Algunos piensan que la convocatoria de nuevas votaciones (yo me niego a llamarlas elecciones), es consecuencia del fracaso de la clase política española, pero más bien al contrario, yo afirmo que esto que tenemos es el fracaso de la Constitución del 78 y de la Ley Electoral que consagró: el sistema proporcional corregido por el sistema d’ Hondt, las listas de partido y la elección del Presidente del Gobierno por parte de los diputados.
Hasta ahora, el sistema se ha sostenido contando con los pactos entre el partido más votado (PP y PSOE) y los partidos independentistas, así como con la ayuda vaselina-lubricante proporcionada por la corrupción sistémica instalada en todas las instituciones del Estado.
Pero con la aparición de otras fuerzas políticas, -que se igualan en porcentaje de votos con aquellas-, y la salida a la superficie de la corrupción, cada día es más evidente que los gobernados no tenemos reglas de juego ni leyes útiles para elegir a nuestro representante en el Legislativo, ni a nuestro Presidente de Gobierno.
Ya somos muchos los que sabemos que en España no hay Democracia; precisamente porque el régimen electoral lo impide, el Movimiento Ciudadano hacia la República Constitucional lo viene diciendo desde hace 10 años que se fundara, allá por la primavera de 2006. Antonio García-Trevijano lo denunció desde que los hombres del régimen autoritario de Franco y los dirigentes de la oposición (PSOE y PCE) decidieran pasar por la ventanilla de Fraga y adoptar el camino a la Transición pactada.
Mientras tanto, todos los propagandistas de este régimen surgido de la C-78, siguen ocultando la verdad, y continúan rasgándose las vestiduras a la vez que lloran con lágrimas de cocodrilo porque sus oligarcas y sus mentores no se ponen de acuerdo.
Los redactores de la carta otorgada del 78 tuvieron miedo a la Libertad Política Colectiva, por eso mismo pertrecharon un régimen electoral amañado, pero no contaban con que pasado el tiempo surgieran otras fuerzas políticas estatales que vinieran a poner en jaque aquel régimen del “como sí”.
Si, por una lado, la aparición de C’s y Podemos va a suponer un respiro al desmantelamiento de la monarquía de partidos estatales, por otro lado pondrá al descubierto la incapacidad normativa para la Democracia. Y con la acción abstencionaria, -promocionada y difundida por el MCRC-, lograremos deslegitimar este podrido régimen de poder.