Vicente Carreño
Intervención del Foro Ciudadano de Totana ante el Pleno del Ayuntamiento y ante
los ciudadanos de Totana.
Comparecemos ante ustedes, y ante el resto de ciudadanos y convecinos de Totana, para
aportar nuestro grano de arena a lo que nosotros consideramos que debe ser un debate
sereno y profundo, sobre la propuesta de modificación de la Ley Electoral que presenta
el gobierno para las próximas elecciones municipales.
Somos ciudadanos de muy diversa condición, el abanico de ideales y de motivaciones
sociales es muy diferente entre nosotros, pero sostenemos como verdadera, y como
aspiración legítima, la idea común de la necesidad de conquistar la Democracia y la
representación política para nuestro pueblo.
Partimos de una premisa constatable, y que tiene a los ciudadanos confundidos en la
creencia de que pueden elegir representantes para sus instituciones. Nosotros afirmamos
que eso no es cierto, afirmamos igualmente que la elección y designación de las
personas que han de formar las listas de partido para luego ser refrendadas,
corresponde a unas cuantas personas que tienen el poder en exclusiva. Los ciudadanos
no gozan de la libertad política necesaria para poder elegir verdaderos representantes
para sus intereses, el concejal votado en listas de partido no representa a los vecinos,
representa al partido que lo ha designado, prueba de ello es que se le atribuye la
condición de representante o portavoz de tal o cual partido de manera sistemática en los
debates y documentos oficiales.
Sin representación no hay Democracia. Sin posibilidad de revocar el mandato imperativo de los ciudadanos sobre el concejal electo no hay Democracia. Ahora, los ciudadanos observan con asombro cómo los concejales responden ante el mandato imperativo del Alcalde, en el caso de la mayoría gobernante,o bien ante el mandato imperativo de su jefe de filas en el caso de los grupos minoritarios.
Observamos igualmente que una condición indispensable para poder hablar de
Democracia en un sistema político, no está presente en el caso del Régimen político
instaurado en España a partir del año 1978, se trata de la separación de poderes. Se da
la circunstancia de que los candidatos a ser alcaldes y los candidatos a ser concejales, es
decir, los que han de gobernar y dirigir la gestión de la ciudad (Alcalde), y los que han
de controlar, fiscalizar y representar los intereses de ciudadanos, barrios y distritos
(Concejales), son votados en las mismas elecciones, cuando lo democrático sería que la
elección para alcaldes fuera independiente de la de los concejales. Cumpliéndose esta
condición sí que estaríamos ante la posibilidad de elección directa de alcaldes.
Después de 35 años desde que se celebraran las primeras votaciones para constituir los
ayuntamientos del nuevo régimen político postfranquista, nosotros afirmamos que no
gozamos de Democracia porque no podemos elegir verdaderos representantes
ciudadanos, y porque no gozamos de Separación de poderes en origen, porque para ello
deberíamos tener la oportunidad de elegir al Alcalde en elecciones separadas de las de
los concejales.
La Ley Electoral actual, el sistema proporcional corregido por la regla d´Hont, las listas
de partido y la elección conjunta de alcaldes y concejales hace imposible la Libertad Política de los ciudadanos, esto es, la posibilidad de elección y revocatorio.
Han sido necesarios 35 años, en los que la corrupción, la ausencia de representación, la
ausencia de controles democráticos, la decadencia moral, la ruina económica, y la
desesperanza han hecho mella en la clase política para que ahora al borde de unas
elecciones, de manera precipitada, sin el oportuno debate en el seno de la Sociedad
Civil, sin argumentos de legitimidad, y solo por la amenaza del miedo a perder el poder
en los ayuntamientos se nos proponga una reforma tan mentirosa y antidemocrática
como la que estamos padeciendo desde 1979.
Nos atrevemos a decir que si mala es la situación actual, peor sería la que se nos
propone. Todo seguiría igual: sistema proporcional, listas de partido, elección
simultánea de concejales y alcalde, imposibilidad de controles democráticos, poder
absolutista de los alcaldes sobre los concejales, ciudadanos sin representación,
barrios y distritos sin representación.
La Sociedad Civil sacrificada en aras del reparto de poder para los partidos políticos.
Todo por el pueblo y para el pueblo, pero sin el pueblo.
¡No es eso, no es eso!. Se trata de que los ciudadanos controlen a sus representantes, de
que dispongamos de revocabilidad para sustituir a los concejales que no cumplan lo
acordado con sus electores, de que podamos elegir al Alcalde de Totana en elecciones
separadas de las que se harían para los Concejales, en candidaturas uninominales, a
doble vuelta y por mayoría. ¡Esto sí es!, ¡a esto sí le podemos llamar elección directa
del Alcalde!. Lo que propone el Gobierno es una gran mentira.
Se trata también de que podamos elegir Concejales de Distrito, elegidos en
candidaturas uninominales, a doble vuelta, para que respondan ante los vecinos, para
que mantengan contacto con ellos, para que se reúnan periódicamente, para que en el
Pleno y en la instituciónn trabajen por los problemas de su barrio. Y también, para que
juntos todos ellos en el Pleno supongan un control democrático al gobierno municipal
democrático representado por el Alcalde.
Ni ahora pueden los ciudadanos elegir a su Alcalde, ni con la propuesta del Gobierno
podrán los totaneros elegir a su Alcalde. Ahora lo eligen los concejales en el Pleno, con
la propuesta del PP saldrá nominado Alcalde aquel que obtenga un determinado
porcentaje de votos, que será el porcentaje que diga una Ley amañada y pensada para
una situación que preocupa a quien la hace porque teme perder el poder en
determinados municipios.
Como ciudadanos, y como vecinos preocupados por el bien común, pedimos a los
partidos políticos, a las asociaciones de todo género y a los movimientos asociativos en
general que organicen un verdadero debate en la Sociedad Civil, sereno y profundo,
para que este tema tan decisivo en la vida de los municipios y de los ciudadanos, sea
tratado y analizado con tiempo suficiente para su comprensión y maduración antes de
legislar bajo la presión amenazante de la pérdida de poder.
No nos vale la Ley Electoral actual porque no es democrática ni representativa de la
sociedad, pero tampoco nos vale la propuesta del Gobierno. España necesita una Ley Electoral que separe los poderes en origen, que garantice la
representación de los ciudadanos y la revocabilidad del representante. Sistema
mayoritario, doble vuelta, distritos pequeños, representación uninominal. Sistema
de controles y contrapoderes. El sistema proporcional y el poder absoluto de los
alcaldes que padecemos en la actualidad, garantiza la corrupción y la ruina del
ayuntamiento.