La tesis colaboracionista de sacar a la tiranía chavista con votos, a veces toma formas insospechadas y aparentemente inocuas. Una de ellas es la manida frase que comienza diciendo: “El dilema no es votar o no votar”, para luego dejar escurrir entre las grietas de la falacia las supuestas razones no solo para votar, sino además hacerlo por el candidato oficialista Henri Falcón.
El objetivo real de estas falacias es sembrar con sinuosidad la duda en los venezolanos. Grupos que propagan esta campaña dicen sin rubor: “Es que si todos votamos, ganamos”. No dicen que tenemos diecinueve años votando. No hablan del fraude político y electoral continuado desde 1999. Nada dicen del control que tiene el régimen sobre el proceso electoral y sus inauditables resultados.
Cuando la realidad incontrastable les muestra los huecos de su narrativa, prefieren renegar de la evidencia e insistir, con puro voluntarismo e inspiración metafísica: “Es que si todos votamos, ganamos”. Por supuesto, ganan ellos, cuya apuesta es convertirse en la oposición oficialista, la única tolerada por la tiranía. Incluso, gana el régimen, que necesita mostrar colas de electores en los centros de votación para hacer potable la estafa electoral.
Millones de venezolanos que padecen el infierno chavista ni siquiera se plantean esta lucha como un dilema. Es que para ellos no hay dilema. Solo hay una opción y es luchar, sostenida y progresivamente, antes, durante y después del 20 de mayo, hasta derrocar a la tiranía.