ILLY NES.
Vuelvo a los seminaristas, al Opus. Las convivencias las hacíamos todos los años. Había una en Torreciudad donde se reunían todos los seminaristas de España. La residencia estaba concretamente en El Grado, justo en el poblado construido para los obreros que habían trabajado en el pantano. Lo habían reformado y habilitado para que la gente pudiese comer, dormir y hacer convivencias.
Volvíamos de Torreciudad y decidimos hacer noche en Molina de Aragón, (no puedo decir si era víspera de la virgen del Carmen o ese mismo día) iba con Rafa Magan y un montón de sacerdotes. En aquella época hacíamos botellón, un cubata comunitario. El cura de Molina de Aragón, que era del Opus Dei, Pedro García, había convertido una antigua iglesia abadía en una casa de convivencias. Por las noches, con una botella de litro y medio de coca cola con ginebra, todos los seminaristas sentados alrededor le dábamos al botellón. Quiero decir que entre los seminaristas del Opus Dei había botellón y era botellón comunitario.
Yo he vivido muchas cosas en el Opus, he sido testigo de muchas cosas. De lo que pasaba en el seminario de Madrid, de quién era Manolo Gesteira, Juan Martín Velasco, Ángel González, Olegario González… Le llevaba documentos a Ángel Suquía cuando era arzobispo de Santiago de Compostela y auxiliar de Antonio Maria Rouco Varela.
Un día Ángel Suquía me cambia el formador, y traen a Braulio Rodríguez Plaza, hoy arzobispo de Fachadolid, perdón, Valladolid. Y de profesor al sacerdote Francisco Javier Martínez, hoy arzobispo de Granada, de mote Pululu. Venía de la parroquia de San Jorge que está al lado del Santiago Bernabeu, que era como el alcázar de Toledo y cuyo párroco, Francisco Pérez Fernández-Golfín, ejercía como el general Moscardó. Un resistente a la teología del Vaticano II, aguerrido adversario de Martín Patino, que era la mano derecha de Tarancón y enemigo acérrimo de Alberto Iniesta, porque reencarnaba al concilio de Trento.
Por el Ateneo de Teología se pasaba un sacerdote que se dejaba querer en el buen sentido de la palabra, por Paco Pepe, que era párroco de San Alberto Magno, una parroquia de Vallecas, y que era del Opus Dei. Ese sacerdote se llamaba Agustín García Gasco, hoy arzobispo de Valencia. Me parece que ya he dicho bastante…
A la mitad de los obispos de ahora los he conocido de sacerdotes, no voy a decir los que son homosexuales porque no creo que tenga importancia, pero puedo decir que me he acostado con tres sacerdotes en aquella época y hoy son arzobispos. Eso no es atacar a la intimidad porque decir que una persona es homosexual no es un delito. Si lo fuera, el rey estaría cometiéndolo cuando dice: “Mi hija Elena se ha quedado embarazada”, teniendo en cuenta que habla de su heterosexualidad, de su intimidad. Otra cosa es que yo contase que me hizo una mamada o que le di por el culo, eso ya podría entrar dentro del ámbito de la intimidad.
Pues volvíamos de Torreciudad, “don Chencho” era Florencio Sánchez Bella y ya estaba desaparecido. El que estaba de consiliario del Opus Dei en España era Tomas Gutiérrez. Yo ya había pitado. Esto hay que explicarlo muy bien: junto con Juan Pablo II entró en vigor el nuevo Código de Derecho Canónico en donde aparece la figura de la Prelatura personal y el Opus Dei pasa de ser instituto secular a ser Prelatura. Tenía previsto que los seminaristas pudieran pedir la admisión como aspirantes agregados a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.
Entonces vino Álvaro del Portillo a una tertulia multitudinaria a Retamar. Los cinco del Ateneo y los cinco del Convictorio estábamos más o menos preparados, mentalizados, programados y comidos el coco. Nos dijeron: “ya podeis pitar”. Entonces me acuerdo que vino Rafa Magan y me dijo: “Ha dicho el padre que ya puedes pitar. Aquí tienes papel, si quieres vete al oratorio”.
Pero cuando yo ingresé en el Opus vi lo que era la Iglesia católica… Hipocresía. En el Opus Dei existe esclavitud de una manera muy soterrada. Al principio José María Escribá i Albás las llamaba “el servicio”, “las chicas del servicio”, adolescentes con muy pocas posibilidades económicas. Engañaban a sus padres diciéndoles que les iban a enseñar una profesión, pero son las numerarias auxiliares, que son esclavas. Me avergüenzo y me produce rubor que en los pisos de los numerarios existan chicas así. La fregona no se usa en el Opus, porque el suelo tiene que estar tan limpio que tienen que fregarlo de rodillas.
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