Venezuela, España. Errores, error…, verdades, «Liberamor» (I)
Aristóteles [en “Política”; s. IV a. de C.]: “[La tiranía] debe procurar por todos los medios que todos se desconozcan lo más posible unos a otros (pues el conocimiento hace mayor la confianza mutua). […] Les agrada a los tiranos ser adulados, y esto nadie que tenga un libre espíritu noble podría hacerlo, sino que las personas nobles aman; o, en todo caso, no adulan.” (1)
[Contra el «matricidio» de España]
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Fueron, han sido, vienen siendo, dormidos ya en silencioso sueño eterno…; son ya, decía, cerca de cuatro mil millones de años los que se ha tomado el flujo sustancial de la «Φuσiς»*(2) («Physis»= Naturaleza) sobre el humus** de la húmeda piel de la Tierra… Son, ya digo, casi 4.000 millones de años de silenciosa evolución psico-física* arborescente, no lineal -análoga a la del lenguaje-: pruebas*/errores…, prueba*/error, prueba*/error,…; y así, sufrida, humilde** e insistentemente, torturada y tortuosamente, desde la «Physis» inercial a la consiguiente «ψυχή»(2) («Psijé» o «Psiché»= Psique) primordial. Millones de años de «ποίησις»*** («poiesis»= composición creativa o creativo hacer) desde Psiques microbianas y vegetativas hasta las Psiques humanas**; millones de años de fluencia evolutiva de la vida hasta… ¿dónde?; ¿hasta qué? ¿hasta quién?… Hasta la maternal forma suprema de vida: la Psique de Mujer; la Psique femenina. La matricial materia vital se hizo «Mater»(2) (raíz protoindoeuropea que significaba «Madre»), se hizo Madre de la vida; esto es: de la existencia y de la subsistencia de sus hijos; hijos ya antes de nacer anhelados para, después, ser amamantados; ser amados. Sin duda*, lector, podemos estar seguros: la Psique de Mujer sintetiza y sugiere, al tiempo, el pasado, el presente y el futuro*. Psique de Mujer: terminante y fecundo «fíat»* [«hágase»] de la Naturaleza [la expresión latina «fiat»* –como las restantes señaladas con un asterisco hasta ahora-, comparte la raíz protoindoeuropea «bheuδ-»(2) (= ser; existir; crecer) con las palabras que, en sánscrito, se transcriben «bhūtá-m» (= Naturaleza) y «bhu-» (= tierra)].
He ahí la «mil-milenaria» epopeya*** (¿quién le cantará mil saetas a ella?) transcurrida hasta una animal Psique mamaria que, tras su personificación o prosopopeya*** (tras pasar del «qué» al «quién»), fue llamada «fémina» (latín «fēmina< ‘que amamanta‘(2)); y encontró felicidad en el Amor a (y de) sus hijos. Hijos que ya no son para ella «errores» sin fin, sino que cada uno es fin de sus «amores». Amores porque son sus «verdades»; verdades «dadas a luz» por ella, la «Mujer-fémina»: su «Madre» de verdad; su «Mater» verdadera.
Mujer, Amor, Madre, Vida, Verdad, verdades,… son palabras amigas; y, en tanto amistadas, inseparables. La filosofía de los filósofos (y el pensamiento político «psico-ideológico» cegado por ellos), de tanto buscar a la penúltima (es decir, a «la Verdad»), se olvidó de las primeras y no supo entrever a las últimas siquiera. Siendo así que no pueden encontrarse las últimas sin haber apreciado y comprendido a las primeras: a las Reinas de la Vida; antecesoras por antonomasia.
Escribió Nietzsche (1886): “suponiendo que la verdad sea una mujer -¿cómo?, ¿no está justificada la sospecha de que todos los filósofos, en la medida en que han sido dogmáticos, han entendido poco de mujeres?; ¿de que la estremecedora seriedad, la torpe insistencia con que hasta ahora han solido acercarse a la verdad eran medios inhábiles e ineptos para conquistar los favores de una mujer? Lo cierto es que ella no se ha dejado conquistar-”(3). ¡Ah, Mujer, sintética floración personal tan acabada, tan «bien-hecha» por el poético*** fluir radicular y arborescente de la Vida sobre la Tierra! Mujer genésica: siendo, como todos somos, tus hijos, la Historia, el porvenir y el/los presente/s con memoria te cantan a ti como símbolo de victoria.
