En Francia el partido socialista selecciona a su candidato a presidente en elecciones primarias, o sea entre sus afiliados, por primera vez. La novedad es que esta vez será todo el electorado "de izquierdas" el que pueda participar en la elección de candidato si firma una declaración genérica de "ser de izquierdas". En los resultados en la primera ronda se ha impuesto Francois Hollande, la apuesta segura, relegando a Martine Aubry al segundo lugar. La prensa da como favorito a Hollande, aunque no lo tendrá fácil porque nadie puede saber qué pasará en la segunda ronda con el 17% de los votos que en esta primera ronda recibió Montebourg, insuficientes para disputar la segunda ronda, y tampoco sabemos si Ségolène Royal, la gran derrotada, recomendará a sus votantes decantarse en segunda vuelta por Hollande, su exmarido y padre de sus 4 hijos, o por Aubry, su rival política en el partido. Lo que sí sabemos es que el ganador será candidato a presidente de Francia y tendrá que enfrentar la crisis o la crisis lo arrastrará. El pacto Merkel-Sarkozy para la recapitalización de la banca ha sido precipitado por la caída de la entidad franco-belga Dexia, por su elevada exposición a la deuda pública de alto riesgo, como la del Estado griego. La caída de Dexia ha sido tan inesperada como que tan solo hace tres meses, la entidad había aprobado las pruebas de estrés del BCE, a las que se dio gran credibilidad. El pacto requerirá de la modificación de tratados fundamentales de la Unión Europea lo cual generará tensiones entre Paris y Berlín por el nuevo reparto de poder. Y si algo ha puesto de manifiesto la crisis es la prevalencia del eje franco-alemán en la toma de decisiones en nombre de la Unión Europea. Este eje, que ha emergido con la crisis no es probable que perdure, porque los intereses de Alemania y Francia no son complementarios, parcialmente se solapan, son competencia. Si hace apenas un año, los gobiernos y los medios de comunicación repetían que “Grecia no es el problema” y que en cualquier caso aprobaban un rescate milmillonario para asegurar la estabilidad, hoy, con Grecia en condiciones similares, Merkel la da por quebrada y anuncia que se asumirán quitas en la deuda de hasta el 50%. Lo que ha cambiado en este año no es Grecia, sino el entorno financiero europeo, la solvencia del sistema bancario, y eso es lo que van a salvar, los bancos.