VICENTE DESSY.
Dentro de las cuatro formas prototípicas de corrupción, el triste honor de compendiar y perfeccionar las tres anteriores, lo tiene adjudicado el PRI mejicano. El partido que vuelve al poder en Méjico. Aunque hablar de poder legítimo y monopólico del Estado en Méjico no llegue a tautología. Es una repetición necesaria porque nadie la cree. Loewenstein definió muy bien, en su conocida tipología de constituciones, la que tiene Méjico. Semántica la denominamos. Y semántico es el adjetivo totalizante que mejor describe la realidad de este país. Nada es lo que parece, perfecta definición de mentira sutil.
Entre lo que las cosas debieran ser y lo que realmente son, fluye sin control el abismo de la desviación de poder. Norma que se respeta escrupulosamente y que está interiorizada por cada conciencia en suelo azteca. Forma de corrupción moral, espejo de la corrupción política. Forma de deslegitimar la norma por su desuso social. La norma existe y trata de abarcar farragosamente todas las realidades que pretende regular. De manera semántica únicamente. Pero la realidad “real”, fluye al margen. Una norma que no es respetada por su destinatario y regula una realidad irreal, muere antes de nacer. Sociedad anómica. Sociedad que tiende a la autotutela, forma primitiva de autoorganización. El Estado, ausente de lo real, presente en lo irreal. Mantenido artificialmente con el oxígeno de la publicidad institucional presente cada segundo en los medios de masas. Pero la realidad va por otro lado.
Hace tiempo que la resignación acampó en estas tierras y no parece que se vaya a mudar más al sur. Aquí crece sin trabas. Frente a un Estado inane, encerrado en sí mismo, se yergue el ateísmo político y la resignación del ciudadano. Resultado: mil hipotecas intermedias sustituyen la acción del poder. Nunca en ningún lugar fue más real la idea de Popper de la tiranía del más fuerte y el desvalimiento del débil que justifique la restricción y cesión de algo de libertad personal incontrolada a favor de un Estado que garantice el resto de libertad no cedida. La seguridad de todos y del más débil requiere una cierta restricción de libertad irresponsable, del salvaje oeste, para preservar la libertad de todos. La excesiva libertad sin límite del más fuerte, atenaza y sofoca la libertad del débil. Falta Estado legítimamente constituído que garantice esa libertad y esa seguridad. La Creación política se quedó detenida aquí en el segundo día. La vuelta del viejo partido al poder hará el milagro de volver en el tiempo al primer día.