ROBERTO C. INSUA.
Para defender los principios morales de la sociedad eficazmente debemos construir una sociedad en la que prevalezca el control en las instituciones.
La maquinaria judicial española no es efectiva por una dilación indebida en la ejecución de los procesos, y el poder de todos ellos se sostiene por cuotas de escaños que producen abusos ilimitados. La creación y la aplicación de las leyes no puede estar supeditada a políticos profesionales que han demostrado intereses propios, y el poder ejecutivo y judicial no debe de estar en estas manos, pues cuando esto ocurre se corrompe.
Un comité de ética formado por jueces independientes y personas con una intachable trayectoria moral, que ejecute un sistema de control y contrapesos, valdría para implantar la legitimidad de las leyes, eliminando agravios a la ciudadanía menos influyente.
Las personas que quieren contribuir a una sociedad más igualitaria, tienen un compromiso ineludible, rechazando moralmente las irregularidades y abusos de poder, e implicándose para hacer visible la corrupción transversal; denunciando los comportamientos ilegítimos y votando a partidos políticos que ejercen la transparencia institucional, desarrollan la acción ética y por tanto son consecuentes con sus propuestas electorales. De este modo podemos construir, desde nuestro entorno más próximo, una sociedad más equitativa que a través de unos medios de comunicación libres, constaten públicamente los progresos de la humanidad y sean un espejo donde poder mirarnos sin sentir desprecio.
La sociedad civil vigilando atentamente las actividades de los partidos políticos, lobbies y de todos los que quieren seguir sosteniendo sus cuotas de poder, debe transmitir un mensaje ejemplar de ética ciudadana, que obligue a los dirigentes a afrontar la necesidad de responsabilizarse moralmente en sus acciones.
