Me interno en estas líneas con una intención sencilla, que no simple ni fácil, una intención de despertar al ser inteligente que todos llevamos dentro. Y como siempre hay alguno más suspicaz, debo aclarar que la pretensión es animar a aquellos que, como yo, creyeron en algún momento de su vida, que el conocimiento político estaba limitado a personas ajenas a la ciudadanía, bien por ser superiores en inteligencia, bien por ser de baja moral y peor conciencia. Por eso, dejamos que los medios de propaganda de un régimen impuesto, con sus contertulianos sabedores de todo y conocedores de nada, nos dijeran lo que debíamos pensar sobre política, y qué debíamos hacer según nuestro estatus social. Promoviendo la división y la confusión con un lenguaje impreciso y ambiguo, usando términos como democracia sabiendo que no la hay y jamás la ha habido, o cosas similares que hacen que gente inteligente en otros aspectos de su vida, se vuelvan ignorantes en aspectos políticos. Pero permitidme que os de una buena noticia, es hora de reclamar el verdadero conocimiento y su mayor dificultad reside en la voluntad y la intención, y el único requisito, saber leer y tener una capacidad mínima de comprensión. Si ya sabemos que no hay Democracia, la pregunta obvia es ¿Qué hay? ¿Cómo funciona? ¿Hay alguna alternativa? ¿Puede haber Democracia? ¿Cómo se consigue? Para resolver estas preguntas y todas las que de ellas se derivan, seguid leyendo este diario, escuchad el programa de radio Libertad Constituyente y por supuesto, os invito que leáis el fabuloso libro “Teoría Pura de la República” de Antonio García-Trevijano. Me despido con unas sencillas letras de ánimo, no dejéis que os digan cómo o qué pensar, tenemos el conocimiento a nuestro alcance, lo que debemos preguntarnos en estos momentos es ¿Queremos hacer el esfuerzo de aprender? ¿Queremos conseguir la Libertad?