VICENTE CARREÑO CARLOS.
Susan Rose-Ackerman, una experta mundial en estadística comparada sobre la corrupción politica, codirectora del centro de derecho, economia y políticas publicas de la Universidad de Yale, y exconsultora del banco mundial, afirma de modo categorico que la peor combinación, la que mas alienta la corrupción, es la de un sistema político basado en un presidente con amplios poderes y legisladores elegidos por un sistema de representación proporcional. Dos factores que se reducen a uno, pues los amplios poderes presidenciales son inherentes y consecuentes al sistema proporcional. Ningún parlamentario de la mayoría y ningún tribunal de justicia osara controlar al presidente que los ha nombrado.’
Con motivo de mi asistencia a una conferencia sobre Participación Ciudadana, Democracia y Regeneración de la vida pública, celebrada el pasado día 25 de Enero en el Centro Cultural y Obrero de Totana, mantuve cierta controversia con el conferenciante don Pedro Chaves Giraldo, Profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III de Madrid, y experto en temas relacionados con Participación Ciudadana, Democracia, y Ciudadanía.
Durante el coloquio puse de manifiesto que en España no tenemos Democracia, tenemos un régimen de partidos estatales, lo que en el argot del moderno constitucionalismo alemán se llamó estado de partidos, que se traduce en una Oligarquía, donde el poder queda en manos de muy pocas personas, todo ello gracias a que el sistema electoral español es proporcional y corregido por la Ley D´Hont y esto impide que sea representativo de la sociedad; y como no hay elecciones separadas para el Ejecutivo y el Legislativo, sucede que no tenemos separación de los dos principales poderes del Estado; por lo tanto, sin estas dos premisas fundamentales, -la representación y la separación de poderes en origen-,no podemos afirmar que tenemos Democracia. El sistema electoral español en modo alguno es de tipo mayoritario, como llegó a afirmar en algún momento el conferenciante y profesor de ciencias políticas Don Pedro Chaves. Un ejemplo de sistema mayoritario lo tenemos bien cerca, en la vecina República Francesa, donde además tienen elecciones presidenciales y legislativas por separado, y a doble vuelta; un distrito único para toda la nación en el caso de las presidenciales y distritos pequeños con candidaturas uninominales para las legislativas. Otra cosa es, que desde algunas fuerzas minoritarias se pida para España un sistema proporcional puro y se pida igualmente la desaparición de la Ley D´Hont para así poder optar a un mayor trozo de la tarta electoral estatal; pero de esta manera solo se conseguiría tener un porcentaje de poder mayor para esos partidos minoritarios… Los ciudadanos seguirían sin estar representados, los poderes sin separar y España sin Democracia, sin controles políticos, sin mediación política entre la Sociedad Civil y el Estado.
Felicito al Centro Cultural y Obrero, a Juan José Cánovas y al profesor Chaves Giraldo, pues he seguido las publicaciones del Taller de Trabajo que tuvo lugar al día siguiente, Sábado 26, y realmente he visto desarrollar un trabajo serio, metódico y bien planteado sobre participación ciudadana y escuela de ciudadanía, todo esto es muy útil a la hora de trabajar con los vecinos en el diagnostico y propuestas de solución a los problemas de nuestro pueblo.
Pero reitero que, si lo que queremos es convertir al ciudadano en dueño de su presente y de su futuro, hacerlo partícipe de la vida pública, lograr que sea protagonista de su vida, que desarrolle sus capacidades como hombre político, que actúe en defensa de sus derechos y que sea libre con la libertad de los demás… entonces, lo primero que tenemos que hacer, es darle la posibilidad de que pueda elegir y deponer a sus representantes, y a sus gobernantes. Porque, ¿qué sentido tiene decirle al ciudadano que participe en política, decirle que puede preguntar, que puede participar en órganos sin poder decisorio alguno…?, si luego le ofrecemos un régimen político sin mecanismos de control político; si le negamos la posibilidad de elegir y deponer a sus representantes, si no puede elegir por separado a su gobierno y a sus diputados, si no tiene control alguno sobre las estructuras municipales, autonómicas y nacionales que siempre, y gracias a las leyes vigentes y al sistema electoral proporcional combinado con listas de partido se constituyen en un poder único que manda en todas las esferas de los público (Gobierno, Legislativo y Potestad Judicial).
¿Por qué tenemos tanto miedo a que los ciudadanos tomen las riendas de sus vidas?, ¿por qué seguimos considerando a los ciudadanos, menores de edad en lo que a sus capacidades decisorias se refiere?, ¿Por qué tenemos que tutelar el pensamiento y la acción política de nuestros convecinos a base de secuestrar su capacidades electivas para depositarlas en ese oligárquico cesto de mimbre de los Partidos Estatales?.
¿Por qué no devolvemos los partidos a la Sociedad Civil para que allí en su lugar propio articulen luchas sociales, reivindicaciones vecinales y profesionales; para que elaboren junto a ciudadanos y militantes las alternativas y las soluciones justas a los grandes retos de la humanidad?.
¿De verdad es tan difícil de imaginar que los españoles pudiéramos tener un Presidente de Gobierno elegido por todos, en una circunscripción única de toda España y a doble vuelta, y en elecciones separadas de las del Legislativo?… Algo así tan fácil y sencillo como hacen nuestros vecinos los franceses.
¿De verdad es tan difícil de imaginar, que los españoles pudiéramos tener Diputados de Distrito elegidos en candidaturas uninominales, para distritos pequeños y a doble vuelta, y en elecciones separadas de las del Presidente, al igual que hacen nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos?¿Es tan difícil de imaginar que nosotros pudiéramos gozar de la libertad de poder elegir y revocar a nuestros representantes, en este país de las maravillas para corruptos y liquidadores de derechos sociales?.
¿Vamos a permitir que alcancen más pactos y consensos de reparto, basados en promesas de mágica trasparencia, en quiméricas leyes para obligar a los partidos a ser democráticos, en promesas de participación ciudadana consentida… y luego, dejar que nos tengan maniatados con las camisas de fuerza del mandato imperativo de los jefes de partido, del voto de la irrepresentación, de la no separación de poderes y del miedo a la libertad.
Sí, claro que sí, necesitamos empoderarnos; de eso se trata, pues en el actual régimen oligárquico de partidos estatales, la sociedad entera se ha convertido en un inmenso colectivo vulnerable, porque ha sido sacudida sin piedad por una legión de desalmados. Ahora toca levantarse y no pedir limosna, sino conquistar la representación uninominal y la separación de poderes.
Toca traer la Democracia como forma de Gobierno y la República como forma de Estado.