JAVIER NEIRA.
Escribo bajo la emoción enorme de ver cómo Michu triunfa en tierras británicas con un golazo y su equipo, el Swansea, levantando la copa después de meter el jorobu. Un ojo en Twitter -donde cuelgan los goles al momento- y otro en la televisión con el politólogo republicano Antonio García Trevijano -nunca bien ponderado- hablando de la demogresca, forma degradada de democracia, en el programa que codirige la periodista ovetense María Cárcaba. Y el Naranco, nevado.
La cuestión en todos los casos es España, desde la modesta perspectiva de un futbolista que aquí se menosprecia y allí valoran con delirio hasta la crisis general de nuestras instituciones. Sólo el hipotético triunfo de Grillo podría superarnos porque lo nuestro es ya una payasada trágica.
Trevijano, luminoso, dice que España es un país de calumniadores más que de cainitas, que así apartan incruentamente a los competentes. El resultado, a la vista está: en todos los órdenes mangonean y mal gobiernan tontos del bote.
A ver Italia. Monti puede quedar en el tercer lugar electoral. Gobernar sale carísimo con el enorme peso de la crisis en curso. A ver qué hace Goldman Sachs, que de ahí salió Monti; como Draghi, el superbanquero europeo; como el nuevo presidente del Banco de Inglaterra -¡cuidado, Michu!- que, por cierto, es canadiense; como el primer ministro de Grecia, y así no se cuántos más. ¿Quién es el hombre o la mujer de Goldman Sachs para España?
El militar liberal Miguel Cabrera publicó en Cádiz, en 1814, un artículo titulado «Si no hubiera esclavos no habría tiranos». Dos días después Fernando VII entró en Madrid. El argumento, eterno, es de pura actualidad.
Qué razón tiene Trevijano -«hay división social cuando no hay división de poderes»-, maldito Leviatán, ¡qué grande eres Michu! Cómo estarán las cosas que el Papa hace mutis. Y nieva.
(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente «Atmósferas», de Ligetti).