PACO BONO SANZ
Año de 1978, seis de diciembre; se funda la farsa, se instaura esa Constitución que nada constituye, pero que instituye la mentira, la traición, el consenso, las “autonopías”. No se trata de un juego de palabras, sino de un catarro histórico. Me refiero a esas estructuras territoriales y políticas construidas utilizando las fronteras de las viejas provincias, como si las hubiera dibujado un niño de preescolar. Lo llamaron café para todos, sin embargo, yo prefiero referirme a ellas con la expresión ¡que lo tiramos! Pin, pon, fuera, que se me sale la camisa fuera, que pin pon fuera, que pin pon fuera… Sarandonga, vamos. El Estado de partidos debía dar cabida al nacionalismo y al amiguismo, así se fundaron estas nuevas formas de feudalismo y de pensamiento único.
¿Referencias anteriores? Ninguna. La palabra mágica utilizada fue la de “autogopierno”, o “gopierno autónopo”. Ea, dame mi porción de poder y yo te organizo el rebaño; que con diecinueve “autonopías” hay para todos. ¿Fueros? ¿Qué saben los gobernados acerca de los fueros? ¿Estatutos? Creen que son la panacea, como las dieciséis válvulas de su coche. “ Yo tengo uno con inyección directa…” ¿Qué es eso? La mayoría de la gente no distingue lo que es legislar de lo que es gobernar, desconoce la diferencia entre redactar una receta y mezclar los ingredientes en la olla. Así nos fue. Así nos va. ¿Cuándo antes de la Transición hubo estatutos en España? Sólo durante la Segunda República se aprobaron el catalán y el vasco. Aparte de aquellos, jamás rigieron otros estatutos en toda la historia de España. Otra cosa son los fueros, que los ha habido y muchos. Pero el fuero se refiere a la ley y no al gobierno.
¿Qué mejoras han significado estas “autonopías” para los gobernados? Ninguna, porque son falsas estructuras de compensación nacionalista, “miniconsensos”, pequeñas bestias concebidas para el saqueo sin control, casas de blanqueo político para la colocación de los amigos y para el fomento del clientelismo. ¿Que si han degenerado en corrupción…? ¡Y lo dicen con las manos sobre la cabeza! ¡Cómo no! Si nacen con la corrupción del consenso ¡y son en sí mismas herramientas para la corrupción! Hombre digno llamando a tierra, hombre digno llamando a tierra. ¿Me escuchan? Las “autonopías” sirven para que los partidos se repartan el poder en porciones desiguales según la fuerza que les otorguen sus mancebos a través de unos comicios antidemocráticos. El estado es una tarta y los españoles somos los que la soportamos sobre nuestras cabezas infantiles. ¡Viva el fútbol! ¿Qué tiene que ver la libertad de los pueblos con las “autonopías”? ¿Libertad? ¿De qué? ¿Para qué? ¿Acaso hay libertad colectiva? ¿Consiste la libertad política en que unos padres de familia, ahijados de Papá Estado, se puedan quejar por las mañanas mientras se toman un café? Protestan sobre lo mal que van las “autonopías” y el “autogopierno”, el “régimen de bienestar que nos hemos dado”, jajaja. Raro es el tío que simplemente dice: ¡coño!, ¡cómo nos han engañado! El problema no está en España, sino en su forma de Estado y de gobierno; no hay libertad constituyente, por lo que no hay libertad colectiva, por lo que no puede constituirse la democracia representativa. La monarquía de partidos y su Estado de las “autonopías” nos está dejando en la inopia. Y este ha sido mi criterio de hoy…