Ningún padre, ninguna madre, ningún familiar, ningún amigo, ningún amante de la libertad y la verdad, permanecerían pasivos si conocieran el nefasto motivo de que la sangre joven haya sido derramada por las calles de Barcelona. Los numerosos heridos, entre ellos una niña y un provecto, no piden ni quieren la venganza de sus compañeros universitarios. Tampoco esperan que la sociedad civil, más anciana o muerta que adulta, lidere la noble causa del movimiento estudiantil, contra la privatización de la enseñanza pública superior, y su dependencia de las empresas que la financien, para dotarse de graduados tan productivos como ignorantes. Los estudiantes llegan a la Universidad para hallar maestros que les enseñen a aprender las materias científicas o las humanidades a que desean dedicar sus vidas de adulto. En su lugar, encuentran profesores-funcionarios que los habilitan para sacar títulos-certificados de colocación en la burocracia estatal de los partidos o en la tecnocracia mercantil de sus padrinos. El 93 % de los alumnos de la Universidad de Barcelona, rectorada por el Sr. Ramírez, respondieron SI a este referéndum: “¿Quieres una moratoria del proceso de Bolonia y la apertura de un debate público?” El claustro votó luego que no se aplazaría el proceso. Y el partitocrático rector pidió a la policía de escuadras el inmediato desalojo de los 53 estudiantes que, desde noviembre, pernoctaban en la universidad en protesta pacífica. Los jóvenes cumplieron la orden de la policía autonómica. Al siguiente día, miles de estudiantes se manifestaron en la plaza de San Jordi para expresar de modo pacífico su protesta contra el desalojo de la Universidad, y por supuesto sin ánimos de invadir la Generalitat armados de “senyeres”, como propala El Mundo. Ahí y así comenzó la brutal represión de los Mossos. Los medios de la partitocracia silencian la causa original de que la sangre haya sido vertida porque los estudiantes, en lugar de combatir directamente el Plan Bolonia, pidieron su moratoria y la apertura de un debate público. Esos medios atribuyen falazmente la torpeza táctica de los antisistema a los inteligentes y cautos promotores de la concentración de universitarios. Este joven Diario, portavoz de la verdad=libertad en la política, denunciará las falsedades de la prensa sobre el movimiento estudiantil. Y aleccionado por la rica experiencia del mayo francés del 68, recordará a los mayores, y hará saber a los jóvenes, que la causa de su éxito social estuvo en la unión de los universitarios con sus familias, y que su fracaso político fue debido a la ausencia en el movimiento de toda idea o teoría sobre la libertad colectiva, fundadora de la democracia en la forma de Gobierno. En consecuencia, llamamos a la inteligencia y valentía de la juventud para que se manifieste en toda España por la causa de la verdad=libertad en la enseñanza pública.