Fernández Toxo y Cándido Méndez (foto: www.ccoo.es) El Sr. Trevijano, al publicar su certero artículo “Estancada en 1975”, ha despertado en mi la necesidad de aclarar lo que rondaba por mi mente desde hace tiempo, y que trataré de sintetizar, para demostrar que estamos estancados en el año 75. Pues haciendo balance sincero en lo social, lo económico y lo político, veremos que la superchería, suplantando la realidad fáctica con una artificial ingeniería política, nos viene gobernando desde hace treinta años, con una Constitución que prohíbe la libertad política y la separación de poderes. Si iniciamos la retrovisión en el terreno laboral, comprobamos que todos los derechos adquiridos por la clase trabajadora lo fueron antes del año 75. El Estatuto de los Trabajadores ha ido perdiendo derechos consolidados año tras año. En la última década el peso de los salarios ha disminuido su porcentaje, respecto del conjunto de la renta nacional, en 3,5 puntos, y el salario medio ha menguado el 4% en términos reales. Sin embargo, los beneficios empresariales y del capital, han aumentando constantemente. Si miramos la evolución de la capacidad adquisitiva de los salarios y su papel respecto al PIB, durante los primeros años se produjo una pérdida de 21 puntos. Los trabajadores con un salario mínimo interprofesional (SMI) tenían en el año 2005 la misma capacidad adquisitiva que en el año 75, siendo los sueldos 3 puntos menos que la media europea. Si los salarios reales bajan, aumentan las subvenciones estatales a unos sindicatos (un 11% en CCOO y un 9% en la UGT) que apenas tienen afiliado un 15% del mundo laboral. Desde el año 2006 las subvenciones a los dos sindicatos estatales hegemónicos crecieron en torno a un 50% acumulado. Incluso en plena crisis subieron un 10% mientras que el aumento de los salarios no pasó de un 7%. Para Gramsci, la clase obrera es traicionada si no sube su nivel de vida a la par que el de sus dirigentes. Respecto de las pensiones, la SS toma como referencia la base de cotización entre los 50 y los 65 años, y para cobrarlas se debe haber cotizado 35 años. Los ministros, por el solo hecho de jurar el cargo, cobran el 80% de la pensión máxima y sus señorías, con tan solo 8 años de presencia, tienen derecho a la mayor pensión. Y si miramos la distribución social de la carga impositiva, las clases medias siguen siendo el filón recaudatorio como al inicio de la Transición.