PACO BONO SANZ.
Don Antonio García-Trevijano explica con claridad en el capítulo “Actualidad de la Revolución Francesa”, contenido en su obra “Teoría Pura de la República”, cómo aconteció la primera gran revolución de la humanidad en lo político, y como este acontecimiento se desarrolló gracias a la confluencia de sucesos tan casuales como impredecibles en su momento. La conciencia ciudadana del ser humano se asumió al final de la llamada época de la Ilustración, tras varios siglos de Renacimiento artístico y cultural. Durante la denominada Revolución Industrial, proliferaron nuevos burgueses, industriales que cambiaron la forma de adquirir riqueza, hasta entonces en manos de los terratenientes, aquellos herederos de lo que se conoce hoy como Antiguo régimen.
Esos nuevos ricos y sus empleados conformaron una inédita estructura económica y social, fruto del exitoso motor industrial que provocó que millares de personas emigrasen del campo a la ciudad para ganarse la vida. La crisis social requería de una crisis política, ¿pero acaso esta transformación social llevó a la transformación política de modo premeditado? La fundación de la República de los Estados Unidos de América y el intento francés de separación de poderes responden a esta pregunta. Sin embargo, ambos hechos revolucionarios en lo político, son principalmente fruto de la casualidad, de las necesidades de la nueva economía.
Los colonos de Norteamérica reclamaban una serie de condiciones de índole económico, nunca político, no aspiraban a independizarse de la corona inglesa, no albergaban un sentimiento nacional. Así tampoco los franceses desearon mediante su Revolución eliminar la monarquía, sino establecer la separación entre los poderes ejecutivo (que ostentaría el Rey) y legislativo (que quedaría en manos de la Nación). Esta crisis económica derivó en una crisis política y en una revolución política inspirada en Montesquieu. Pero sólo Estados Unidos logró instaurar una verdadera república constitucional con forma de gobierno democrático (hoy ya superada por la propuesta teórica del autor mencionado al principio de este artículo, en cuya obra me inspiro). La Revolución francesa fracasó porque el Rey huyó, traicionó a la Asamblea Nacional y quiso restaurar la monarquía absoluta. Los acontecimientos posteriores son por todos conocidos, decapitación del monarca y su familia, dictaduras varias en nombre del pueblo (primeros bolcheviques), era del terror, y finalmente Napoleón, absolutismo militar burgués.
A pesar del fracaso francés, no debemos restar importancia a este magnífico suceso para la humanidad. Tras las revoluciones americana y francesa los reyes dejaron de ser dioses y pasaron a ser hombres, y los hombres pasaron de ser siervos a adquirir una conciencia ciudadana. Sin embargo, hoy sólo Francia y Estados Unidos conservan estructuras de gobierno inspiradas en la democracia formal. En el resto del mundo la gente es sierva de un Napoleón (véase Hugo Chávez) o de un monarca (véase Juan Carlos I). Queda mucho por hacer en favor de la libertad política y la democracia, único camino del hombre que aspire a la libertad, y a través de ella, a la felicidad.