JAVIER TORROX.
Es éste un espacio limitado para dar cuenta semanal de las atrocidades, trapisondas y corrupciones del Gobierno y sus secuaces, el partido estatal que lo sostiene y los que le hacen oposición para sostener el régimen. Mientras los habitantes de los parlamentos autonómicos se suben el sueldo a escondidas en territorios que superan el 37% de desempleo, tenemos ministras del Gobierno que dicen desconocer quién paga los viajes de su familia a parques de atracciones en París. No obstante, la ministra Mato no ha sido cesada ni por corrupta ni por embustera en el momento de escribir estas líneas.
Y aún hay peores muestras de corrupción, por lo sutiles y opresoras de nuestra libertad. Ayer supimos que la Fiscalía considera “violencia moral” el ejercicio de la libertad de expresión ante los miembros del Gobierno. La Fiscalía opera a las órdenes del Gobierno, por lo que podemos afirmar que es el propio Gobierno el que fomenta la represión contra quienes tienen el atrevimiento de decirle que todo lo hace mal. Ni la protesta nos permiten. Quieren que callemos mientras nos aplastan con sus imposiciones totalitarias sin tomar jamás en consideración a los ciudadanos, expulsados del proceso de toma de decisiones políticas desde hace más de 70 años.
Dice Rajoy que no es lo que quiere, pero sí lo que debe hacer. ¿Qué es lo que debe hacer? ¿Lo que le dictan potencias extranjeras? Alemania dice que las recomendaciones de Bruselas son de obligado cumplimiento y Rajoy se pone firmes. ¿Es esa la conducta del Gobierno de un Estado soberano? No. Es la conducta servil de un Gobierno colonizado. España ya no existe, es Vichy. El Gobierno y los partidos estatales pretenden disimularlo con una ley de transparencia que acabe con la corrupción. ¿Conoce usted algún corrupto que haya sido descubierto y condenado por lo declarado voluntariamente en su IRPF? Yo tampoco. ¿Transparencia? No, propaganda.
