EDWIN ZARCO.
Los países latinoamericanos vienen atravesando un periodo de crecimiento y mejoras en su nivel de competitividad y prosperidad. Esto se puede evidenciar en los resultados del último Informe-Global de Competitividad 2012-2013 (World Economic Forum) donde de un total de 140 países evaluados, destacan: Chile que obtuvo el puesto (33), Brasil (48), México (53) y Perú (61). Sin embargo, me pregunto ¿Existen riesgos que podrían afectar o detener este crecimiento? Mi respuesta es sí, creo que muchos de los países de Latinoamérica corren el riesgo de sostener su crecimiento económico en pies de barro.
Al respecto según el Informe-Global de Competitividad 2012-2013, uno de los requisitos principales para asegurar un crecimiento sostenido consiste en tener instituciones públicas favorables al esfuerzo productivo privado, lamentablemente es justo en ese punto donde radica los pies de barro o la debilidad de los Países Latinoamericanos, incluso Chile que tiene el mejor desempeño de competitividad tiene problemas por la ineficiencia de ciertas Instituciones.
Si bien la mayoría de los países Latinoamericanos han evidenciado mejores indicadores con respecto a la estabilidad macroeconómica, eso no quiere decir que su avance se asiente en bases solidas, lamentablemente aún mantienen problemas institucionales agudos: corrupción, deficiente administración de justicia, regímenes inestables de partidos, abuso de poder por parte de políticos que se aprovechan de la debilidad de las instituciones e imprevisibilidad jurídica en las normas estatales.
En consecuencia, si los países latinoamericanos quieren seguir creciendo de manera competitiva, antes deben asegurar el esfuerzo productivo privado, y esto significa que las instituciones deben promover un marco normativo que garantice la eficiencia del mercado, el cumplimiento de los contratos, el desarrollo de la función empresarial y un contexto de libertad económica para que los individuos emprendedores puedan coordinar y descubrir las oportunidades de ganancia. Además, los políticos latinoamericanos no deben olvidarse de que no disponen de toda la información de tiempo y lugar para impulsar medidas exitosas de política económica, como dice Hayek “el conocimiento de las circunstancias que debemos utilizar nunca existe de una manera concentrada, sino que hay únicamente jirones incompletos y frecuentemente contradictorios, repartidos entre los diferentes individuos”. Por esa razón, la principal tarea de los países latinoamericanos es crear un marco institucional que garantice que los individuos libremente puedan intercambiar y unir esos conocimientos dispersos para impulsar proyectos sostenibles y rentables.
En términos prácticos, el papel de las instituciones en los países Latinoamericanos solo cerrará las brechas de competitividad cuando permita que los procesos de mercado funcionen en un estado que brinde a las actores privados las garantías para crear propuestas que atiendan la problemática de la salud y la educación, la falta de infraestructura y tecnológica, y las deficiencias del mercado de bienes y servicios. No debemos olvidar que las propuestas innovadoras para resolver muchos problemas sociales solo se originaran en un ambiente de libertad y sólida institucionalidad que permita a los individuos intercambiar sus conocimientos y poner en práctica su fuerza emprendedora.