XIMO AMAT
Partimos de que la abstención es la única opción digna que existe hoy por hoy. Y digo hoy por hoy puesto que el estado tiene la capacidad de modificar la ley electoral y hacer que esta alternativa sea infructífera, e incluso, en un caso extremo, forzar el voto obligatorio, como sucede ya en varios países Europeos, o en Australia. En tal caso, tal cual afirma Don Antonio, sólo nos quedaría encomendarnos al cielo.
Partimos de que la razón no habita donde esté la masa. Cuántas veces hemos escuchado la sentencia, ‘si todo el mundo lo hace, será por algo, la gente no es tonta’. A sabiendas de que:
Primero, la mayoría suele caminar hacia donde la guían, ciertamente bastante lejos de la razón
Segundo, la gente no es que sea tonta, es que es ignorante supina. Y aquí nos encontramos ante un caso que se ha comentado innumerables ocasiones en Radio Libertad Constituyente. Músicos consagrados, eruditos, científicos de renombre, grandes novelistas, mentes privilegiadas en definitiva, que cuando se adentran en el mundo de la política, se convierten en verdaderos zotes. Es habitual, al mismo nivel que lamentable, que la argumentación en relación a conceptos tan básicos como democracia, separación de poderes, representación, o constitución, se pueda equiparar a la de un niño. Tampoco es extraño si analizamos que tipo de enseñanza, y de manipulación propagandística, sufre la sociedad española.
Pues bien, pese a ello, pese a que nuestra opción es la decente, la que verdaderamente acongoja al poder, la que lo podría hacer tambalearse, hemos perdido en estas elecciones catalanas, y hemos perdido todos. Los ignorantes que han votado en tropel por supuesto, pero nosotros también.
La abstención es uno de los argumentos más difíciles de argumentar. Si observamos, es frecuente darse de bruces con personas que discrepan, sin embargo es posible llegar a coincidir con ellos en aspectos como la inexistencia de un verdadero poder judicial independiente, incluso comparten que partidos y sindicatos no deberían estar subvencionados, pero… cuando les intentas exponer que no hay que ir a votar, ahí es cuando muy pocos reflexionan al respecto. Lo usual es que le tachen a uno de anti-sistema (definición que por cierto a este que escribe no le desagrada), o de anarquista. Término o concepto que no saben lo que significa, pero que han escuchado por alguno de los canales habituales de cháchara estatal.
La abstención, y el derrocamiento pacífico de un régimen por la pérdida de la autoridad, es una opción, la única pacífica, pero igualmente compleja de transmitir.
Acabamos de padecer, y utilizo este verbo porque ha sido verdaderamente agónico contemplar cómo se ha vilipendiado la inteligencia humana, y a España como país, las elecciones autonómicas catalanas. Hemos presenciado con estupor que ha votado cerca del 80 por ciento del electorado, y aquí se pueden hacer infinidad de lecturas, pero hemos de ser conscientes de una por encima de todas.
El estado tiene la capacidad de crear una realidad paralela, con una causa que para la mayoría del pueblo es trascendental, como la independencia de Cataluña, y hacer votar a prácticamente toda la población. O de montar un 23F, o un 11M, o cualquier escenario fuera del alcance buenista y limitado de nuestro movimiento, sin duda el de la verdad, eso no está en tela de juicio, pero ineficaz ante la enorme capacidad estatal de manipular mentes.
Pese a quien pese, Arturo Mas es, sin duda, un hombre de estado. Ha conseguido hacer pasar por las urnas, reforzando un apuntalado sistema, a la práctica totalidad de votantes. Ha logrado que la crisis económica en la que sigue sumida España, que la corrupción galopante que cabalga sin control, que el poder judicial sumiso, en definitiva, que los problemas reales y enquistados que sobrellevamos, pasen a no ocupar espacio en sus medios, y a no preocupar al pueblo.
Sin duda alguna el estado tendrá en cuenta la labor encomiable que ha realizado este personaje, y le premiará por su entrega. De hecho anda ya convirtiéndolo en un héroe.
Hemos perdido, hemos perdido todos con esto reconozcámoslo, y al mismo tiempo, sigamos luchando por la verdad. Como escuché el otro día en RLC:
Hay veces en las que uno está sólo en el mundo, o contra el mundo, si es preciso.