JESÚS MURCIEGO
Después de un año con la atención fijada en la Copa Mundial de fútbol, que acabó en un batacazo histórico para el país y con la economía en una tendencia clara a imitar a la “Seleção” el gigante sudamericano encara unas elecciones presidenciales como cada 4 años el primer domingo de octubre, como estableció el Supremo Tribunal Electoral al final de la última dictadura.
En esta ocasión los tres candidatos con mas posibilidades fueron, por la parte izquierda, del PSB el Partido Socialista de Brasil, de ideología mas socialdemócrata que socialista con fuerte componente ecologista, cuyo primer candidato Eduardo Campos falleció en accidente de avión en plena campaña electoral. Este hecho potenció la candidatura de la hasta entonces desconocida segunda de su lista Marina Da Silva, una bióloga condecorada internacionalmente por sus proyectos a favor del descuidado medio ambiente brasileño. A pesar de la sorpresa que causó la novedad de la inclusión de la popular Marina en la campaña, su estrategia de situarse de perfil en temas clave como el aborto y los derechos de los colectivos gays, junto con su pertenencia a la iglesia evangélica, considerada por muchos como un nido de fanatismo le impidió garantizarse una plaza en el segundo turno y fue relegada con un 21% de los votos a una mas que notable tercera plaza.
El segundo puesto, con derecho a disputar la presidencia en el segundo turno fue para el candidato del PSdB, histórico partido brasileño, al que perteneció el presidente Fernando Henrique Cardoso, y entre cuyos éxitos esta la erradicación de la cuasi endémica hiperinflación mediante la introducción del Plan Real, moneda que aún hoy se mantiene firme y lejos del doble dígito en inflación (6,5%) un hito en estas latitudes. El candidato Aecio Neves, que estaba casi sin posibilidades hace apenas un mes, pero gracias a su solida campaña y al desmoronamiento de sus principales rivales, especialmente la Presidente Rousseff consiguió estrechar el margen hasta apenas un 8%, algo impensable meses atrás. Proveniente de una ilustre familia política del estado de Minas Gerais, su abuelo Tancredo Neves fue elegido Presidente en 1985 aunque falleció antes de tomar posesión del cargo.
Su carrera política comenzó a los 21 años y ha sido Diputado Federal, Presidente de la Cámara de Diputados, Gobernador de Minas Gerais y hasta director de la caja de ahorros nacional, Caixa Económica Federal. Todo un representante de la Casta, si usásemos la terminología de la extrema izquierda española, una casta además que en Brasil se remonta a la élite militar de los tiempos de la conquista, y en la dinastia Neves, al tatarabuelo del malogrado presidente. En cuanto a su ideología, a pesar de ser considerado de una derecha casi liberal podemos enmarcarla dentro de la misma tendencia Socialdemócrata de los demás candidatos, incapaz de osar siquiera retirar los programas asistenciales creados por el propio PSdB e incrementados por el actual partido gobernante, como son el Bolsa Familia y Bolsa Escola, una especie de PER o cheque-bebe para la friolera de 44 millones de ciudadanos.
Estos programas sociales, junto con el crecimiento de la economía fueron las principales bazas del partido gobernante, que cumple 12 años en el poder desde la histórica elección de Luiz Ignacio da Silva, el popular Lula cuyo carisma sacó del poder a la casta del PSdB e hizo temblar a los mercados antes las amenazas del Partido de los Trabajadores PT de impagar la deuda e implantar una economía de corte mas socialista. Promesas afortunadamente olvidadas por el PT después de reunirse en plena campaña con los demás candidatos y emisarios del FMI, en momentos de gran angustia cuando el el bono caía un 55% de su valor, y la prima de riesgo, conocida como RiesgoPais llego a los 2.446 puntos y el dólar se cambiaba por 3,95 reales.
Si bien los dos mandatos de Lula supusieron un cambio de paso en el desarrollo del país, su relevo nunca ha estado a la altura de su designador. Él, un carismático tornero del casi desértico nordeste del país y ella una antigua guerrillera de los tiempos de la dictadura. No obstante, la tercera candidata y ganadora de las elecciones merece un capitulo aparte y así lo tendrá.