JESÚS MANUEL MORA PECCI.
En la Guerra de las corrientes, Nikola Tesla se impone a Edison. El suministro de energía eléctrica utilizado de manera generalizada en nuestros días tanto para los hogares como para la industria se efectúa en corriente alterna.
400 años a. de C. Tales de Mileto nota que la barita de ámbar adquiere tras ser frotada durante un tiempo la propiedad de atraer objetos livianos. Se trata del descubrimiento de la electricidad. Tendremos que esperar hasta el siglo XVIII para que gracias al estudio de la inducción electromagnética aportado por Faraday se llevasen a cabo los primeros experimentos con el fenómeno de la mano de Volta. Desarrollador de la pila eléctrica, Volta produce por primera vez corriente continua mediante un electróforo perfeccionado a partir del inventado por J. C. Wilcke.
Desde el continente europeo, Nikola Tesla fue presentado al propio Edison quien le contrató solicitándole que fabricase un nuevo generador eléctrico. Thomas Alva poseía varias patentes relacionadas con la corriente continua. La inventiva de Tesla reportó en corto espacio de tiempo excelentes triunfos que le llevaron a reclamar una prima por sus aportaciones. Sin embargo su petición fue desatendida, Nikola abandona su labor viéndose relegado a cavar zanjas en New York para poder mantenerse.
Poco después Tesla defiende las virtudes de la corriente alterna frente a la continua, estableciéndose la guerra de las corrientes que produce su definitiva victoria sobre Edison. Entre otras mejoras, la alterna permitía el transporte de grandes potenciales a baja intensidad mediante cables de sección cien veces menor que la que se requería para la continua. Considérese que las calles recorridas por el tendido eléctrico anterior llegaban a albergar tal cantidad de redes y tan espesas que la luz del sol apenas alcanzaba a penetrarlas.
La socialdemocracia podría ser aceptada como la fórmula ideológica mágica a través de la cual el hombre finalmente consiguió organizarse de manera definitiva estableciendo las bases de la perfecta sociedad. Una sociedad y un mundo feliz en el que ya no hay que pensar porque la Agencia Tributaria en su honestidad sólo nos despojará de lo rigurosamente necesario para que la nave de todos nos conduzca, sin apenas esfuerzo, hacia ricas costas donde satisfacer nuestros apetitos obnubilados por la presencia de angelitos rubios que tocan el arpa semidesnudos.
Pero también podría ser asumida así cualquier otra ideología circunscrita a un sistema de gobierno dado. Efectivamente, el mejor de los sistemas creados por el hombre no será mejor que el mejor de sus individuos. Empero el marco que nos contempla es el de la imposición ideológica sea cual fuere su orientación como modelo de pensamiento único. Una corriente continua que cursa el final de la cuarta década de su implantación.
La pretendida alternancia bajo el marco monárquico se escapa al principio de no contradicción y constituye un absurdo aberrante impropio del hombre. Balar, bala el ciudadano sumiso bajo la jaula de un ideario impuesto. Pero bala también el gobernante iluso que apenas alcanza a sacar el brazo entre las rejas.