Cuatro años antes, precisamente en el parágrafo titulado «Vita fēmina» de su libro «La gaya ciencia» (subtitulado «gaya scienza» -«gay saber»- queriendo referirlo a la «Poética»***, al «Arte poético»***), había escrito Nietzsche (1882): “quizás sea éste el más fuerte encanto de la vida: hay sobre ella un velo bordado en oro de hermosas posibilidades, prometedor, resistente, pudoroso, burlón, compasivo, seductor. ¡Sí, la vida es una mujer!”(4)
Sintetizando: Mujer es personificada, verdadera, espiritualizada «Poesía*** de la Naturaleza»; como escribió Bécquer, gran poeta*** de España, “Poesía*** eres tú”(5), «Mujer-fémina». Y tus hijos…; tus hijos son auténticos «versículos» verdaderos desgajados de tu entraña. La Madre, de verdad y en verdad, ama a cada uno de sus hijos, tan distintos entre sí en sus íntimos entresijos; hijos de Mujer: verdades personificadas. Mujer: «Poesía*** de Amor y Vida»; si no lo hizo, debió haber pensado en ti don Miguel de Unamuno al escribir (1920): “nada que no sea verdad puede ser de veras poético***.”(6) ¡Ah, Mujer, de tus dolores de parto nacen verdades! ¡Ah, genérica Mujer poéticamente*** personificada, de todos los hombres** eres amada! Mujer generatriz, en Rusia justo sería para ti el probo* Nombre de «Pravda»*(7) [= Verdad justa o ajustada].
En sánscrito, el idioma de la India cuyo nombre significa «perfecto», es frecuente «Kavita» como Nombre de Mujer. «Kavita» significa «Poesía***». Aquí, desde el extremo Oriente, nos canta el lenguaje ancestral su callada, milenaria sabiduría. Y en sánscrito «madre» se dice «dhātrī»(2), cuya raíz en el lenguaje matriz protoindoeuropeo fue «dhē(i)»(2) (= «succionar, amamantar»), de la que se derivan nuestras palabras: «hembra», «femenino/a», «feminidad», «fecundo/a», «feto», «hijo/a», «prohijar»; «filiación»; «hidalgo»; «feliz» y «felicidad». Y también procede de ella la «φιλία»(8) («philia» o «filia»= amistad, afecto, amor) griega; escribió Aristóteles («Ética a Nicómaco»; 2ª mitad s. IV a. de C.) que había quienes definían al amigo “como el que quiere que otra persona exista y viva por amor del amigo mismo. Esto es, precisamente, lo que las madres sienten respecto de sus hijos.”(9) Y que otros definían al amigo “como el que comparte las alegrías y penas; y esto también ocurre, principalmente, con las madres.”(9) También escribió Aristóteles en ese libro que “cuando los hombres** son amigos, ninguna necesidad hay de justicia.”(9)
El «patriarca» de los filósofos académicos occidentales, Platón (que ni era santo ni es de mi devoción), en su diálogo «Πολιτεια» («Politeia»= administración o régimen político de la ciudad -la «Polis»-) hizo equivaler a la «patria» («πάτρα»(10) –pátra-) con la «matria» («μήτηρ»(10) –méter-= madre -de hombres** y de animales- // [de la tierra] madre o nutricia // país o ciudad natal). Así, en un pasaje en que se refiere a un hombre** con «alma de tirano», escribe Platón (1er tercio s. IV a. de C.): “como antes castigó a su madre y a su padre, así castigará a la patria; introducirá nuevos allegados que esclavizarán a la anteriormente tan querida patria, o ‘matria’, como lo dicen los cretenses.”(11)
Ni Aristóteles ni Platón sabían que la «amistad» griega, la «φιλία» -«philia»(8)-, tuvo su origen, lejos de la antigua Grecia y la moderna Europa, en la citada raíz «dhē(i)»; raíz femenina por excelencia. Un Platón patriarcal para quien sería un «juez excelente» aquél que, tomando a una “familia dividida”(12) consiguiera reconciliarla e “imponiéndole leyes, pudiera asegurar que sus miembros vivieran en lo sucesivo en recíproca amistad.”(12) ¡Como si la amistad (o la Libertad) pudiera derivarse de las coercitivas leyes! Ese carneril «juez excelente» que invocaba Platón es, para los Partidos, el Estado. Partidos estadolátricos de cuyas sienes brotan retorcidas leyes «psico-ideológicas»: carneros castrados; carneros del «Pastor-Estado».
Nos remontamos ahora a la sabiduría judía, siglos antes de que nacieran Platón y Aristóteles. En la sintética, exquisita narración poética*** del Libro del Génesis hallamos que “el hombre** llamó a su mujer «Eva», por ser ella la madre de todos los vivientes”(13a). El Nombre «Eva» (hebreo «hawwá») se considera derivado del verbo «hāyá»(13a), que significa «tener o dar vida», de modo que «Eva» significa «aquélla que tiene vida o que da vida»; por eso es «madre» de los «hayyá» (nombre femenino: «ser vivo», «viviente»; pero también «comunidad»). En hebreo «madre» se dice «’em»; y comparte raíz con la palabra que, pronunciándose «’amma», significa «ciudad-madre» o «comunidad-madre». Y es, precisamente, de la onomatopéyica*** raíz indoeuropea «amma»(2) (= «madre») de la que proceden nuestros «amor» y «amistad». Siglos después de la genesíaca tradición judía nos encontramos, en la tradición «judeo-crística» (tan entrañada en España), con la maternidad de María, madre judía de Jesús de Nazaret.
