El Ministro de Justicia en funciones, Sr. Caamaño, señalaba en rueda de prensa la semana pasada que el indulto aprobado por el Consejo de Ministros al Vicepresidente del Banco de Santander D. Alfredo Sáez se acordó aplicando “escrupulosamente la ley”. Así lo aseguraba D. Francisco aprovechando que acudía al Congreso para acreditarse como diputado de la X Legislatura tras la muerte de Franco. Esos escrúpulos legales no se ven afectados por los morales ante los reproches recibidos porque esta excepcional medida de gracia se tomara in extremis por un gobierno cesante. El aún ministro excusaba para ello que en la misma sesión se había dado vía libre a otros “ocho o nueve” indultos.   Olvida decir Caamaño que las solicitudes de indulto solventadas en la sesión del ejecutivo pasaban del centenar. “Uno de ellos era el de esta persona” comentaba evitando en todo momento citar por su nombre a Sáez, subrayando sin embargo que el caso concreto se analizó “como uno más”. Francamente no me imagino al el titular del Justicia cantando cada uno de los expedientes que traía en su cartera a sus compañeros de gabinete: Fulanito, condenado a nueve años por delito contra la salud pública, ¿Le indultamos?, Alfredo Sáez, Vicepresidente del Banco de Santander, tres meses de prisión por delito de denuncia falsa ¿qué hacemos con él? Menganito, reo de robo con fuerza, cinco años ¿que proponen?. Será cosa de escrúpulos.   Los escrúpulos pueden sin embargo llegar a convertirse en suspicacia si abrimos esa carpeta del expediente de indulto y comprobamos que la solicitud contaba con el informe favorable de la fiscalía y el desfavorable del tribunal sentenciador, nada menos que el Tribunal Supremo. Baste traer otra vez a la memoria el carácter piramidal de estructura jerárquica y sometimiento al deber de obediencia del Ministerio Público en cuya cúspide se sitúa a la sazón con la misma interinidad D. Cándido Conde-Pumpido Tourón, designado directamente por quien preside el mismito consejo de ministros que otorga los indultos a propuesta del Ministro que también ha elegido. Aún así el Sr. Caamaño se expresaba como sigue: “Se aplicó escrupulosamente la ley, había un informe favorable del Ministerio Fiscal. Es cierto que la Sala Segunda del Tribunal Supremo era desfavorable, pero se decía que siendo ya favorable el informe del fiscal era posible un indulto parcial y el del gobierno fue solo un indulto parcial conmutando una pena por otra”.   Cambio de penalidad que evita sin embargo que el Sr. Sáez pise la prisión. Y yo me preguntó ¿Por qué? A lo mejor es que no tengo escrúpulos.

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