Baltasar Garzón se sentó ayer en el banquillo de los acusados por haber ordenado grabar las conversaciones de los cabecillas de la trama Gürtel con sus abogados, pese a todos sus intentos por aplazar el juicio. El juez de la Audiencia Nacional se enfrenta a una pena de 17 años de inhabilitación que, debido a su edad, le apartaría de por vida de la carrera judicial.
La vista se inició a las 10:30 de la mañana pero Garzón no declaró hasta la tarde, momento en el que el presidente del Tribunal Supremo, Joaquín Giménez, le ordenó abandonar el asiento de los letrados en el que había permanecido con su abogado, Francisco Baena Bocanegra, despojarse de su toga y sentarse en el banco destinado a los procesados.
Garzón ha comenzado declarando que su intención al realizar las grabaciones no era conocer la estrategia de defensa de los imputados por el caso Gürtel que, ha dicho, le importaban “bien poco” sino “evitar la continuación de la acción delictiva” relacionada con el blanqueo de capitales y la evasión del dinero fuera de España, de cuya comisión existían “importantes indicios”. Además ha añadido que la actividad delictiva de la trama continuaba en prisión y que era “la única posiblidad que tenía” como juez para perseguir a los imputados.
El segundo argumento que ha presentado Garzón es que los abogados objeto de grabación eran “parte nuclear” de la trama de corrupción e insistió en varias ocasiones durante las dos horas que duró su intervención en que nunca hubo relación entre lo conocido por las escuchas y las diligencias que posteriormente se acordaron: “Traigame aquí alguna diligencia que fuera consecuencia de las escuchas”, ha señalado el juez procesado, para insistir que se intervino a los imputados, no a sus abogados.
También declaró Garzón que la iniciativa para intervenir los encuentros entre imputados de Gürte” y abogados fue planteada por la Policía que investigaba la trama, que temía que el dinero fuera evadido fuera del país: “Ante ello, yo tomé la decisión”, ha afirmado, al tiempo que añadía que la Fiscalía estuvo de acuerdo.
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