ILLY NES.
La histórica votación se registra en la crónica parlamentaria de Agustín Yanel, (El Mundo, 21-02-03): “El PP impide que se regulen los matrimonios entre homosexuales. Rechaza en el Congreso cinco propuestas presentadas por la oposición. Colectivos de gays y lesbianas piden que se castigue a los “populares” en las urnas”: “El Partido Popular se negó ayer a que el Congreso de los Diputados estudie cinco propuestas que han planteado otros tantos partidos, para permitir el matrimonio entre homosexuales. Los populares se quedaron solos, ya que el Partido Nacionalista Vasco y Convergència i Unió dieron libertad de voto a sus diputados y la mayoría de ellos votaron a favor de tramitar esas proposiciones de ley. Izquierda Unida, el Bloque Nacionalista Galego, el PSOE, la Chunta Aragonesista e Iniciativa per Catalunya-Verds habían planteado sendas proposiciones de ley para que sea modificado el Código Civil, porque consideran que los homosexuales y las lesbianas sufren una discriminación respecto a las personas heterosexuales, puesto que pueden constituir legalmente “parejas de hecho” pero no se les permite contraer matrimonio. Ninguna de las propuestas prosperó, pues sólo tuvieron 129 votos a favor frente a 160 en contra del PP. De los diputados de CiU, socios del Gobierno, sólo uno votó en contra de tramitar esas propuestas, mientras cuatro se abstuvieron y nueve votaron a favor. El rechazo por el PP a esas propuestas fue criticado por Carlos Biendicho, presidente de la Plataforma Popular Gay que está integrada por homosexuales del PP. Pidió “al millón de gays y lesbianas que votaron al PP que lo castiguen en las próximas elecciones con un voto en blanco”. La presidenta de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, Beatriz Gimeno, y su antecesor, Pedro Zerolo, también les pidieron que no voten al PP”.
Un día, después de un programa de radio al que asistí como invitado, nos fuimos todos a cenar a un restaurante en la calle Virgen de los Peligros. Estando allí entró Santiago López Valdivielso, director general de la Guardia Civil, con una pandilla de amigos, hombres y mujeres, pues él acababa de separarse*.
Me acerqué, le saludé como compañero de partido y persona que tenía atribuciones sobre los guardia civiles y le dije que quería entrevistarme con él. Me pidió el número de teléfono y unos días mas tarde recibí una llamada de su jefe de gabinete para darme una cita. Tuvimos una reunión de militante a militante, es una persona liberal con la que mantuve muy buena sintonía desde el principio. Tomamos dos o tres copas de licor de almendras o avellanas… no lo puedo precisar bien.
A él le preocupaba mucho la situación de los homosexuales dentro de la Guardia Civil. Me decía: “En un cuerpo de 70.000 hombres, tengo unos 7.000 gays y lesbianas, un 10% según la doctrina de Kinsey, y me gustaría que fueses a dar unas charlas a todos los alumnos de las Academias de la Guardia Civil. Es decir, entre los oficiales que aspiran a jefe y los suboficiales para oficiales, de los cadetes a los “polillas”, hijos del cuerpo. En fin, a todos los aspirantes, y a la primera te acompañaré yo”.
Había dos cosas que le preocupaban considerablemente: la gran tasa de depresiones e intentos de suicidio y los suicidios consumados que achacaba, según lo que decían algunos sicólogos de su confianza, a la no aceptación de su orientación sexual. Porque claro, dentro del Ejército y la Guardia Civil, que tiene un carácter militar, existe a día de hoy un machismo exacerbado.
La Guardia Civil tiene casas cuartel y pabellones precisamente por su movilidad geográfica. No se puede pedir a un guardia civil que con los sueldos que tienen estén cada 3 ó 4 años cambiando de piso. Él veía que entre esas personas que tenían una movilidad existía una necesidad prioritaria de que el o la guardia civil conviviera en pareja, ya sea heterosexual u homosexual. De modo que comenzó la reforma del reglamento de casas cuartel y pabellones de la benemérita. Lamentablemente, las charlas en las casas cuartel se vieron frustradas porque cometí la imprudencia de comentarlo con el periodista de la cadena Ser, Arturo Tejerina. Y algo tan serio como es la intimidad y el derecho a la vida en común de las personas, se convirtió en un chiste.
* El encuentro fue recogido por El País (3-10-99), según menciona Fernando Bruquetas en “Outing…”, p. 76: “Que sepamos, el único militar que ha declarado su homosexualidad es Carlos Alberto Biendicho, oficial del Arma de Ingenieros del Ejército de Tierra, tiene 45 años, es seropositivo y militante del Partido Popular. Colaborador de la revista gay Zero, en la que mensualmente coordina una página dedicada a Salud/Sida, Biendicho se cruzó un día con el director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, en un conocido bar de ambiente, según desveló la periodista Karmentxu Marín, donde el director general estaba con unos amigos. A raíz de este encuentro, Carlos Alberto Biendicho le cursó una petición oficial, como presidente de la Plataforma Popular Gay, en forma de propuesta para que los guardias civiles homosexuales puedan vivir juntos en las casas cuartel, es decir, para que sean más pareja que nunca. López Valdivielso le expresó “su máxima apertura a estudiar cualquier problema sin prevención ni rechazo”, aunque hasta ahora nada sabemos de estas anunciadas reformas o tolerancias”.
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