La España oligárquica de la eterna e inacabable transición hacia el abismo acaba de prohibir la concentración de Barcelona con el lema “Cataluña es España”. Se les informó, siguiendo las leyes, con tiempo y forma. Tenían tres días de plazo para prohibirla. La falta de respuesta -en derecho se denomina silencio administrativo- significaba que la concentración se permitía. El viernes 4 de diciembre le comunican a Antonio García Trevijano que se prohíbe la concentración del día 19; es la Junta Electoral de la provincia de Barcelona la autora de esta prohibición.

No voy a entrar ahora a tratar asuntos jurídicos de plazos ni de recursos. Don Antonio conoce muy bien qué hacer y cómo hacerlo. Con independencia de que finalmente tengan que reconocer que este acto administrativo es nulo, el daño está hecho. ¿Por qué se prohíbe de manera totalitaria, sin respetar la ley, saltándose las normas que ellos mismos se han dado para enriquecerse y corromperse? Es muy sencillo. Por el miedo a la verdad. El discurso que Trevijano iba a pronunciar desde un balcón de la Plaza de San Jaime en Barcelona, el miedo a ese discurso y, sobre todo, el miedo a la reacción popular y masiva que habrían tenido esas palabras, ha hecho que hayan saltado todas las alarmas.

Oligarcas nacionalistas y no nacionalistas, ¡qué miedo os da que un hombre de ochenta y ocho años, con dignidad, lealtad y verdad, os derrote antes de empezar! Solo con haber convocado a los españoles a una reunión de un movimiento cultural (el MCRC) para ir a Barcelona desde todos los puntos de España para decir, alto y claro, desde un balcón, lo que es obvio pero que solo se dice en privado y mirando mucho qué oídos andan cerca: que Cataluña es una parte de España y que los políticos catalanes llevan más de cuatro años cometiendo delito de sedición, penado en nuestro Código Penal. En cuanto alguien les informó de que Trevijano preparaba un discurso-mazazo, se pusieron a pergeñar el boicot a la concentración. A través de escritos y de la espera de recursos, plazos, comunicaciones y otras zarandajas burocráticas, esperan diluir la ilusión de miles de españoles que ya habían pagado el viaje en autobús, tren o avión para estar ese día todos juntos, unidos por nuestra patria y en contra de la mentira, la corrupción, la desvergüenza y la traición.

El mero hecho de nombraros, oligarcas y adheridos, me provoca tal repugnancia que tengo que escribir con pinza en nariz y teclear con guantes de fregar, pero haré de tripas corazón y os diré que la verdad resplandece siempre, no se la puede ocultar. Si no es el día 19, será cualquier otro. Si no es en Barcelona, será en Gerona o en Lérida, en Salou o en Cadaqués. Pronto, muy pronto, vuestro enemigo acérrimo hablará; hablará alto y claro, dirá verdades que, si se las dijesen al mismo Satanás, le pediría a Dios que cesaran las palabras o que lo dejara sordo. Será el despertador, el único que hay y que ha habido siempre, de las conciencias de millones. Removerá las brasas casi apagadas, mas no extintas, de la esperanza en los corazones de cientos de miles, de millones que, a partir de ese día, no se dejarán engañar nunca más por cuatro mediocres avariciosos, tan cobardes que son capaces de destruir una nación histórica con tal de que no se descubran sus delitos y no entrar en unas cárceles donde hasta las rejas reclaman sus nombres.

Habéis vuelto a dar un golpe a un hombre valiente, bueno y leal, leal a su patria, a nuestra historia, a la verdad y a la libertad. Vuestras infantiles estratagemas de plazos y papeleo inmundo no conseguirán, jamás, empañar la verdad. En el terreno de la razón y el pensamiento os ha derrotado siempre; estáis derrotados. El comunicado del viernes, fuera de plazo y fuera de la ley, huele a miedo, lo huelo desde aquí, y estoy en Moscú. ¿Qué se siente siendo tan miedosos? ¿Cómo se duerme con temblequera en todo el cuerpo? ¿Cómo podéis soportar el infierno de vuestra conciencia atormentándoos sin cesar? Todo esto, ¿por unos euros?; ¿por cuotas de poder?; ¿por cuentas en Suiza a cambio de hundir vuestro país?; ¿por ocultar una verdad que sabemos todos aunque aún no esté publicada?; ¿por evitar pasar el resto de vuestra vida en prisión? Pero si ya habéis pasado a la historia como la generación de políticos más viles y traicioneros de España, y eso que el listón estaba alto.

Sí, despreciable y despreciada clase política española (nacionalistas catalanes incluidos), un solo hombre os ha vencido y os sigue derrotando a diario, desde su tribuna por internet, desde una radio humilde pero poderosa por ser transmisora de la verdad. Os ha derrotado a través de su magna obra, con libros tan importantes como Frente a la gran mentira, El discurso de la República, Pasiones de servidumbre, La alternativa democrática y, sobre todo, con la inmortal Teoría Pura de la República. Sois un camelo, sois los representantes de la mentira, notarios del engaño, mensajeros del miedo. Moralmente podridos, habéis ido estropeando la moral del pueblo español, el cual se halla ahora más perdido que nunca, sin esperanza y sin valores. Habéis hecho, hacéis y continuaréis haciendo mucho daño a España, pero a partir de ahora viviréis con más miedo aún, con el miedo a una libertad política que se acerca para todos nosotros y que no podréis detener. Sabemos lo que queremos y cómo lo queremos. ¿Qué vais a hacer, gallinitas asustadas, taparnos a todos la boca, prohibirnos hablar hasta con la almohada? Cientos de miles tenemos una cosa a la que no podréis acceder jamás: la libertad de pensamiento que nos permitirá adecuar la acción para que la libertad política colectiva sea al fin alcanzada en España.

Quiero decirle al señor Antonio García Trevijano que su trayectoria vital es un ejemplo para cualquier ser humano y que es un orgullo para mí escribir aquí y hablar en su radio. Es un orgullo inmenso que me da una fuerza casi sobrehumana. Esa fuerza nos la ha transmitido usted, esa fuerza no se extinguirá porque es una energía que se puede expresar a través de una sencilla fórmula: verdad = libertad. No se entristezca usted por esta sucia jugarreta que era, por otro lado, esperable. Provocar a toda la oligarquía de un país un terror tan inmenso solo puede ser motivo de orgullo y de alegría. Me enorgullezco de usted, de uno de los españoles más valientes que ha habido nunca, y hemos tenido, por fortuna, muchísimos.

La verdad ni se prohíbe ni se autoriza. La verdad es, existe. Y, para el ser humano, la libertad ha de ser condición natural que nos haga sentir verdaderos hombres.

Y no puedo acabar sin deciros, políticos y lacayos del poder, con mis pinzas y mis guantes puestos, que la C con la O, la B con la A y con la R, y la D más la E y más la S forman todas juntas una palabra que ya habréis, supongo, adivinado. Por si sois aún más torpes de lo que parece, es la siguiente: COBARDES.

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