Jesus Murciego

JESÚS MURCIEGO.

Cuando el pasado mes de Octubre recibimos la noticia de que el jurado de Oslo había concedido el premio Nobel de la paz a la Unión Europea la sorpresa fue general, ni siquiera los propios agraciados se lo podían esperar, en estos tiempos de zozobra del gran barco que es la UE. Dentro de la Unión, si bien los auto halagos no se hacían esperar entre los partitócratas nacionales, el regocijo se multiplico entre los burócratas no electos de Bruselas, en momentos en que su prestigio esta por los suelos y su calidad democrática expuesta a la vista del mundo entero.

Premio Nobel
Pero lo que considero de mayor interés son las razones dadas para la concesión de este premio a la entidad supra nacional que rige hoy día los destinos de casi todo el continente, el jurado dijo literalmente “El galardón reconoce las más de seis décadas de contribución de la UE al progreso de la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos”.  Además, señaló que el papel estabilizador desempeñado por la UE «ha contribuido a transformar la mayor parte de Europa de un continente de guerra en un continente de paz. El trabajo de la UE representa la “fraternidad entre naciones” y se asemeja a los “congresos de la paz” a los que se refería Alfred Nobel en su testamento de 1895 como criterios para el premio de la Paz».

Claramente los jerarcas de la Unión y muchas mas personas están confundiendo la política militar a nivel continental implementada por la OTAN desde el final de la guerra mundial. El cual sirvió para mantener tropas americanas en los países del eje y colaborar en la disuasión del bloque soviético de avanzar sus tanques mas allá de las lineas marcadas al final de la segunda guerra mundial. En los años de mayor peligro de invasión, los 50 y 60 la UE aun no existía, en su lugar estaba la CEE y anterior a ella la unión del carbón y del acero. Por lo tanto los méritos de la paz no le corresponden a la UE nacida del tratado de Maastrich en el 93 acabada ya la guerra fría.

Influencia soviética en la UE
Es verdad que la mitad del siglo XX vio una Europa dividida en dos bloques políticos, si bien es cierto que esa división desapareció por mor del colapso del comunismo. En cambio hoy día tenemos una división norte-sur, entre países que consiguen seguirle el paso a Alemania y aplauden sus dacronianas medidas dictadas a los países del sur, cuyos efectos están deshaciendo los tejidos productivos de dichos países y ayudando a elevar el paro a niveles jamas vistos en la OCDE.

Ante el argumento de la unidad y la fraternidad entre los ciudadanos europeos el anuncio no pudo ser mas inoportuno, recordaremos que se conoció la noticia en plena visita de la canciller Angela Merkel a la capital helena, fue recibida con protestas y simbología nazi, demostrando así la profunda división e incomprensión entre los dos países por culpa de las tropelías de sus partitocracias. Mientras el norte de Europa ve en los países del sur, los gastadores que han provocado la crisis, los del norte son vistos desde el sur como los desvalijadores de cualquier atisbo de riqueza que pudiera quedar allí.

Barroso y Van Rompuy

 

En fin, no sabemos quién recogerá el premio en Oslo por parte de la UE, pero podemos estar seguros de que sera un político no electo por los ciudadanos europeos, que no representa a nadie, enemigo de la democracia y dispuesto a crear un superestado sin ningún atisbo de representacion ni de separación de poderes, y presumir de ello ante el mundo para asombro de cualquier demócrata que se vista por los pies. El discurso de Oslo sera muestra de la megalomanía de estos mediocres eurocratas, muchos de los cuales no conocen la democracia, siendo antiguos comunistas y maoistas, como Barroso, y que ven en las democracias nacionales un mero obstáculo para su “proyecto” continental.

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