No pretende presentar este artículo una posición definitiva acerca de una medida material de la política, sino que sea un llamado a la reflexión acerca de las causas profundas que rigen lo político en España, a todas luces carente de libertad política.
El que les escribe, siendo un profano en la materia, puede observar los fenómenos migratorios, siendo éstos de diversa índole. En primer lugar, hay movimiento migratorio propio de la proximidad geográfica entre países. O sea, es completamente natural el intercambio fronterizo de nacionales, a no ser en tiempo de guerra.
Por otro lado, el nexo histórico que produjeron imperios o países coloniales provoca flujos migratorios, a pesar de la distancia. Sea éste el caso de España e Hispanoamérica, o el de Francia y Reino Unido con sus países colonizados.
No se puede descartar tampoco la causa económica de los flujos migratorios, teniendo en España el caso relativamente reciente de las migraciones masivas hacia Europa e Hispanoamérica en el contexto de la Posguerra, a partir de 1939.
Pero el objeto de análisis de este artículo debe ser la migración por causa política: aquel movimiento migratorio producido por medidas políticas, ya sea una guerra; ya sea como medida de presión de un país a otro; o a causa de una medida de expansión demográfica.
¿Cuál es la causa de que Sánchez viaje a países colonizados por Francia a ofrecer 250000 puestos de trabajo y «formación en origen»?
El contexto de la política interna española arroja unos datos nefastos, la mayoría de ellos son resultado de la política implementada por el régimen de 1978, pero que han llegado a su culmen con el destrozo social acometido bajo el pretexto de la alerta sanitaria provocada por la COVID-19.
Los datos de oficiales de inflación son del 20,4% desde enero de 2019. España tiene la tasa más alta de desempleo juvenil de la UE; la tasa oficial de paro es del 11,8% (sin tener en cuenta los «maquillajes estadísticos», al omitir diferentes figuras de contratación). La tasa de fertilidad es la segunda más baja de Europa. Aumenta constantemente el número de expatriados, debido al pésimo estado del mercado laboral. Y podríamos seguir ahondando en diferentes fenómenos, que no son más que la constatación de la destrucción de la clase media y el empobrecimiento generalizado de los españoles.
Los datos actuales reflejan una tendencia que se produce desde el establecimiento de la partidocracia. En su subordinación a los intereses de la Unión Europea la oligarquía ha tercializado económicamente al país, amén de la subsistencia a través de la emisión de deuda comprada.
Ahora bien, en un sentido de política interna, Sánchez se ha paseado por África para ofrecer trabajo y formación a ciudadanos extranjeros (cuando no puede garantizar nada de eso a sus paisanos), como modo de sostenimiento del statu quo, político y económico de España.
En efecto, la crisis pandémica ha sido el catalizador del límite que están dispuestos a aceptar los españoles en condiciones laborales en determinados sectores. Así vemos que «la mano invisible» del mercado no ha sabido responder a la excesiva demanda de trabajadores ofreciendo unas condiciones aceptables para el nivel de vida. Vimos durante los encierros, que muchos trabajadores percibían cotizaciones inferiores a las trabajadas, lo que provocó compensaciones ridículas con los ERTEs.
No se trata de exonerar a los trabajadores en su responsabilidad, ni a los empresarios, y mucho menos al gobierno por los excesivos costes laborales que hacen del mercado laboral español uno de los peores de nuestro entorno; sino de arrojar luz acerca de las acciones de Sánchez.
Precisamente en sentido interno, la llamada a la migración puede estabilizar las condiciones favorables a la oligarquía y las diferentes elites en mantener el modelo actual.
Por otro lado está la cuestión externa, que a mi entender es básicamente una jugada de Sánchez para contentar a sus amos políticos europeos.
Como he citado al principio del artículo, la metrópolis recibe presión migratoria de sus colonias, siendo ésta a su vez positiva en el sentido del mantenimiento de la hegemonía sobre la colonia.
Sánchez se está paseando por antiguas colonias francesas, va a arreglar un problema colonial extranjero en lugar de visitar a los países de migración natural a España, por vinculación histórica, cultural, lingüística… Este movimiento sólo puedo interpretarlo como un vasallaje a Francia para aliviar sus problemas migratorios, causados por la vigencia de las medidas coloniales que aún mantiene.
En efecto, esta maniobra de Sánchez trata de suplir dos cuestiones de un plumazo: el mantenimiento de las pésimas condiciones laborales en España y el alivio de la presión migratoria sobre Francia, propiciando de paso que esta última continúe con su colonialismo.
Me ha gustado mucho el artículo. El tono es claro y contundente. Me han dado ganas de profundizar más en el tema, que desde luego es complejo y requiere ir con cuidado. Espero el siguiente con ilusión.