Seguramente usted no quiere que empresas como Repsol, Coca-Cola, Exxonmobil u otras ostente un suprapoder sobre nosotros y nuestras pequeñas o medianas empresas. Si no sabe por qué le digo esto, le hablaré del TTIP, un tratado de libre comercio que se está firmando en secreto entre Europa y Estados Unidos, cuyos continentes serán representados por dos abogados internacionales como representantes a su vez de los intereses corporativos de grandes empresas internacionales como las antes citadas (corporatocracia), el nombre del mecanismo legislativo arbitrario en virtud del cual pueden intervenir en la política interna de un país para cambiar ciertas alternativas, además de que alterará las regulaciones que actualmente hay sobre medio ambiente, alimentación, sanidad… se llama ISDS. Le recomiendo que entre en esta página y se informe si quiere: http://www.attac.es.
Ahora mismo, tal como yo lo veo, estamos en un momento histórico de urgencia. La crisis histórica española sigue haciendo mella en las entrañas mías y de mis paisanos. Pero es difícil asumir la responsabilidad de algo que se ignora. Se dice: vivimos tiempos, a pesar de todo, pacíficos en Europa, pero esa paz contiene una rabia sorda…(inmigración mal gestionada, desempleo, guerras civiles en países de Oriente Medio o de la vecina África, tráfico de diamantes, de cocaína, de personas, prostitución, mafias, corrupción…) que, cómo no, algún día encontrará una salida, para bien o para mal. Vivimos tiempos de necesidad reflexiva. La cosecha intelectual que fuimos albergando han quedado reducida al “todo vale” de los “ismos” y toda esa algarabía de ideas delirantes que paulatinamente centraron toda la atención en el continente. Pero, por suerte, aún hoy se encuentran algunos entendidos, como Sartre los entendía: un intelectual es pueblo y debe poner su conocimiento al servicio de sus paisanos, no del poder. Encontramos a personas como José Luis Sampedro, Antonio García-Trevijano (que es un hombre que denuncia el Estado actual y el fraude de la democracia); personas como Arcadi Oliveres o Antonio Escohotado. Por otro lado, están los miles de héroes anónimos que hacen más por su país que cualquiera que esté sentado en el trono, en el congreso o en el senado. Pero además de la economía y la sociedad actuales, me preocupa el futuro. ¿Qué será de él? Porque estamos viendo a una clase gobernante que promete cosas maravillosas, anticipándonos una “España Oficial”, como en épocas pasadas, sin importarles la “España Real”, que es a la que hay que desentrañar y mirar subversivamente para moldearla y adaptarla a los acontecimientos fácticos de lo que podríamos llamar “historia fluyente-cambiante”. Pero no se hace eso, vivimos en un “no-presente”, que sin ser pasado, sin ser futuro y sin ser presente, es una idea mesiánica y sin fundamentos, basada en especulaciones matemáticas de esos llamados tecnócratas (gestores políticos para políticos -nótese la paradoja-) de lo que se piensa que sucederá. No, eso no es así, al político se le paga para que piense, por tanto, eso no es un político, es un títere, un estandarte de la falsa estabilidad política.
Se viola la Constitución (las leyes que surgen del ejecutivo, las reformas constitucionales sin apoyo popular, los tratados secretos de libre comercio, la ilegalidad de Juan Carlos I, ya que no juró la Constitución, sino que juró lealtad a los principios del régimen franquista y traicionó a su padre; se permite que un grupo de sinvergüenzas quiera romper España) Todo eso se olvida, así como olvidamos a los que lucharon en La 9 apoyando a Francia contra los nazis y tras pelear por la libertad allí se encontraron aquí con sus peores pesadillas. Eso, al menos yo, no lo puedo olvidar. Hoy la gente parece no saber bien qué hacer ante todos estos acontecimientos. Es sencillo, no legitimes al poder votando a ladrones, traidores, ni cobardes sin experiencia ni sabiduría (niñatos progres o pseudorevolucionarios)
¡No! Absténgase, dignifíquese no participando en esta barbarie; no siga votando a ladrones ni traidores, ni tontos con labia; no quiera ser usted de los dóciles, sea de los libres, de los que reivindicamos la libertad política de usted, de su hijo, de su padre, de sus abuelos. Entre a formar parte de nuestra familia MCRC (los Abstencionarios). No sean de los que dicen: “si yo estuviera ahí, también robaría”, o aplauden las estafas cuando las ven en televisión, frivolizando el tema…. Es vergonzoso, es la resignación en su más cruda expresión. La picaresca y el pillaje forman parte de las sociedades hambrientas, inmorales y miserables, que se ven en la necesidad de pensar únicamente en cómo sobrevivir. Esto no es pillaje ni picaresca, es la conciencia política del silencio del pueblo.