ILLY NES.
Volviendo a Molina de Aragón, don Chencho ya estaba no se sabe donde y yo había pitado y tenía todas las obligaciones que tiene un miembro del Opus Dei. Entre ellas, la de jurar con una restricción mental. Juras el cargo de ministro y entonces tú, muy digno, delante del crucifijo y con la mano en la Biblia, matizas: “Sí, juro”. Y por lo bajini, haciendo una restricción mental, dices: “excepto en lo que me ordene el Papa y el Padre” (10).
Es decir, hay una restricción mental. Así, Federico Trillo; el portavoz de la Comisión de Justicia del PP, Andrés Ollero; el que fuera Fiscal General del Estado, Jesús Cardenal; el que fue director general de la Policía, Juan Cotino; la que fue ministra, Lady Bacón, perdón Isabel Tocino; el que fue secretario de Estado de Defensa con Trillo… e incluso muchos tenientes generales.
Así las cosas, Trillo depositó su confianza en un juez del Supremo, Agustín Corrales Elizondo, cuyas andanzas se recogen en un libro de Nicolás Pérez Cánovas, profesor de la Universidad de Granada. Pero viene bien contar lo que hizo él en su época y lo que ha hecho Trillo con él:
Agustín Corrales Elizondo, en el año 1985, cuando el Congreso de los Diputados, es decir, la representación del pueblo español a la cual está al servicio el Ejército, siendo él teniente coronel jurídico de la Armada, se dio cuenta de que el Código de Justicia dejaba de llamarse así para llamarse Código Penal Militar y que había desaparecido el antiguo artículo 352, el cual condenaba a los homosexuales a penas de prisión de 6 años y de expulsión con deshonor, en varias ocasiones manifestó en publico: “Qué lástima este olvido del legislador, tendremos que utilizar la ley orgánica de régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas para corregir este lamentable error”. Es decir, estaba cuestionando al Congreso de los Diputados, lo que se aprueba por mayoría y decide la voluntad popular.
Cuando se unificaron los cuerpos y pasó su departamento a ser el servicio jurídico de Defensa, él sigue ascendiendo y llega a general togado militar. Y justo cuando se iba a jubilar y pasar a la reserva, asesinan a Querol Lombardero, magistrado del Supremo, y a su escolta, quedando libre su vacante. Le faltó tiempo a Federico Trillo para proponerlo a la Comisión de Subsecretarios como sustituto de Querol Lombardero.
Yo llamo entonces a Trillo diciéndole: “Federico, este tío es así” y le mando la fotocopia del libro de Nicolás Pérez Cánovas donde cuestionaba el supuesto error del legislador que significaba despenalizar la homosexualidad. Es decir, una persona que se pasa la Constitución por el forro de los pantalones hoy es el magistrado del Supremo de la sala que atiende lo militar. ¿Presunto delito de prevaricación de Federico Trillo?
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