D´un 14 dabril, d´una gent, d´uns colors, d´un pais, d´un temps i una republica (foto: Jordi@photos) 15 de abril El experimento de la Transición recuerda al régimen canovista por lo de la restauración monárquica; duró casi cincuenta años y se saldó con la caída de la monarquía de Alfonso XIII tras unas elecciones municipales. Hoy, a la vista está, la restauración franquista de la monarquía, y el afán de ésta por recibir homologaciones y parabienes de las potencias amigas y aliadas, ha dado ya todos sus frutos: “cuatro pa cinco”, que dicen en mi pueblo, millones de parados, las cajas de ahorro en la Unidad de Cuidados Intensivos, los partidos apestados de corrupción, cierres de empresas, comercios, recortes presupuestarios y el largo repertorio habitual de desgracias macro y microeconómicas. Es decir, ya nadie tiene un duro. Esto está visto y terminado. La Constitución del 78 ya no da más de sí, se la han comido quienes gracias a ella son alguien en este mundo partidocrático de imposturas sin límites. La han devorado a “esgarrapellejo” quienes se han instalado en ella, y la factura nos la pasan a la clase de tropa, como si no pasara nada. El 14 de abril se conmemora la proclamación de la II República Española, un mito para la izquierda que terminó con una desgracia para todos los españoles; desgracia que se prolongó durante 40 años, que algunos se empeñan en estirar desde el 78 para acá, cambiando lo del partido único y el sindicato vertical por mas de un partido único y varios sindicatos verticales, todos ellos a la mamandurria presupuestaria. La II República fue parlamentaria, como parlamentaria había sido la monarquía precedente y como lo es la actual. Quiso ser liberal, y ni derecha ni izquierda se lo permitieron; pero nunca fue una república democrática, por mucho que se empeñen en ello los mitómanos de la izquierda política, que nunca han sido demócratas, como no es democrática la actual monarquía parlamentaria por mucho que lo reitere la clase política en su totalidad, sus voceros y mariachis, que saben lo que es la democracia pero nos dan sucedáneo partidocrático, como engañabobos. ¿Y ahora qué? Es la pregunta que muchos nos hacemos. ¿Otra república? Los más prudentes y cautos, visto el antecedente de la segunda y sus consecuencias, tiemblan al pensar en otra república como aquella, y no les faltan motivos, pero no tienen razones. Otros, aquellos que no acabaron de entender que la II República ya pasó, y con ella también se fue su oportunidad de su revolución social, -hoy objeto de museo y mercadillo e inspiración de rudos bolivarienses- nos dejó en la historia un mar de sangre, 40 años de dictadura y al menos 30 de partidocracia revenida y putrefacta. Son los que se relamen todas las mañanas pensando en que repetir república es posible y entornan sus ojos hacia la del 31 como si de un paraíso perdido se hubiera tratado. Ni mitos, ni añoranzas, ni miedos, ni dudas. Si, ahora si, la República Constitucional, la de elecciones mayoritarias y directas, la de separación de poderes desde el origen del poder, la de la representación que impida el fraude de la representatividad, la democracia al fin como forma de gobierno. Por vez primera en España la libertad política. A la tercera, dicen, va la vencida. Los españoles no nos merecemos menos, ni deseamos otra cosa. Pues lo que importa no es el 14, sino el 15 de abril.