Los analistas de mayor prestigio en Europa coinciden en su diagnóstico. La gran abstención en la elecciones europeas ha deslegitimado a todas las instituciones políticas de la UE, incluido el Tratado de Lisboa, pero no a las instituciones económicas. Aunque nadie lo fundamente todavía en análisis basados en estadísticas pertinentes y homogéneas, todo parece indicar que los europeos quieren mantener y ampliar su Mercado Común, pero no creen que se pueda llegar a la unidad política europea por el camino tecnoburocrático emprendido. La abstención absolutamente mayoritaria en todas las naciones ha producido, en la opinión común, el efecto de un referéndum negativo sobre la posibilidad de constituir la Unión política de Europa, de espaldas a los ciudadanos, con el solo concurso de partidos estatales, y un sistema proporcional que no representa a los electores, sino exclusivamente a la sinarquía partidista que controla el Parlamento. ¿Para qué repetir en un pseudopoder legislativo el mismo consenso que gobierna la Comisión de Bruselas y el Consejo? Aparte de que es un atentado al modo de lograr decisiones democráticas, la teoría de la codecisión entre el Consejo y el Parlamento ha probado, desde que comenzó a aplicarse en 1993, que si bien las leyes aprobadas por este método aumentaron el 84 por cierto, según el Centro Europeo de Estudios Políticos (CEPS), también lo es que el 80 por ciento de las codecisiones no fueron debatidas en el seno del legislativo, y ni siquiera conocidas por los diputados, sino que se adoptaron en primera lectura sin más aval que el de los ponentes. Lo cual es aún más vejatorio que dejar la decisión en las solas manos de Bruselas y Luxemburgo. Los diputados europeos no se extrañan ni avergüenzan de este proceder porque están habituados y educados en la práctica de la partidocracia en sus países de origen: los Gobiernos legislan y los Parlamentos ratifican. Los defensores del legislativo europeo aún se enorgullecen de los ¡4 casos! de rebelión de Estrasburgo contra el criterio de los Gobiernos. Lo paradójico es que los abstencionistas exijan de las instituciones de la UE una representatividad ciudadana y una democracia formal que no tienen en sus respectivos países. Los europeos no entienden la moraleja de la novela “Indignación” de Philip Roth. “A causa de los efectos desproporcionados que conllevan las elecciones, hay cierto tipo de opciones a las que ninguna persona debe de enfrentarse jamás, sobre todo si afectan a las libertades individuales”. O te indignas o eres indigno. florilegio "La política deviene en teoría la más noble de las vocaciones cuando en la práctica ha pasado a ser la más innoble de las acciones."