ILLY NES.
La declaración originó un movido debate en el foro de ABC. El relatante inicial explicó que “la verdad, las inclinaciones sexuales de los demás (incluido XX) me la traen al pairo. Cada uno es muy libre de hacer lo que quiera (o lo que le permiten en mi caso) con su cuerpo serrano. Ya comenté una vez que las declaraciones de Biendicho eran una falta de educación y de respeto hacia XX y hacia todos y cada uno de nosotros. A nadie se le puede obligar a salir o entrar en el armario”, mientras otro añadía: “Todas las dictaduras son iguales, independientemente de su color. Para otros, si son rojas, son justificables” e informaba del lance: “Por lo que he investigado en el tema, “La Historia Marica de España” tiene dos momentos magníficos, protagonizados por políticos de derechas. Uno, más bien surrealista, ocurrió cuando a P. C. padre, aquel ministro con papada y una monumental barriga, fue detenido en Bruselas, vestido de faralaes, por escándalo público. El otro caso, éste absolutamente patético, tiene que ver con el ex-registrador de la propiedad, más conocido en su juventud como “la Trotona de P.”. Según fuentes allegadas, este señor sufrió un sonado chantaje público, shock, con agresión física incluida, de un legionario fortachón que aprovechaba el buen físico para hacer doblete. Dicen que hay constancia escrita del suceso en un diario de P. En el ala izquierda, Jerónimo Saavedra (ex-presidente de Canarias y luego ministro socialista) fue uno de los primeros políticos que salió del armario sin aspavientos y sin reprocharle a los jerifaltes del PP su más que grosero tratamiento. El alcalde de Las Palmas decía que “perdía aceite” y el ABC publicaba que “en vez de carteras, reparte mariconeras”. Saavedra cree que el outing no es legítimo cuando el político marica renuncia a su predilección sexual. Supongo que lo hace para no dar el mismo trato que él sufrió de los correligionarios de XX”.
Otro internauta terciaba en el debate en términos más soeces e incontrastables: “Me han dicho que existen fotos y vídeos de XX f… como una perra. Antes de casarse, (obligado por F.) se movía por el ambiente de G. Por lo visto es una viciosa cuartoscurera que va de machote católico”. Y añadía en otro mensaje que “XX, en su infancia en S., cuando los amiguetes lo tiraban permanentemente a la fuente del T. por mariquita, era conocido como M. [aquí un disminutivo insultante] Posteriormente en P., en los lugares de “ambiente” que frecuentaba, era conocido” y le atribuye también un romance con el marido de una diputada. El narrador, a lo que se ve, estaba al corriente de todos los detalles, aunque no aporta ni una sola prueba. Lo cual demuestra que el chascarrillo, en este país de porteras donde se sabe hasta lo que no pasa, posee un valor sociológico relevante.
Otro navegante señalaba que “aquí en G. mucha gente cree que XX es gay. Él veranea (o, por lo menos, veraneaba) en la ría de P.: M., S., etc. En esa zona (que es donde veranea el 90 % de los g., incluido yo) hay mucha gente que dice que hace años iba con su novio y que incluso se paseaban cogidos de la mano. A mí personalmente un par de personas me contaron que los vieron con sus propios ojos de la mano paseando por la playa de M. No sé si todo esto será cierto, yo no me lo termino de creer, pero el rumor existe y la gente que dice que lo vio también. Yo sinceramente no creo que sea tan estúpido de cogerse de la mano con su pareja en público”.
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