Ya sólo nos falta incorporar a esta introducción la palabra «Libertad». Para ello nos valemos de la inteligencia femenina de Hannah Arendt (también mujer judía); y del inteligente magisterio de Jorge Ruiz de Santayana, prócer español de filosofía:
> Hannah Arendt. En «La condición humana**» (1958): “Nadie es igual a cualquier otro que haya vivido, viva o vivirá. […] La acción mantiene la más estrecha relación con la condición humana** de la natalidad; el nuevo comienzo inherente al nacimiento se deja sentir en el mundo sólo porque el recién llegado posee la capacidad de empezar algo nuevo, es decir, de actuar.”(14) Y en «¿Qué es la libertad?» (1961): “La «raison d’être» [razón de ser] de la política es la libertad y el campo en que se aplica es la acción. […] Ser libre y actuar es la misma cosa”.(15a)
> Santayana. En «La idea de Cristo en los Evangelios» (1946): “La voluntad es libre no porque sea históricamente incausada, sino porque es por su propia naturaleza elección moral y fidelidad a sí misma, pues, tal como lo pregunta san Agustín: Quid magis in voluntate quam ipsa voluntas? [«¿qué hay en la voluntad además de ella misma?»] El amor, que tiene obvias bases biológicas como hábito vital, es espiritualmente el primer asiento posible, el primer ejemplo y la esencia misma de la libertad.”(16)
Resumiendo: a la pregunta de Arendt «¿Qué es la libertad?», y en línea con la insinuante concisión del Nietzsche más certero, respondemos: Libertad es Nombre femenino de Mujer maternal.
En Venezuela, en Hispanoamérica, aquí en España, ha sido tradición, combinando sin saberlo las citadas palabras de Platón, referirse a España llamándole «Madre patria». En la tradición rusa, por ejemplo, también cristalizaron las expresiones «Madre Rusia» y «Madre patria». Si refundimos este último sintagma diremos «Matria», «como decían los cretenses» según Platón. Hoy, algunos jefes partidocráticos de Cataluña pretenden perpetrar lo que ya se venía propiciando desde la «contra-Constitución-78»; un espantoso crimen: el matricidio de España. Y los clérigos (partícipes herederos) del Estado, con el Rey como prelado, invocan al «orden constitucional» para evitarlo. Siendo así que es la propia «contra-Constitución-78» el arma matricida, con su reparto del Poder entre Partidos codiciosos emponzoñados de abrasivo magma «psico-ideológico» y su partición de España en pretenciosas Autonomías partidocráticas. Partidos de Estado y Autonomías «para-estatales» sólo pueden conducir a la muerte política de España. En Venezuela, por el momento, la lenta agonía se libra, al menos, del descuartizamiento.
No pensaba extenderme tanto, pero, amigable lector (si hasta aquí has llegado), ha sido la gravedad del matricidio lo que ha obligado. La idea inicial era conectar casi desde el principio con lo que ya sólo puede ser esbozado. Venezuela, España, Hispanoamérica, Europa continental: sin Democracia Política en vuestra historia, ¿de dónde extraeréis la savia nutricia que alimente vuestra Libertad Política? Sin Libertad Política todas las «pruebas» son «errores»; y los «hijos» de España no serán, ni para ella ni entre sí, «amores».
Sírvanos de ejemplo la original historia de los «hijos de Europa» que emigraron a América del Norte. El pasado 17 de septiembre de 2017 se cumplieron exactamente doscientos treinta años desde que la Convención de Filadelfia (1787), en su última jornada de trabajo, remitiera al Congreso el texto constitucional todavía hoy en vigor (aun enmendado), en menos de tres meses redactado. Sólo dos apuntes al respecto:
> Una frase de John Adams (1735-1826; 2º Presidente de Estados Unidos): “La revolución se hizo antes de que empezara la guerra. Fue un cambio en las mentes y en los corazones del pueblo.”(17a)
> Una denominación que acuñó el coronel irlandés Isaac Barre(18) (1726-1802; siendo diputado en la Cámara de los Comunes inglesa) para referirse a los norteamericanos, a quienes defendió ante el Parlamento inglés: «hijos de la libertad»(18). A raíz de esto «nacieron» entonces múltiples asociaciones en Norteamérica que tomaron por nombre «Hijos de la Libertad»(17). Entre ellas, la más temprana, activa e importante, fue fundada en Boston (tras Ávila, segunda ciudad de Santayana) por Samuel Adams (primo segundo de John Adams), en 1765.
