El periodismo de la Transición, imposibilitado de decir la verdad sobre todo lo relativo a la política -a causa de la subordinación de la empresa informativa al Estado de Partidos que la ha enriquecido como nunca antes había sucedido- usa palabras huecas, en pro del partido estatal con el que se identifica, que el lector de inteligencia crítica debe llenarlas, para dotarlas de sentido, acudiendo al supuesto implícito, pero inequívoco, de lo que el texto expresa. Tomemos como ejemplo la opinión editorial de “El País” (21 de mayo, “Prisionero del plan”), donde critica con saña el lamento de Ibarreche de que Zapatero estuviera dispuesto a dar a ETA lo que ni siquiera acepta discutir con el lehendakari. Esto dice expresamente: “Es cierto que, al hacerlo (el lamento de Ibarreche), identifica uno de los flancos que se abrió al Gobierno con aquellas conversaciones; pero revela una mala fe extraordinaria pretender que lo que fue considerado como parte de una negociación destinada a facilitar la retirada de ETA pueda convertirse en concesiones al nacionalismo soberanista con el argumento pueril de que una vez conseguido la banda no tendrá más remedio que abandonar la violencia”. Esto es lo que implícitamente dice: La queja de Ibarreche está fundada en una realidad -la promesa de Zapatero de conceder al pueblo vasco el derecho de decidir su futuro (autodeterminación), en una negociación directa con ETA, a cambio de que la banda deje las armas. Esta promesa abrió un flanco al Gobierno. Pero ese flanco no lo abrió Zapatero, sino que “se” abrió solo o por otros. Es de una mala fe extraordinaria que Ibarreche quiera obtener lo mismo que habría obtenido ETA si hubiera puesto fin a su acción terrorista, pero sin la contrapartida de traer en sus manos el desarme de ETA. La traición a España, y la justificación ideológica de ETA, está desvelada en “El País”: existe un derecho de autodeterminación del pueblo vasco, pero ese derecho no debe reconocerse mientras exista terror. El PNV carece de poder para conseguir el fin del terrorismo. Eso sólo lo puede lograr el Gobierno en una negociación directa, cuando ETA deje de matar durante un periodo que indique la seriedad de sus intenciones pacifistas. No cuando “está haciendo efectivas sus amenazas”. Si ETA mata por un derecho que no reconoce el Gobierno, éste sería el responsable del terrorismo vasco. florilegio "Incluso en la buena literatura, lo implícito es lo que da veracidad a lo expresado, porque en los supuestos sociales, que comparte con el lector, el artista encuentra la motivación de su obra y la justificación del arte."