¿Responsables?
Llevamos prácticamente una semana en la que los canarios nos mantenemos en vilo observando con estupor e impotencia cómo una buena parte de la Corona Forestal es engullida por las llamas, un acontecimiento para el que existen muy pocos registros similares y que suma la friolera de 10000 hectáreas calcinadas en lo que llevamos de evento, teniendo que retrotraernos hasta el año 2007, donde se llegaron hasta las 16820 hectáreas en Tenerife, según los datos del Instituto de Estadística de Canarias (ISTAC); un acontecimiento, este último, sin precedentes en los registros efectuados por esta institución para la isla de Tenerife.
Con todo esto creo que no soy el único que se pregunta, ¿qué ha pasado y quién es el responsable? En las redes sociales podemos encontrarnos multitud de testimonios, en audio o en vídeo, de personas que alegan que los medios no se han puesto a tiempo y que cuando se han puesto lo han hecho de forma ineficiente. También supuestos trabajadores de los equipos de extinción en otras zonas, personas que se encontraban en sus casas próximas al fuego, o incluso el testimonio del alcalde de alguno de estos pueblos. Podemos seguir adentrándonos si quisiéramos un poco más en las diferentes narrativas que se nos presentan en Internet, y encontrar especulaciones de todo tipo en cuanto a la supuesta intencionalidad del incendio o, incluso, señalando el supuesto uso de elementos de alta tecnología empleados desde la estratosfera para provocarlos. No voy a entrar a valorar ninguna de estas cuestiones, algunas por ser intrínsecamente inverosímiles y otras porque no tengo el conocimiento ni los datos técnicos para determinar si el operativo se ha ejecutado correctamente, pero lo que sí puedo hacer es animar a los implicados a dar la cara con nombres y apellidos en su propia plataforma o asociación, para denunciar las supuestas ineficiencias del operativo.
Por tanto, vamos a intentar ir al foco, a la chispa que originó el incendio, un incendio que ya estaba ardiendo antes de la noche del 15 de agosto, cuando se dio la alarma. Si acudimos al sabio refranero español con la famosa frase «más vale prevenir que curar», puede que a muchos les resulte baladí, pero estamos ante una máxima que forma parte de nuestros instintos más primitivos y que nos ha permitido sobrevivir como especie a lo largo de milenios; el miedo. Ojo con esto porque igual que el miedo es parte natural del comportamiento humano, debemos aprender a convivir con él para no llegar a justificar métodos de prevención demenciales, pues no se trata de acabar paranoicos, se trata de entender los riesgos y actuar proporcionalmente a la amenaza que se pretende evitar o combatir; es decir, que el miedo no se apodere de nuestras vidas. Es por ello que, atendiendo a esta máxima, me he dispuesto a investigar qué es lo que nuestros supuestos representantes políticos en Canarias han hecho para prevenir semejante golpe a nuestro entorno natural protegido. Primero debemos entender que antes de que se produzca cualquier alerta por incendio en la isla de Tenerife, hay una serie de equipos destinados a la prevención y extinción de incendios a nivel insular. Estos equipos están circunscritos al operativo BRIFOR, pertenecientes al Cabildo de Tenerife, con una estructura organizacional sobre la que encuentra el CECOPIN, como órgano coordinador del mismo, en la cúspide. Este operativo es el encargado de realizar las tareas de prevención puntuales, siguiendo el Plan de Prevención y Extinción de Incendios Forestales de Tenerife (INFOTEN), pero tengo constancia de que su papel en la prevención es inexistente; ya que de hecho el Plan Anual Para la Prevención, Vigilancia y Extinción de Incendios, les reserva un papel secundario en favor de las licitaciones públicas de trabajos para empresas externas a la administración. Esto último es muy relevante, ya que entonces, el responsable de tomar estas acciones de prevención no se encuentra dentro del CECOPIN, porque no viene reflejado en su marco de referencia, que es el INFOTEN, pues en este sólo se hace mención a unas labores de prevención muy específicas entre las que, por ejemplo, no se encuentra la limpieza de las zonas que funcionan como cortafuegos. Por tanto, ya sólo nos queda inevitablemente mirar hacia arriba, es decir, a una orden ejecutiva proveniente del Cabildo de Tenerife; encargado de aprobar las licitaciones públicas para que las empresas adjudicatarias puedan realizar estas labores de limpieza del monte.
