de las familias ha perdido renta real; el total de riqueza acumulada en los últimos 20 años ha desaparecido; un 51 % de las familias, según una reciente encuesta de la SER, ha perdido nivel social, una clase media-alta que ha pasado a media a secas, y la mayoría, clase media que ha dejado de serlo. Como consecuencia de la filosofía de saqueo y prevaricación nacida en la Transición, España se ha convertido en el país de Europa con mayores diferencias entre ricos y pobres. Concretamente, la renta media del 10% más rico respecto al 10% más pobre es hoy 12 veces mayor frente a 5 veces en los años 50. Nos han convertido en un desierto industrial y vamos hacia el tercermundismo y a la saturación de deuda. “Varias generaciones pérdidas, trabajo escaso y mal pagado, y unos jubilados que solo podrán aspirar a pensiones mínimas de caridad” (2).
En 1975, el PIB de España relativo a los nueve países que entonces formaban la CEE, después de “la gran era del desarrollo económico español” (3) de los 60, era del 81,4%. Hoy, 37 años después, el PIB relativo a esos mismos países es del 76%, utilizando el PIB oficial (utilizando el PIB real, que es un 11% inferior al oficial, es del 68%, cifra igual a la de 1964). El paro real es del 26,7%, cuatro veces el del 59 (contando 711.000 emigrantes más 181.000 parados). Peor aún, además de la destrucción de empleo, la remuneración de los asalariados como parte del PIB ha caído al 46%, la más baja de Europa, y sigue descendiendo rápidamente, frente al 63% en 1959. La burocracia, el enchufismo (el tamaño del Estado es el doble que entonces) la especulación y los monopolios son los ganadores, frente al esfuerzo y el trabajo bien hecho en los años 50. Parafraseando a Juan Roig, presidente de Mercadona, lo único bueno del primer año de Rajoy es que será mejor que el segundo.
(1) Datos de la Agencia Tributaria, no el camelo del INE.
(2) España, destino tercer mundo, Deusto, Ramón Muñoz.
(3) Enrique Fuentes Quintana.