Paco Bono

PACO BONO SANZ

España tiene una Nación y un Estado unitarios. La Nación no depende de la voluntad, ni de los hechos relativos a la experiencia, por lo tanto, no es un proyecto, ni una cuestión decidible por ninguna de sus partes, ni por la totalidad, porque es una realidad objetiva, y no una obra subjetiva. El Estado se puede definir como la personalidad jurídica de la Nación. Aclarados estos dos conceptos, quiero referirme a algunos hechos ignorados por muchos españoles, y que fueron trascendentales en la creación histórica de España.

Uno, que Martin I de Aragón (1356-1410), llamado el humano, muriese sin descendencia, lo que conllevó un periodo de enfrentamientos entre oligarcas que finalizó con el “Compromiso de Caspe” (1412) y la coronación de Fernando I de Aragón (el de Antequera), miembro de los Trastámara, dinastía que ya reinaba en Castilla, y abuelo del futuro rey Fernando el Católico. Otro, que ante la trágica muerte de Alfonso XII de Castilla (1453-1468), la princesa Isabel (1451-1504) consiguiera el trono castellano, no sin antes haber escapado del cautiverio del que era víctima y haberse casado en secreto con el heredero de la corona de Aragón (1469), el príncipe Fernando (1452-1516), junto con quien hubo de afrontar después una guerra de sucesión al trono de Castilla en la que los nuevos consortes resultaron victoriosos (1479). ¿Hay algún signo de voluntad creadora de España en estos hechos? No. Fue la fortuna la que facilitó que se dieran las cartas para el nacimiento de España como Nación y la creación histórica de su Estado unitario.

Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que es bajo el reinado de Isabel I de Castilla y de Fernando II de Aragón cuando se puede hablar de Nación y Estado españoles por primera vez en la historia; son los primeros Reyes de España. Han transcurrido, por lo tanto, más de quinientos años desde que España empezara a ser reconocida como tal, y no trescientos, como quieren hacernos creer los nacionalistas y sus acomplejados socios oligarcas. De nuevo, fue el azar (algo ajeno a la voluntad) la causa de otro importante acontecimiento en la historia de España. Carlos II (1661-1700), de la casa de los Austria, conocido como “el hechizado”, muere sin descendencia, lo que provoca una guerra de sucesión al trono (1701-1713) en la que poderosas casas reales europeas se disputan la Corona de España. Dicha contienda dividió a las oligarquías de poder en España; unas apoyaron al archiduque Carlos de Austria y otras a Felipe de Borbón.

La victoria y la entronización de Felipe V de España (1683-1746) tuvo como consecuencia la publicación de los decretos de Nueva Planta, con los que eliminaban las cortes, los fueros y privilegios en aquellas regiones que habían dado soporte al aspirante derrotado. Las cortes y los fueros eran órganos legislativos de ámbito regional que jamás habían disfrutado de poder ejecutivo, que se encontraba en manos de los reyes de España y de los monarcas anteriores a la existencia de la propia España.

Espero que este resumen de hechos haya servido para ilustrar a todos aquellos españoles, que engañados por la propaganda y la mentira del consenso, no hayan tenido ocasión de aproximarse a la verdad. La verdad es que el poder ejecutivo se encontraba en manos de los reyes, y que el legislativo era compartido entre los monarcas y las distintas cortes (nobleza e iglesia) existentes hasta la referida instauración de la dinastía de los Borbón. Ni Cataluña, ni vascongadas, ni Valencia, han gozado nunca de poder ejecutivo, sólo de legislativo en sus respectivas cortes, bajo la vigilancia de los reyes, únicos poseedores de la violencia legal del Estado. No cabe más que añadir, que de estos hechos, como de otros cientos que mencionaremos, ha resultado una Nación llamada España. Está loco de atar quien se atreva a negar esto.

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