Llegados a este punto, entendemos ya que el Cabildo de Tenerife es el encargado de promover las acciones más importantes de prevención de incendios forestales, ya no hablamos de un error técnico sino de responsabilidades políticas. Recordemos que lo que estamos analizando aquí son las causas que han podido influir en que el incendio esté consumiendo los montes con tanta voracidad, todo ello sin atender a elementos variables como la climatología u otros datos que desconocemos sobre los detalles del operativo de extinción. Pero ahora necesitamos saber si estas labores de prevención se han estado realizando, si es posible determinar que efectivamente ha habido un desinterés político. El desinterés político en las necesidades reales de los ciudadanos es un hecho incontestable, no es lógico acotar esta afirmación a una cuestión puntual y aislada como la que analizamos aquí, pues se trata de una característica indisociable de un Estado de partidos estatales; justo lo que tenemos en España, un régimen antidemocrático.
Sin embargo, no nos dispersemos, tenemos que terminar lo que hemos empezado y para ello acudiremos al Plan Anual para la Prevención que he mencionado con anterioridad. Justo aquí descubriremos también cómo desde el 2017, hay una serie de zonas prioritarias de desbrozado y eliminación de combustible que funcionan como cortafuegos, pero de todas estas zonas que se han determinado, no llegan ni a la mitad aquellas en las que se han ejecutado las labores de limpieza correspondientes; estamos hablando de siete años en los que nadie se ha preocupado de prevenir lo que estamos sufriendo aún a día de hoy. Por último y para rematar la faena, resulta que ya en el 2022, el Cabildo de Tenerife y su promotora, Isabel Díaz, habían destinado unos 62 millones de euros para reforzar tanto la preservación como la seguridad de los entornos naturales, lo que implicaba (según afirmaba) un aumento de hasta 200 efectivos para el operativo BRIFOR entre el 2022 y 2025. ¿Qué hay de eso un año después? Pues bastante poco, de hecho, BRIFOR sigue rondando los 350 efectivos desde 1998, eso sí, resulta que Isabel Díaz antes de abandonar la política tras el pasado 28M y con una trayectoria de 30 años, se quejaba de la falta de efectivos en equipos de vigilancia forestal. Muy bien, sabemos que esta señora perteneciente al PSOE ya no está y que ha cambiado el partido que preside el Cabildo de Tenerife, pero ¿dónde estaba la supuesta oposición entonces? Pues calladitos, sabiendo que es mejor no remover la basura, no vaya a ser que les pongan palos en las ruedas cuando a ellos les toque disfrutar del poder. Este es sólo el resultado, casi anecdótico, de las implicaciones tan nefastas que tiene un régimen de poder antidemocrático como el español. Priman los intereses de los partidos por encima de los intereses de los ciudadanos, ya ni siquiera porque no sean capaces de conectar con los segundos sino porque la naturaleza de un Estado de partidos estatales implica la corrupción sistémica, pues no hay mecanismos de control independientes que regulen y moderen la acción política; menos aun cuando ni existe separación de poderes. Un Parlamento integrado por militantes de partidos estatales, que además dependen del partido para estar en su lista, antes siquiera de que los ciudadanos puedan votarles (que tampoco les votan a ellos individualmente, votan por la lista), no es más que un carnaval de facciones estatales al servicio del jefe de su propia facción y al de sus intereses dentro del Estado; ya sea en su ramificación autonómica como nacional. Sólo tenemos que observar cómo se eligen a los presidentes, por medio de pactos entre los jefes de los partidos.
