ROBERTO CENTENO.
Justo cuando hasta el BdE alerta de que la situación económica es peor que la de 2008, justo cuando los indicadores de actividad y demanda se están desplomando y los PMI de Servicios e Industria (el 80% del PIB) señalan que lo peor está por llegar, aparece Olli Rehn para decir que Rajoy, cuya única política consiste en el expolio masivo a familias y empresas para mantener lo más intacto posible el despilfarro público, lo está haciendo muy bien y que le importa un bledo que incumpla todo lo que prometió.
Rhen ha dejado desconcertado a todo el mundo. “¿Cómo puede decir que España no necesita más medidas justo cuando la Comisión acaba de decir que no cumple nada?”, han dicho, asombrados, Merrill Lynch y otros. La razón de la sinrazón es que se trataba de “una invitación amistosa” a Rajoy para que pida de una vez un rescate; y, para animarle, Van Rompuy nos acaba de quitar 20.000 millones de ayudas agrícolas.
No era una palmadita, era una puñalada. En Bruselas están de Rajoy hasta el gorro. Pero si ellos están hasta el gorro, calculen cómo estamos los españoles. Si hubiera pedido el rescate jamás nos habrían quitado un céntimo en los Presupuestos de la UE; si hubiera pedido el rescate el Tesoro, que ha tenido que endeudarse en más de 120.000 millones desde el verano, habría reducido al menos dos puntos los intereses pagados. Esto significa que la decisión de este irresponsable, que pone sus prioridades electorales por encima de las de España y las de toda la eurozona,nos costará a los españoles 22.000 millones de euros anuales durante años. Con un país cada día más empobrecido, con seis millones de parados, con un 25% de los niños viviendo por debajo del umbral de la pobreza, Rajoy simplemente no tiene derecho.
El drama para nosotros es que el expolio a familias y empresas es ya insoportable, pero mucho más grave, si cabe, es que el endeudamiento y los intereses son ya inasumibles (el servicio total de la deuda de las AA.PP., intereses más amortizaciones, superará los 130.000 millones en 2013). Han arruinado a España para varias generaciones, y, mientras el despilfarro sigue imparable, los impuestos y las tasas no dejan de subir -Ana Botella acaba de subirnos el IBI una salvajada, hasta un 15%, y reduce la recogida de basuras a tres días a la semana, mientras mantiene sus cinco secretarias, sus dos chóferes y su mayordomo para que le sirva el café- y la renta disponible no cesa de caer desde 2010. Desde que gobierna Rajoy, las familias han perdido casi la quinta parte de su riqueza, según un reciente estudio de Credit Suisse. La mayor pérdida, con diferencia, de toda la zona euro.
Eurostat, la Oficina Estadística de la UE, cuyos funcionarios son los mejor pagados de Europa y que protagonizó en tiempos de Solbes el mayor caso de corrupción de la ciudad más corrupta del planeta (Bruselas), está integrada por una legión de inútiles que no comprueban un solo dato, aceptan lo que viene de cada país como si fuera la Biblia y así pasa lo que pasa. Por ejemplo, que Grecia estuviera diez años mintiendo en todas sus estadísticas (España lleva cinco), algo que era bien conocido y había sido reiteradamente denunciado en la propia Grecia, no fue “detectado” por estos insensatos hasta que llegó el desastre: Atenas estaba en suspensión de pagos. Y en Bruselas ni siquiera consideraron necesario cortar cabezas en Eurostat.
España es lo mismo: todas los cifras macro desde 2008 son falsas. Desde el PIB al paro, pasando por el déficit o por los balances del sistema bancario. Empecemos por el PIB: en 2007, último año del boom, el PIB en euros fue de 1.053 billones; la construcción aportó ese año 112.000 millones de euros con 650.000 viviendas terminadas. En 2011 se terminaron 155.000 más, un 76% menos. El índice de producción industrial pasó de 113 en 2007 a 82 en 2011, una caída de un 27%. En 2011 había 3,6 millones de parados más que en 2007 y, en todas las ramas de actividad, esta se había hundido. ¿Y saben qué nos cuentan los señores del INE, a quienes pagamos con nuestros impuestos? Pues que el PIB de 2011 es mayor que el de 2007. No tienen vergüenza. Y Bruselas ni lo comprueba.