Logo No Les Votes (Fuente: wiki.nolesvotes.org) Carta abierta a No les votes Estimados compañeros de No Les Votes: Como ciudadano e internauta, hace bastante tiempo que mi intuición me dice que la revolución necesaria para que las cosas cambien en este país vendrá de la mano de Internet. Ya hemos visto lo que ha ocurrido en Egipto, y lo que está sucediendo en otros países del mundo árabe. Cuando las situaciones comienzan a hacerse insostenibles para los ciudadanos, basta una pequeña chispa para que todo el descontento se inflame y arda en las mentes y corazones de la sociedad civil pidiendo un cambio. Y la red es la mejor herramienta de la que disponemos para coordinar y organizar los movimientos de ciudadanos que propicien tal cambio. El detonante, en este caso, puede ser el descontento ante la Ley Sinde, que ha movilizado a la comunidad de ciudadanos presentes en Internet en un frente común al sentirse estafados, ignorados y engañados por aquellos que dicen ser “sus representantes”. El fin que se persigue es muy loable: demostrar a los políticos apoltronados en su sillón que los que realmente mandan son los ciudadanos, y que ellos están al servicio de la sociedad civil, no al revés. Y que despreciar la opinión de esos ciudadanos les puede costar caro. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que se están comenzando a dedicar a la movilización de la sociedad civil para tal fin, el resultado devendrá estéril, fundamentalmente por dos razones: 1. No se está atacando la raíz del problema. 2. La acción conjunta de los ciudadanos se está diluyendo en múltiples opciones finales, sin focalizarlas en una meta común. La raíz del problema, en este caso el desprecio de los partidos políticos hacia los ciudadanos, no es otra cosa que la consecuencia del sistema político actual: SINDE-mocracia. Algunos hace tiempo que lo venís intuyendo, otros empiezan a darse cuenta ahora, y muy pocos lo denunciaron en su momento hace más de treinta años, al comienzo de la Transición/Transacción. Lo que ha puesto de manifiesto la actuación de los partidos políticos mayoritarios con respecto a la Ley Sinde, frente a la comunidad de Internet, es la absoluta falta de representación de los ciudadanos en las instituciones políticas, y la ausencia de una separación real de poderes que permita a la justicia poner coto a tales desmanes.Dos condiciones necesarias para que exista democracia formal: representatividad y separación de poderes. A esto hay que añadir la incapacidad de los electores de pedir cuentas a “sus representantes”: es imposible deponerlos. Una vez elegidos, se mantienen en su sillón lo que dure el mandato, cumplan o no las promesas electorales, ya que sólo deben obediencia a la cúpula del partido. El meollo de la cuestión, por tanto, no es que los partidos mayoritarios hayan “consensuado” un acuerdo de espaldas a los ciudadanos para aprobar la Ley Sinde. El problema es que ése es el sistema de funcionamiento general en el Estado de partidos actual, para cualquier ley. Las instituciones no son democráticas, y los partidos actúan de acuerdo a sus propios intereses particulares, no en respuesta a las necesidades de los ciudadanos. Da igual que sean partidos mayoritarios o minoritarios. En cuanto a las acciones a llevar a cabo para enmendar la situación, basta hacer referencia a la famosa cita de Julio César: Divide et vinces. En el momento que escribo estas líneas, la cantidad de adhesiones en la página web de NoLesVotes.com se aproxima a 300.000. Voy a poner un ejemplo que espero sea ilustrativo: si absolutamente todos ellos siguieran una misma recomendación, por ejemplo, votar a un determinado partido minoritario, dependiendo de dónde lo hicieran (en España no es cierto eso de “una persona, un voto”*) dicho partido podría conseguir entre 1 y 6 escaños (ni siquiera se les llama “representantes”) según los resultados de las elecciones generales de 2008*. Sí, habéis leído bien, hasta seis veces más dependiendo de dónde se reciban los votos. Supongamos que esas 300.000 personas pueden convencer a un millón en total para que voten a un mismo partido: según los resultados de 2008, podrían conseguir 2 escaños, como le ocurrió a IU. Creo que con esto hay suficientes datos para saber qué va a pasar cuando esa acción se atomice en distintas estrategias (distintos partidos, votos en blanco, votos nulos, abstenciones). En definitiva, mi consejo es que hay que rediseñar la estrategia de No Les Votes. En primer lugar, siguiéndola al pie de la letra: No Les Votes, a ninguno. En un sistema proporcional y con semejante trampa, cualquier voto que entra en las urnas sólo beneficia a los partidos mayoritarios (no voy a entrar ahora a describir cómo funciona la ley d’Hont ni por qué los votos en blanco favorecen a los partidos mayoritarios en el reparto proporcional). Si se acepta jugar con dados cargados, las consecuencias son obvias: gana la banca. Pero si la gente deja de acudir a las mesas de juego, eso se nota enseguida. En el caso anterior, si se reuniera a un millón de personas para un mismo fin, pero en vez de votar se realizara una abstención activa, se podría subir el porcentaje de abstención enormemente, desde el 26% de 2008 hasta casi un 29%. Con sólo 1 millón más de abstenciones. Y superaría el 31% con 2 millones. Con esa cantidad de votos, con suerte se podrían conseguir 4 escaños en un partido nacional. En segundo lugar, si 300.000 personas se reúnen en un mismo lugar para pedir la apertura de un proceso constituyente y cambiar las reglas de juego actuales por las de una democracia formal, sin llamar a siglas de ningún partido, sin representación de ideologías políticas, no sería necesario acudir a las urnas ni recurrir a la abstención: el sistema se derrumbaría por sí solo como un castillo de naipes, como ya hemos visto en Egipto, Túnez, y los países árabes que quedan por venir. Y podríamos elegir un sistema dónde los políticos estén realmente al servicio de los ciudadanos, con posibilidad de revocarles su mandato si no cumplen con su programa electoral o traicionan a sus votantes. Sé que detrás de No Les Votes hay gente con bastante peso en la red y con conocimientos de Derecho y Política, como Enrique Dans y David Bravo, entre otros. Confío en que podáis recapacitar sobre lo que he comentado en estas líneas, y que al igual que Wael Ghonim inició la lucha por la libertad política en su país sin saber la gran repercusión que tendrían sus acciones, no tengáis miedo de embarcaros en algo que es más grande que la lucha contra una ley injusta, apenas una gota en el proceloso pantano legislativo e institucional que nos rodea.