Recientemente me he percatado de un movimiento de protesta en Cataluña que demanda “Cataluña no es CIU”. Reclaman que los movimientos políticos de CIU, así como su política de Gobierno tanto a nivel local como a nivel nacional, no expresan la voluntad general del pueblo Catalán. Y yo me pregunto: ¿Cómo es posible que el partido que gobierna no represente a la voluntad de la mayoría del pueblo? Aunque los ciudadanos no tengan cultura política, muchas veces la intuición revela lo que no parece obvio, pero lo es. Expresan que no representa a la voluntad del pueblo, pero en cambio esos mismos ciudadanos no saben exactamente el porqué de esa obviedad, y tampoco saben el motivo ni la solución al problema.
Esos ciudadanos sin darse cuenta han acertado de pleno, junto con el “no nos representan” surgido de la misma intuición, en uno de los problemas más importantes del actual sistema político Español. Sistema formulado en la Constitución del ’78. Si un Gobierno no representa a la mayoría de la voluntad de los ciudadanos, el sistema de gobierno no se puede clasificar como democrático, aunque muchos artículos técnicos llaman a este tipo de democracias democracia disfuncional, es decir, que no funciona.
Que el Gobierno no represente a su pueblo es un problema muy grave, que ataca a los fundamentos básicos del gobierno de todos los pueblos. La representación política de los ciudadanos ha sido causa de guerra y el principal factor de cambio político y social en la historia moderna de la humanidad. Sólo por poner un par de ejemplos recientes:
América emprendió una guerra contra el Imperio Británico aún cuando estaban divididos en 13 estados independientes sin coordinación mutua, en un continente inmenso con sólo 7 millones de habitantes; no admitieron pagar tasas al Imperio y no tener representación política en el Parlamento británico. Unos pocos años más tarde después de la guerra de Independencia Americana, en Francia estalló la Revolución Francesa arrebatando la representación de la Aristocracia y el Clero para dársela a los ciudadanos.
Es tal la importancia de la representación que está recogida en los Derechos Humanos bajo el derecho a la autodeterminación, que afecta a todas las colonias que no tienen representación política. Así pues, la justa representación es un pilar básico de nuestra estructura política-social, y marca el futuro y porvenir de los pueblos, causando guerras y revoluciones.
Volviendo a Cataluña, ¿Cómo es posible la situación actual? El motivo es el tipo de estructura política que se planificó a puerta cerrada durante la Transición, en el cual se acordó un sistema político en el que mediante unos pocos votos, los partidos políticos se repartirían el poder. El sistema diseñado se llama Sistema Proporcional de Listas de Partidos y ya fue usado en Europa con terribles consecuencias. Con unos pocos votos, los partidos nazis de Hitler y Mussolini no tuvieron ninguna dificultad en subir al poder, derrotando escandalosamente todos los otros partidos. Además de que el sistema no proporciona separación alguna de poderes, para ellos ir cambiando el sistema hacia un sistema dictatorial no fue tampoco ningún problema. Sin separación de poderes, no hay control alguno. Tal y como pasa ahora con el PP teniendo mayoría absoluta, controla el Gobierno (el poder Ejecutivo) y el Parlamento (poder Legislativo), lo que legisla el PP, lo ejecuta el PP, legislador y ejecutivo bajo una única figura; y todavía hay algunos que defienden que en España hay separación de poderes y que no entienden cómo es posible que un partido diga una cosa para ganar las elecciones y luego haga todo lo contrario; aquí está la explicación: falta de control provocada por la no separación de poderes
Dicho sistema político, ya ha sido catalogado como un gran candidato para promocionar la corrupción y el nepotismo según muchos estudios internacionales (Universidad de Yale – Sistema Electorales como restricciones a la corrupción, el caso del sistema proporcional de listas cerradas de partidos, Universidad de Munich – Competición política, Sistemas electorales y corrupción, el caso Italiano de listas abiertas de partidos bajo un sistema proporcional, Universidad de Hardvard – Reglas Electorales y Corrupción), situando al país en una situación de desventaja competitiva frente a otros países menos corruptos, ya que la corrupción genera sistemas productivos disfuncionales e ineficaces. Si España es competitiva en algún sector, es gracias al esfuerzo sobrehumano que muchas empresas y personas tienen que hacer luchando contra las ruedas oxidadas de nuestro sistema político que se ven forzadas y subyugadas a la oligarquía de poder que usa la corrupción intrínseca del sistema para influir en mediadas políticas que le benefician; todo queda en casa, pero el ciudadano duerme fuera en la intemperie.
CIU no representa a Cataluña. Así es. Porque tenemos un sistema proporcional de listas de partidos. Si seguimos tolerando y afianzando dicho sistema con el gesto de votar, que es lo que significa, si votas, aceptas estas reglas del juego. Las consecuencias pueden ser muy graves. Un partido político que no representa a la mayoría arrastrará al abismo a un pueblo magnífico y trabajador.
Rechazad el sistema. Existe una alternativa de Gobierno y de Estado. Existe un plan y no hay nada en el tintero, no hay anarquismo después de derrotar al sistema, hay orden, sensatez, honradez y democracia. Voto uninominal a tu representante de distrito a doble vuelta por mayoría absoluta, sin proporciones ni ponderaciones. Un voto, una persona. Un representante por cada 100.000 habitantes formarán el Parlamento, en donde todos los ciudadanos saben quién es quien les representa. Elecciones al Presidente bajo el mismo sistema, por mayoría absoluta a doble vuelta, como en Francia pero mejor, más depurado ya que tenemos el privilegio de diseñar un sistema sin perjuicios históricos. Con separación real de poderes en origen, para que no se puedan aprobar leyes que beneficien al hermano de un ministro. Para que la corrupción quede fuera del sistema, para que la oligarquía quede expulsada y no use dicha corrupción para coaccionar al Estado y a la Nación. La voluntad de la mayoría quedará verdaderamente reflejada en todos los poderes. Ese día estaremos orgullosos y no avergonzados, de nuestros políticos. Dejaremos de estar resignados para estar emocionados.