A día 20 de agosto, que es cuando me encuentro redactando estas líneas, el incendio sigue sin control, pero es sólo una cuestión de tiempo y perseverancia el que se acabe controlando. De igual forma pasará con el leviatán estatal, es cuestión de tiempo que los españoles comprendan la necesidad de poner control a la voracidad del Estado y que se movilicen activamente para instituir las reglas de juego que pongan coto a su glotonería incontrolada.
No veremos a los diputados de la provincia de Santa Cruz de Tenerife acudir en bloque al Parlamento a defender los intereses de los tinerfeños. No, veremos como éstos seguirán obedeciendo las directrices de la cúpula de su partido, votando lo que el jefe de filas les indique con su dedo, a pesar de que el resultado de esa votación quizá perjudique a los canarios y beneficie, por ejemplo, a vascos o catalanes, si no, que se lo digan a los de Lorca o La Palma, que todavía siguen esperando sus ayudas. Es lo que tiene cuando los partidos secuestran el mandato imperativo del elector sobre el elegido y la mal llamada soberanía popular.
El tiempo, y los casos, reafirman de modo contumaz la evidencia de que estamos en un régimen partidocrático . Con independencia, además, del desinterés institucional por las labores de prevención. Hasta hoy en todos los casos de desastres naturales las voces que reclaman ayuda son, únicamente, las de los afectados. Estos no tienen ni un sólo diputado que haya defendido con razón y pasión sus intereses frente al Estado, ni reclamado con legítima insistencia las ayudas prometidas. La razón es que, los diputados y los senadores, son subsidiarios de sus partidos políticos, integrados en el aparato administrativo del estado y pagados por él, que es a quien sirven. La evidencia de que, ni los diputados ni los senadores, representan al pueblo es abrumadora. ¿Cuántos más desastres serán necesarios para que la ciudadanía despierte?
Me temo, que si se repasan los votos de Murcia y La Palma aparecen votos de sumisión al falso presidente que todo lo promete
Lamentablemente todos siguen cabizbajos y obedientes a la agenda 2030 o vayan vds. a saber que oscuros intereses hay detrás, porque yo no me creo que no hayan podido atajar el incendio y da la sensación de que tampoco hay interés de que se haga, léase las declaraciones del jefe del servicio forestal del cabildo de Tenerife, Pedro Martínez, en la que ha dejado claro que la prioridad es concentrar los medios en las zonas habitadas y que no es posible derivar recursos para evitar daños ecológicos. Este tipo es estúpido. Buen artículo.
Magnífico artículo que deja muy claro lo que ha sucedido. Gracias!! Algún día nos desharemos de este abominable régimen de partidos.
¡Felicidades Ale por este artículo a la altura de un repúblico comprometido con el ideario del MCRC! Muy bien explicado y conciso. ¡Me siento muy orgulloso! UN fuerte abrazo.
Hoy la noticia, en Tenerife, es que un paisano de 80 años ha obligado, en Güímar y ¡¡de una pedrada!! al aterrizaje forzoso de uno de los helicópteros encargados de la extinción de los incendios.
Este paisano se mosqueó porque el helicóptero estaba tomando el agua del depósito que él tiene para regar sus cultivos. La presidente del Cabildo, Rosa Dávila, ha comunicado que toda el agua que se utilice será debidamente devuelta a sus propietarios. Este hombre, o no debía de conocer ese extremo o no se fiaba por otras promesas incumplidas. Ya está detenido, lo cual me parece un error, pues dado su potencial y puntería, ofreciéndolo a Ucrania contribuiría, con muy bajo coste, a finalizar la guerra. Una muestra más de que los españoles no sabemos aprovechar los recursos patrios.
Pues nada nuevo en el régimen del 78, pero bueno, es claro que ningún régimen ha sido eterno, así que este también caerá. Estaría muy bien estar preparado para que cuando llegue el momento, el pensamiento de Trevijano se convierta en un hecho real para España. DIOS les bendiga.