ILLY NES.
Me acuerdo de las horas que estuve arrestado, y aunque todo el mundo estaba jugando al mus, veías movimientos conspiratorios. Piensen que José Antonio Carpintero escribía en El País y en Diario 16. Era amigo de los úmedos, de la Unión Militar Demócrata. Era una persona con la que yo mantenía unas relaciones muy tensas y hoy lo admiro porque creo que él tenía el verdadero espíritu de lo que debía ser el Ejército. Un Ejército al servicio de los españoles. No obstante, tuve miedo, pánico y pensaba que no había hecho más que cumplir órdenes. Entonces no tenía conciencia, la he adquirido con el paso del tiempo, creo que han sido las hostias que me ha dado la vida después las que me han enseñado. Me las han dado tarde pero he aprendido y me ha ido muy bien.
Yo todavía pensaba que el Ejército tenía la obligación de salvar a España de la conspiración judeo-masónica-comunista. Y después he recordado el momento en que nos asustaron con las Convenciones de Ginebra y de La Haya sobre los prisioneros de guerra. Recordaré siempre al capitán que nos estaba explicando cuando decía: “Bueno, esto es teoría, es papel mojado porque si yo no tengo alimentos y mantas ni para mis soldados ni para mi población civil, no se les voy a dar a los prisioneros de guerra”.
Hoy veo que es una vulneración clarísima de los derechos humanos. Pero estoy convencido de que ahora muchos tenientes recién salidos siguen pensando igual. Es decir, creo que ha sido muy bueno que España haya tenido que participar en acciones de ayuda humanitaria como cascos azules y que hayan visto la realidad de las dictaduras, del horror, de los genocidios que yo afortunadamente no he tenido que ver, pero que a quien los ha visto le ha hecho reflexionar. Sin embargo, en aquellos momentos lo único que estás pensando es que tienes un documento que te exime, un documento que a día de hoy no sé cuando lo exhibiré, ni lo que pasará cuando lo haga.
EL LIBRO “GAVIOTAS QUE ENSUCIAN SU PROPIO NIDO” (LA HOMOSEXUALIDAD OCULTA EN EL PP) PUEDE ADQUIRIRSE EN BUBOK.