Nos dice de pasada el historiador Gordon S. Wood (2002) que “los colonos fomentaban el uso de telas tejidas en casa y, en los pueblos de Nueva Inglaterra, las «Hijas de la Libertad» organizaban círculos para tejer.” (17)
Malos tejedores son hoy los jefes de Partido; y su Estado de Partidos, pésimo tejido que se deshilacha.
Y aquí, abruptamente, terminamos. Que el lector paciente, de metáforas, símiles, citas y datos lingüísticos, biológicos e históricos, extraiga y destile sus propias deducciones. Y que lo haga en «Nombre de la Libertad»; es decir, libre y maternalmente. Del estéril error al fecundo «Liberamor».
(*). La «Φuσiς» («Physis») griega; las palabras españolas «física» (y «metafísica»); «prueba»; «duda»; «futuro»; «fíat» y «probo»; así como la rusa «pravda»(8), (=verdad justa) derivan todas de la raíz protoindoeuropea «bheuδ-»(2), que significaba «ser, existir, crecer».
(**). Nuestras palabras «humilde» (del latín «humus»= tierra, suelo); «humus» (= materia orgánica -de microorganismos, animales y plantas-, descompuesta y ligada a las partículas del suelo); «hombre», «humano» (y «humanidad») derivan de la raíz protoindoeuropea «dhghem-»(2), que significaba «tierra».
(***) La palabra griega «ποίησις» («poiesis»), y las españolas derivadas «poesía», «poeta», «poético/a», así como «epopeya», «prosoposeya» y «onomatopeya» (derivadas también del griego) proceden todas de la raíz protoindoeuropea «kwei-»(2), que significaba «hacer, construir».
(1) ARISTÓTELES. “Política”. Editorial Gredos, S.A. 2000. [escrito s. IV a de C.].
(2) ROBERTS, Edwuard. A.; PASTOR, Bárbara. “Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española”. Alianza Editorial, S.A. 1ª Ed.-1.996. 7ª Reimpresión-2.009.
(3) NIETZSCHE, Friedrich. “Más allá del bien y del mal”. Ediciones Folio, S.A. 2002. [Ed. orig. 1886].
(4) NIETZSCHE, Friedrich. “La gaya ciencia”. Editorial Tecnos (Grupo ANAYA, S.A). 2016. [Ed. orig. 1882].
(5) BÉCQUER, Gustavo Adolfo. “Rimas y poemas.” Ediciones Brontes, S.L. 2013. [escritas década 1860].
(6) DE UNAMUNO, Miguel. “Andanzas y visiones españolas”. Escpasa-Calpe, S.A. 1975. [Ed. orig. 1920].
(7) CASSIN, Barbara et al. “Dictionary of untranslatables”. Inglish Translation by Princeton University Press. 2014. [edic. orig. francesa 2004].
(8) The American Heritage Dictionary Indo-European Roots Appendix. En sitio de internet www.ahdictionary.com
(9) ARISTÓTELES. “Ética nicomáquea”. Editorial Gredos, S.A. 2000. [escrito 2ª mitad s. IV a de C.].
(10) PABÓN, José Manuel. “Diccionario bilingüe. Manual Griego clásico-Español”. Larousse Editorial, S.L. 2014. [edic. orig. 1967].
(11) PLATÓN. “República”. Editorial Gredos, S.A. 2000. [escrito 1er tercio s. IV a de C.].
(12) PLATÓN. “Las leyes”. Editorial Gredos, S.A. 2000. [escrito 1ª mitad s. IV a de C.].
(13) BIBLIA DE JERUSALÉN. Editorial Española Desclée de Brouwer, S.A. 1967.
(13a) Génesis 3, 20.
(14) ARENDT, Hannah. “La condición humana”. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. 1998. [edic. original 1958].
(15) ARENDT, Hannah. “Entre el pasado y el futuro”. Ediciones Península, S.A. 2003. [Ed. original: 1968].
(13a) “Freedom and Politics. a Lecture”. [“Libertad y política. Una lección”] en “Chicago Review” -1960-; añadido, como 4º ensayo, con el título “What is Freedom?” [“¿Qué es la Libertad?”] a las sucesivas ediciones de “Entre el pasado y el futuro” a partir de 1961.
(16) SANTAYANA, George. “La Idea de Cristo en los Evangelios”. Editorial Sudamericana, S.A. 1966. [edic. original 1946].
(17) WOOD, Gordon Steward. “La Revolución Americana”. Grupo Editorial Random House Mondadori S.L. 2003. [edic. original 2002].
(18) ASIMOV, Isaac. “El nacimiento de los Estados Unidos (1763-1816)”. Alianza Editorial S.A. 2010. [edic. original 1974].